—¿De qué hablas…? —Puedes preguntárselo tú misma, pero a ella no le gusta la forma en la que él la mira —le explicó Nick—. Parece que Alan la trata con lástima y ella se da cuenta. No supo si lo hacía porque Valeria tenía derecho a saber cómo se sentía Alice, o porque quería abrir aquella pequeña
Que Nick fuera un hombre posesivo no le sorprendía, después de todo estaba acostumbrada a verlo llevar las cosas a los extremos, pero que a ella le excitara la forma en que era posesivo con ella, eso sí no se lo había esperado. —Yo creo… que es mejor que me vaya… —murmuró apenas. —¿Te quieres ir,
Nick estaba parado en la puerta, con el ceño arrugado y una expresión como si estuviera listo para derribar aquel lugar a golpes. —Se-señor… ¡¿qué hace aquí?! —tartamudeó Anna—. ¡Esta es una junta de la línea de diseño nada más! —¡Esta es mi maldita empresa y yo estoy donde me dé la gana! —rugió N
Valeria lo miró como si se hubiera vuelto loco. No sabía si asustarse o tomarlo en serio. —Espera, Nick… ¿es de verdad? —Claro que es de verdad —aseguró Nick acariciando su rostro—. ¿No quieres ser mi novia, revoltosa? Valeria se mordió los labios y asintió. —Emmm… sí, supongo… que sí… —¿¡Supon
—¿No es muy pronto? —lo increpó Nick. —Para nada, en un mes a partir de ahora estaremos lanzando esta colección, Así que, Valeria, voy a necesitar mucha, mucha ayuda de tu parte. —Claro que sí, con mucho gusto —respondió Valeria y Nick sintió probablemente más ganas de las que había tenido Anna de
Valeria caminaba de la mano de Alice mientras recorrían su nueva escuela. La habían llamado de repente porque su solicitud había sido aprobada, así que se había tomado el día para llevar a la niña, a ver si le gustaba la escuela. Pero mientras venían las instalaciones y Alice conocía a otros niños,
—Este vestidor es privado —replicó él. —Aun así, alguien puede entrar… —protestó ella y Nick se separó con un gesto de frustración. Valeria fue a probarse otro vestido mientras Nick luchaba contra aquel deseo que lo estaba torturando desde hacía semanas. Besar a Valeria ya no era suficiente, neces
—¡Nos vamos, a la fiesta, ahora! —le dijo Valeria tratando de aguantar la risa después de que Nick cambió tres veces de dirección para no ir a la gala. —¡Tú lo que quieres es que yo me muera de un infarto! —rezongó Nick. —Puede ser, pero primero vamos a la fiesta —Valeria se inclinó en el asiento