Otro periodista se adelantó. —Contrabando internacional. ¿Es así? —Así es —respondió Meli sin perder el temple—. A mi esposo lo están acusando de contrabando de mercancías ilícitas a nivel internacional, sin embargo su caso está siendo procesado por la policía local. Mi pregunta es simple: ¿Por qu
"Están haciendo todo lo que pueden". Meli se repetía aquello un día sí y otro también, pero por desgracia no era suficiente. Nathan había sido trasladado a una cárcel de seguridad mínima a esperar el juicio, porque el juez no había querido establecer una fianza, después de todo era un multimillonar
—¡Estúpida! —gruñó antes de entrar a paso rápido al edificio. Adentro ya la estaban esperando el Sargento Hollander y el fiscal. —Tenemos buenas noticias —dijo este último. —¿En serio? ¿Qué pasó? —se apresuró Meli. —El dinero, seguimos el dinero y nos llevó hasta un oficial de policía, Nelson Si
El fiscal pasó del rojo al morado mientras Blue le hacía un guiño. —Cuando ganemos este, yo me ofrezco. —¡Bueno, bueno! ¿¡Vamos a hacer esto o qué!? —exclamó el fiscal saliendo de su lado para ir con el Sargento antes de ahogarse con su propia lengua por culpa de aquella chica tan loca. —Yo estoy
El rostro del gobernador Bharon se puso lívido al escuchar aquellas palabras. Era una locura que Siro lo hubiera delatado. ¡¿Por qué nadie le había avisado?! Se giró hacia Stephanie y ella pudo ver la indecisión en su rostro. —¡No te atrevas a traicionarme, Thomas! —gritó Stephanie al darse cuenta
—Vaya, vaya, tía querida —siseó Meli mirando a Heather—. Yo siempre te creí demasiado arrogante, pretenciosa y bastante inútil... no imaginaba que también acompañabas a tu marido en sus crímenes. La bofetada resonó en medio de la noche y Meli sintió que le ardía la piel, pero no era la primera que
Meli sentía que su corazón se saldría de su pecho. Nathan estaba en peligro, en peligro de muerte, solo por la locura y la maldad de gente como Marilyn y sus tíos que eran capaces de hacer cualquier cosa por dinero. Se acercó al borde de aquel puente y miró abajo. El agua corría feroz y ella solo p
—¡Nadie, nunca, va a olvidar este momento! —gritó a todo pulmón—. ¡Pasarán décadas y el mundo no va a olvidar eso jamás! —empujó a Aquiles con todas sus fuerzas y lo alejó de ella—. ¡Nadie los va a olvidar, porque ahora mismo, en este mismo instante... hay más de cuatrocientos millones de personas v