—————Al día siguiente—————
—Si necesitas ayuda, puedo dártela. Solo tienes que aceptar ser mi esposa —musitó Ernesto, alias "El italiano", mientras me miraba con lascivia.A Ernesto se le ha vuelto un hábito venir a fastidiar a mi mansión, como si entre mafiosos pudiéramos visitarnos y tomar el té como un par de vecinos. Está más que claro que no me respeta, no me ve como una amenaza y cuánto quisiera ponerle una bala en el cráneo a ver si después de muerto entiende con quién está tratando.—No necesito tu ayuda —espeté mirándolo con desagrado.—¡Por favor Reina! A simple vista se nota que no tienes gente y las malas lenguas dicen que ayer tuviste otro golpe de estado, y puede que hayas matado al "Lagarto", pero cada vez pierdes más gente y sin gente eres vulnerable. Yo soy tu mejor opción.—La única opción que tengo para contigo es ponerte una bala en medio de la frente, ¿qué te parece esa opción, cariño? ¿Te gusta? —le pregunté con una irónica sonrisa. Ernesto me mira con enojo e indignado —Sabes algo "Italiano" —empecé diciendo mientras caminaba sin rumbo fijo en la sala de estar, la cual estaba llena de hombres armados, subordinados de Ernesto y míos apuntándose los unos a los otros —Tú te enteras muy rápido de todo lo que pasa a mi alrededor, por supuesto que solo es una hipótesis, pero ¿No serás tú, el maldito sapo asqueroso que tiene comprado a uno de mis subordinados? Porque es clara la fuga de información que tengo ¿¡Y no serás tú la rata insignificante que le está pasando información a la DEA!? —le pregunté y de inmediato le apunté con mi arma. En cuanto lo hice, todas las armas de sus hombres apuntaron hacia mí.Ernesto, quien aún permanecía sentado en el sofá de la sala de estar, permaneció en silencio unos segundos para luego reírse en tono menor.Acto seguido se levantó del mueble, apoyándose en su fino y ostentoso bastón, el cual tenía la parte superior e inferior bañada en oro.—Tienes un gran sentido del humor, Reina —expresó y continuó diciendo —Te traje unos regalos —informó y uno de sus hombres se acercó a nosotros y abrió un maletín frente a mí. En este había tres collares, uno era de diamante rojo, el segundo de lo que supongo es alejandrita y el tercero de diamante.Sonreí con ironía y me acerqué para tomar uno de los collares. De reojo vi a Ernesto sonreír de forma triunfal, pero su felicidad no tardó demasiado, ya que en cuanto dejé caer la pieza de gran valor y la pisoteé con mis botas, una expresión de indignación apareció en su rostro y nuevamente volví a apuntarle.—Conoce tu lugar, para mí no eres más que un viejo asqueroso que solo me produce asco. Ni tus regalos ni todo el dinero del mundo pueden comprar o quitar el repudio que me causa solo mirar tu cara y solo por respetar el acuerdo que hiciste con mi padre, no te mato ahora mismo, pero si tardas más en irte, se me puede olvidar —amenacé llena de desprecio.Ernesto trataba de ocultar su desconcierto, ira y sobre todo la humillación que sentía, pero yo podía notar en el vibrar de sus pupilas cada una de sus emociones.—No insistiré más, con il tuo permesso, bella signora —expresó en italiano mientras se quitaba su sombrero para hacer una reverencia. Luego de esas palabras, se retiró junto con su gente.—Ese hombre no me da buena espina. Esta vez parece que vino a darte un ultimátum, Reina —dijo Lucas con preocupación, mientras yo observaba con seriedad a través de la ventana la salida de Ernesto.—Si viene dispuesto a pelear, yo lo estaré esperando — afirmé, levantando mi mentón con determinación.La noche pronto llegó, y mientras yo hablaba por teléfono en el estudio, Lucas se encontraba frente a mí, esperando a que terminara la llamada.—¡No puedo creer que tengas tan pocos cojones, Lucas! — exclamé con furia para luego colgar.—¿Otro comprador que ya no quiere hacer negocios con nosotros? — preguntó Lucas.—Dice que Ernesto lo amenazó y como nosotros ya no podemos protegerlo, prefiere buscar otro proveedor — contesté enojada.—Reina, ya sé que no quieres escucharlo y sé que eres muy buena manejando el negocio, pero tenemos demasiados enemigos, la situación es insostenible y hay rumores...Miré a Lucas confundida al ver la duda en sus ojos; parecía dudoso sobre si debía terminar de hablar.—¿De qué rumores hablas? — le pregunté.Lo vi tragar saliva y luego abrir su boca para por fin hablar...—Dicen que se están formando alianzas para acabar contigo — informó, y una expresión de incredulidad apareció inmediatamente en mi rostro.—¿Alianzas entre mafiosos? Por favor, Lucas, esas son casi inexistentes. Todos saben que una alianza entre carteles siempre termina en traición — repliqué con certeza.Mis palabras no eran lejanas a la realidad, ya que una de las cosas que no existe en el mundo es hacer equipo o tener amigos; todos buscan sacar provecho de todos y buscan estar en la cima del negocio. Nos vemos como el estorbo del otro.