Entre los gritos y el alboroto, oyó que alguien llamaba su nombre desde lejos. Era Nathan, finalmente había llegado. Se abrió paso entre la multitud hasta llegar a él. —Nathan, esto es un desastre —le dijo en cuanto lo tuvo cerca— Bharon está detrás de todo esto, tiene que ser él. —Lo sé —respondi
Meli sentía que iba a volverse loca. No podía creer que de nuevo estuvieran pasando por una crisis como aquella. —¡Dios, esto es una pesadilla! —sollozó acurrucándose en los brazos de Nathan, que la estrechó con fuerza contra su pecho, como si jamás quisiera dejarla ir—. ¿Cuándo esa gente va a deja
Apenas los vio salir, Meli se giró hacia Paul. —¿Hiciste lo que te pedí? —le preguntó. —Sí, ya están todos aquí. Te están esperando en la sala de reuniones número cuatro. —Bien. Déjame hablar sola con ellos —le pidió Meli y caminó con determinación hasta aquella sala. Adentro había doce personas
Otro periodista se adelantó. —Contrabando internacional. ¿Es así? —Así es —respondió Meli sin perder el temple—. A mi esposo lo están acusando de contrabando de mercancías ilícitas a nivel internacional, sin embargo su caso está siendo procesado por la policía local. Mi pregunta es simple: ¿Por qu
"Están haciendo todo lo que pueden". Meli se repetía aquello un día sí y otro también, pero por desgracia no era suficiente. Nathan había sido trasladado a una cárcel de seguridad mínima a esperar el juicio, porque el juez no había querido establecer una fianza, después de todo era un multimillonar
—¡Estúpida! —gruñó antes de entrar a paso rápido al edificio. Adentro ya la estaban esperando el Sargento Hollander y el fiscal. —Tenemos buenas noticias —dijo este último. —¿En serio? ¿Qué pasó? —se apresuró Meli. —El dinero, seguimos el dinero y nos llevó hasta un oficial de policía, Nelson Si
El fiscal pasó del rojo al morado mientras Blue le hacía un guiño. —Cuando ganemos este, yo me ofrezco. —¡Bueno, bueno! ¿¡Vamos a hacer esto o qué!? —exclamó el fiscal saliendo de su lado para ir con el Sargento antes de ahogarse con su propia lengua por culpa de aquella chica tan loca. —Yo estoy
El rostro del gobernador Bharon se puso lívido al escuchar aquellas palabras. Era una locura que Siro lo hubiera delatado. ¡¿Por qué nadie le había avisado?! Se giró hacia Stephanie y ella pudo ver la indecisión en su rostro. —¡No te atrevas a traicionarme, Thomas! —gritó Stephanie al darse cuenta