5 AÑOS DESPUÉSENRIQUE MILLERHabían pasado 5 grandes años desde todo lo ocurrido y sinceramente Isabella y yo nos habíamos propuesto retomar una vida sin problemas y lo principal: lejos de todas aquellas personas conocidas. Queríamos un nuevo comienzo y olvidar por lo que pudimos pasar en aquellos momentos duros.Por mi parte era lo mejor. Yo quería alejarme de todo que tuviera que ver con las empresas y Viñedos del Bosque. Tampoco quería tener contacto con mi madre. Era como un nuevo inicio en nuestras vidas. Me demostraría a mi mismo que podía mantener una familia sin necesidad de las riquezas de las empresas.Isabella y yo nos habíamos mudado a Paris. Lo hicimos porque creíamos en la ciudad del amor y creo que acá las cosas podrían estar mejor.—¿Estas listo?— preguntó Isabella desde el otro lado del cuarto. Actualmente estábamos alquilando una casa bastante cómoda. Quizás no era la gran cosa como solía ser nuestras propiedades, pero acá éramos felices.—Ya casi, cariño,— le digo
ENRIQUEEn cuanto estos dos sujetos habían entrado en el restaurante por supuesto que mi sistema de alarma se había encendido, conozco bien ese tipo de personas y sé que sólo cosas malas se pueden esperar, se supone que había elegido este lugar por la seguridad entre otras cosas y al final me sentía bastante incómodo, pero Isabella no se da cuenta de nada de lo que estaba pasando a nuestro alrededor y a pesar de que estos sujetos hecho nada por el momento, no me podía confiar y menos sabiendo que los tenemos bastante cerca. Ella era muy inocente en ese tipo de cosas, aunque hayamos pasado por algo bastante duro y que era muy difícil olvidar, no estaba acostumbrada a eso y mucho menos a poder manejar situaciones como estas, mientras tanto tenía que aparentar que todo estaba muy bien y que no teníamos que preocuparnos de nada.—De verdad, ¿Pasa algo— me preguntó, por supuesto que no le iba a decir nada en ese momento, no le quería preocupar y mucho menos darle dolores de cabeza, ya hab
ENRIQUE MILLERTodo había estaba exquisito, a pesar de que estuvimos esperando por durante mucho tiempo creo que al final de todo valió la pena porque debo de aceptar que todo estaba muy bien, jamás me había puesto a comer una pasta este calibre, porque la verdad ni siquiera a mí me quedan de esta forma, en realidad nunca hecho una como esta, y por lo que podía notar a Isabella le había gustado, por esa parte me sentía muy bien pues lo que no quería quedarle mal con la comida, eres lo más importante de la cena. Esta noche era muy importante para nosotros porque no solamente estábamos marcando un nuevo comienzo, sino también una nueva etapa de nuestra relación, nos habíamos propuesto mejorar en muchos campos de la vida.Se especialmente que no ha sido el mejor esposo que digamos, he tenido algunos altibajos como cualquier otra persona, pero en el fondo siempre amado como nunca Isabella, desde la primera vez que nos vimos, sabía que ella estaba destinada para mí, más bien estuve luch
ISABELLAMe gustaba el nuevo cambio que habíamos hecho en nuestras vidas, todo con el propósito de dejar todo a un lado, y por todas las cosas que tuvimos que pasar, más que todo yo fui la más perjudicada y podía soñar cada noche con ciertas escenas que jamás quería recordar, a pesar de que me hacían falta muchas cosas sabía que no podíamos regresar esa vida, Enrique se estaba esforzando mucho a tal punto que había decidido renunciar a todo lo que tenía que ver con la fortuna y la empresa, quería un nuevo comienzo y yo lo entendía muy bien, ante todas las cosas yo siempre lo estaba apoyando y siempre nos entendíamos muy bien, le ha costado mucho, pero es bien recompensado y yo sé que en el momento de la vida vamos a tener la vida que siempre hemos querido tener, con la enorme familia que siempre hemos soñado.Yo sé que para él es muy difícil, ya que estaba muy acostumbrado a tener una vida de lujos entre otras cosas, pero con eso me estaba demostrando el verdadero amor que me tiene, l
