El chofer la dejó justo en el estacionamiento de su edificio y esperó educadamente hasta que ella se subió al ascensor. ¡Qué ironía! Ahora que tenía tantos lugares a donde ir, era cuando no quería irse a ninguno de ellos, pero por desgracia no podía quedarse en casa de Nathan. Sabía que Sophia estab
—No fue una decisión fácil —murmuró él finalmente—. Sophia era una bebé... y creció muy rápido. Y yo... yo no podía... —¡No tenías derecho a decirle que estaba muerta! —No tenía opción, ¿cómo le iba a decir a una niña tan pequeña que su madre seguía viva y no podía venir a verla? No quería que Sop
CAPÍTULO 48 Los dos estaban angustiados, ninguno podía disimularlo. Nathan hacía un esfuerzo supremo por no tomar la mano de Meli y deshacerse en disculpas, pero ella parecía distante, fría y muy cansada. Recorrieron las calles, buscando desesperadamente a Sophia, pero no había ni rastro de la niñ
Sophia asintió y se dirigió hacia la cama. Marilyn estiró los brazos para abrazar a su hija, y Sophia se dejó caer en ellos. —Mi niña —susurró Marilyn, enterrando su rostro en el cabello de la pequeña—. Te he echado tanto de menos. ¡Me alegro tanto de verte otra vez! —Yo también me alegro de vert
Nathan se mesó los cabellos con desesperación. —Aun así, no es justificación para ser cruel... —No lo fue —murmuró Meli con tristeza—. Solo fue realista, me puso en mi lugar y yo lo entendí. Lo que no tiene justificación es que tú estés aquí mientras tu esposa está en el hospital. Estás casado, ti
CAPÍTULO 48 Era un lindo espectáculo sin dudas. Sophia tenía de nuevo a su mamá, y Marilyn había vuelto a su comportamiento normal, haciendo de ella el centro del mundo. La pasaban bien juntas, y aunque Marilyn tenía que pasar mucho tiempo en fisioterapia, lo hacía mientras la niña estaba en la es
Sabía que era un buen hombre, pero a veces las cosas no salían como uno quería y Nathan se sentía atrapado en una vida que no le pertenecía. Estaba cansado de luchar, de pelear contra los demonios que lo habían arrastrado hasta ahí. Pero en el fondo sabía que todo estaba perdido, sin Meli nunca volv
Nathan bajó la cabeza con rapidez y se apoderó de su boca, besándola como si aquel fuera a ser su último beso. Meli sintió sus lágrimas en sus mejillas y las de él en sus labios, pero no podía hacer nada para detenerlo. No era justo que ella lo amara tanto cuando sabía que nunca podría ser suyo. Se