Nahia cerró los ojos cuando sintió la boca de Aaron sobre la suya, era como si su presencia se intensificara en medio de la noche. Sus labios eran suaves y cálidos, y una sensación de fuego recorrió todo su cuerpo. Ella estaba perdida en aquel momento, desconectada de la realidad. Su boca estaba lle
No le quedó más remedio que agarrarse del borde de la encimera mientras lo sentía atravesarla una y otra vez, sus movimientos eran cada vez más rápidos y frenéticos, como si el tiempo no fuera suficiente para alcanzar el clímax juntos y aun así no era suficiente. —¡Más... por favor...! —suplicó des
Aaron ni siquiera los contó. Soportó estoicamente hasta el último sartenazo porque sabía que se lo merecía y porque ella necesitaba desahogarse. En algún punto aquella madurez tenía que romperse para dar paso a una avalancha de emociones que no era sano contener. —¡Te amo! —exclamó él mientras se e
—¿Te despertamos? —preguntó él con gentileza. —Sí, pero está bien. Igual fue lindo verte con Julie —murmuró Nahia. —Es una niña preciosa. Cualquiera sería afortunado de verla crecer —replicó Aaron—. Pero que sepas que a ti no salió, no es para nada enojona, cuando está satisfecha ya no protesta.
—¡Creí que no querías que nadie se enterara! Nahia se dio la vuelta para enfrentar a Aaron mientras los dos luchaban por camuflarse detrás de uno de los setos del jardín para que nadie los viera. —¡Y no quería! ¡Pero es que no le has dicho a nadie que estás de reposo! ¿Por qué no traes puesto el c
—¿Cómo... como... adopción? —preguntó con voz ahogada y solo obtuvo una afirmación. —Eso es exactamente lo que es —replicó Aaron—. A partir de hoy yo voy a ser tu papá, pero me gustaría preguntarte si quieres conservar tu apellido, o si quieres usar el mío. Al niño se le llenaron los ojos de lágri
Aaron se quedó mucho con aquella noticia, hasta que cayó sentado en una silla de la sala de espera del hospital. —¡Es adoptada! ¿¡Ustedes lo sabían!? —Sí, ¿por qué? —¡Porque no me lo dijeron! —exclamó él. —Creímos que lo sabías. Aaron miró a su madre anonadado. Julie era adoptada. No era que e
—¿Robocop...? —la escuchó murmurar mientras terminaba de alzarla y la sostenía contra su cuerpo—. ¡Aaron! —gritó ella despertando del todo mientras el auto terminaba de hundirse y el agua los engullía. Salieron a la superficie y Nahia lo buscó desesperada. Desde el puente había gente gritando y baj