Valeria caminaba de la mano de Alice mientras recorrían su nueva escuela. La habían llamado de repente porque su solicitud había sido aprobada, así que se había tomado el día para llevar a la niña, a ver si le gustaba la escuela. Pero mientras venían las instalaciones y Alice conocía a otros niños,
—Este vestidor es privado —replicó él. —Aun así, alguien puede entrar… —protestó ella y Nick se separó con un gesto de frustración. Valeria fue a probarse otro vestido mientras Nick luchaba contra aquel deseo que lo estaba torturando desde hacía semanas. Besar a Valeria ya no era suficiente, neces
—¡Nos vamos, a la fiesta, ahora! —le dijo Valeria tratando de aguantar la risa después de que Nick cambió tres veces de dirección para no ir a la gala. —¡Tú lo que quieres es que yo me muera de un infarto! —rezongó Nick. —Puede ser, pero primero vamos a la fiesta —Valeria se inclinó en el asiento
Andrew se metió una mano en el traje y sacó un sobre pequeño que le entregó a Valeria. La muchacha lo abrió con curiosidad y se llevó las manos a la boca para no gritar. Adentro había una foto de un grupo de amigos, cinco en total, y en medio de todos estaba su madre cuando era joven. Tenía una mir
—Pues si él es un caballero, tú puedes ser una damisela en apuros. ¿No es cierto? —apuntó Anna—. ¿Estás sola en la ciudad? —Sí, mis padres no quisieron venir —suspiró Miranda. —Entonces digamos que si te caes frente a él y te tuerces un tobillo… es probable que el señor Bennet te lleve a Urgencias
En cualquier otro momento Nick hubiera salido corriendo con Valeria hacia un hospital, pero en cuanto habían salido del salón de eventos, el rostro de la muchacha se había relajado completamente, y no volvió a hacer ningún otro gesto de dolor mientras lo veía conducir. Así que Nick no lo pensó dos v
—¿Te gusta eso, revoltosa? —preguntó pegándose a su espalda y hablándole al oído mientras le daba otra nalgada y volvía a penetrarla con los dedos. Los movió en círculos, buscando abrirla o de lo contrario la lastimaría—. Respóndeme… ¿te gusta? —Sí… —apenas pudo articular ella. —¿Quieres más, revo
Nick sonrió cuando la vio ponerse su camisa. Le llegaba casi a las rodillas y parecía una muñequita hermosa con ella puesta. Había pasado toda la noche abrazado a su cuerpo y le preocupaba el hecho de que era la mejor sensación que había tenido en mucho tiempo. Tenía sentimientos muy fuertes por Val