ENRIQUE MILLERLa desventaja de tener a una mujer tan terca como Isabella es que no dejaría que nada la venza y si se trata de orgullo es peor.—De verdad, quiero que salgamos lo antes posible del país. No quiero retomar esa vida llena de peligros a la que no sometimos.— en el fondo quería que aceptara. Acá no la podía proteger a cómo en nuestra ciudad. Ni siquiera tenía tantas amistades y desconocía hasta donde pueden llegar esas personas.—Por supuesto que no nos vamos a ir— me espeto viéndome a los ojos— sabes que no les tengo miedo y no me pidas que desista de la idea porque ahora más que nunca les voy a demostrar que miedo no tengo.Sentía unas ganas tremenda de gritar, pero me contuve. Esta mujer me terminaría de matar con sus cosas.—Escucha— le digo mientras la sostengo de sus hombros— se que eres una mujer fuerte y de eso no tengo la menor duda, cariño, me lo has demostrado y no hace falta más argumentos para querer enseñarme que lo eres, pero esto se trata de tu vida y la mí
—Isabella, ¿en donde estas? —Enrique sonó del otro lado del celular. Rodé los ojos porque no me gustaba que me estuviera controlando todo el tiempo.—Necesitaba un respiro —respondí, entrando a la empresa donde se necesitaba una secretaria para presidencia. Era la única oportunidad para poder encontrar un trabajo digno.—Vuelve a casa pronto por favor, no me gusta que andes por ahí sola. —casi lo oía exasperado.—Relájate, Enrique, relájate. —corté la llamada y guardé el celular dentro de mi bolso. Estando arriba esperé junto a otro montón de mujeres que venían por el puesto, estaban muy bien arregladas, eran hermosas, casi pasaban por ser modelos o algo así. Me miré de reojo mi vestimenta, algo casual y decente. Decidí ignorar mis pensamientos intrusivos y concentrarme en conseguir el trabajo, no creo que sea algo del otro mundo tener una entrevista con el dueño.—Marisela Collen —se escuchó por allí. Una de las que estaba conmigo pasó a la oficina. Tengo mucha ansiedad justo ahora y
El lugar era lujoso, si, pero tenía a mucha gente extraña. Gente que jamás pensé que vería así de cerca. Y vaya que sé reconocer a una gente mafiosa cuando la veo. Me preguntaba que demonios estaba haciendo aquí, si Enrique se diera cuenta pondría el grito en el cielo. Me estoy metiendo en la boca del lobo me decía a mi misma. Sin embargo ya estoy aquí y no se que hacer, digo, no puedo hacer nada.—Ven por acá, hay alguien que quizás ya conozcas —murmuró, llevándome a una zona más privada, más vip. Mi sorpresa fue ver a la persona que menos creí en este lugar. Enrique estaba sentado en una mesa jugando cartas con tres hombres más. El chico no se había percatado de nuestra presencia. —Buenas noches, señores —murmuró Enderson, buscando la atención de todos. Enrique elevó la vista y se descolocó por completo cuando me vio. Dejó lo que estaba haciendo y se puso de pie, viniendo hacia mi.—Isabella, ¿qué haces aquí? —me tomó del brazo. Su toque era a cálido.—¿No sabes las nuevas noticias
—Enrique, no molestes —me lancé a la cama de nuevo—Déjame dormir.—Vamos a cenar, en serio —me tomó de la mano haciéndome salir de allí—Si querías trabajar me hubieras dicho, en mi empresa hay muchos puestos.—Por favor, ya hemos hablado de esto. Necesitaba hacer algo por mi sola.—Está bien, pero por favor cuídate con Enderson, no lo conocemos bien y no sabemos cuáles son sus intenciones.Miré su expresión para tratar de ver la trampa en ella, pero no había ninguna. Más bien parecía que decía la verdad y se notaba serio o abrumado.—Bien —accedí, saliendo de la habitación con Enrique pisándome los talones.—¿Que quieres de cenar? —me preguntó en cuanto llegamos a la cocina.—¿Que hay? Lo que sea, no tengo mucha hambre.—Prepararé una pasta —dijo.—¿Tu? —lo señalé.—¿Si, por qué?—Por nada —medio sonreí, volviendo mi vista a la pequeña pantalla de tv. A veces Enrique me hacía dudar, sus cambios de ánimos me hacían sentir confundida. Enrique estaba preparando la pasta cuando un sonido