—Reina, todos ambicionan el puesto de tu padre y otros simplemente eran sus enemigos y quieren verte muerta — replicó.—¡NO ME VOY A RETIRAR! — le grité con enojo, dándole un golpe contundente al escritorio.Lucas soltó un suspiro de exasperación y me miró con la preocupación de siempre.—El Patrón, tu padre, quería sacarte de todo esto, quería que te fueras lejos y que tú vieras una nueva vida, una que fuese mejor que toda esta m****a — exclamó enojado. Exhalé soltando un poco mi ira contenida y sacudí un poco mi cabeza en negación.—Este es mi mundo, Lucas. Mi padre solía pedirme que me fuera, pero sola. ¿Y sabes por qué él nunca me dijo que nos fuéramos juntos? Porque él sabía que aquí pertenecía, y yo también pertenezco aquí y ni tú, ni nadie, va a cambiar eso. Resígnate — expresé firmemente. Lucas me observaba sin musitar palabra y continué. —Ahora lo único que quiero saber es: ¿quién es el hijo de perra que está vendiendo información? ¿Quién está informando del horario de entrega de los cargamentos? ¿¡Quién le está pasando información a la DEA!? ¿¡Quién carajo!? — pregunté furiosa, arremetiendo nuevamente contra el escritorio.La necesidad de respuesta era desesperante y pensar en los posibles sospechosos me haría perder la cabeza. Temía que, de seguir pensando, pudiera matar a todos mis subordinados para así acabar con esto.—Hablaré con alguno de mis hombres de confianza, te diré si puedo averiguar algo — informó Lucas antes de caminar hacia la puerta. Pero antes de que él pudiese salir, empezaron a escucharse disparos. Rápidamente desenfundé mi arma, abrí uno de los cajones y tomé unas municiones que tenía guardadas; al lado de ellas había una bomba y sin pensarlo más de dos veces, la tomé.Acto seguido, Lucas y yo nos apresuramos a la puerta. Él colocó su mano sobre la manija, le hice una señal con mi cabeza y al abrir, salí adelante del estudio mientras él cubría mis espaldas y yo el frente.En primer plano veo a un desconocido disparándole a uno de mis hombres. Apunto rápidamente a su cabeza y acciono el gatillo. Lucas se acerca rápido al subordinado que yace en el suelo, revisa sus signos vitales y me mira moviendo su cabeza en negación; luego pasa su mano por el rostro del fallecido para cerrar sus ojos. De repente veo a alguien moverse detrás de una columna y rápidamente le disparo, pero no logro accionar el gatillo por segunda vez cuando muchos hombres salen de todas partes y nos rodean por completo; más de ellos subían las escaleras y cada uno nos apuntaba con sus armas.El silencio invadió el lugar por unos breves segundos. Yo seguía apuntando al frente mientras sostenía mi arma más firme que nunca y con la mirada buscaba al que estuviera liderando esto, pero ninguno de ellos daba el tipo. Todos parecían otro pedazo insignificante de m****a.De repente, a mis espaldas, empecé a escuchar unos aplausos que rompían abruptamente el silencio.—¡Qué puntería, mujer! —vociferó una voz que reconocí al instante.—Es toda una bestia —contestó una segunda voz.<Continué corriendo, internándome cada vez más en la inmensa oscuridad del bosque; enfundé mi arma para no perder velocidad y, aunque me quedé sin aliento, seguí sin detenerme.Mis pulmones parecían querer estallar y ya no sentía mis piernas. Mi piel ardía debido a la brisa gélida y mi corazón latía tan fuerte que posiblemente se detendría. La sensación era familiar y entonces mi mente volvió al pasado en un flashback bastante inoportuno...—¡Cariño, tienes que ser valiente! Si te pido que corras, corres, y muy rápido, como si tu vida dependiera de ello, y no mires atrás. ¡Jamás lo hagas! —dijo mamá mientras tomaba mis manos con firmeza.Lágrimas inundaban mis ojos, y mi cuerpo temblaba al escuchar los disparos que provenían de todas partes. Madre y yo estábamos escondidas en el clóset de mi habitación.De repente, un estruendo cercano se escuchó. Alguien había entrado a mi habitación. Mi madre tomó el arma que le había dado papá y apuntó a la puerta. Recuerdo que sus manos temblaban y
Estar nerviosa era un sentimiento poco frecuente en mi, incluso no recuerdo la última vez que me sentí así pero allí estaba sentada en uno de los sofás de una biblioteca, la cual se encontraba en el interior de la mansión en la que residía Linsey y Olivia, dos extrañas que acababa de conocer en el parque.Frotaba mis manos la una con la otra en señal de nerviosismo. Olivia me dijo que el padre de Linsey aceptó hacerme la entrevista, pero estaba ocupado en su trabajo, así que me pidió que lo esperase.—le traje algo de jugo para que el tiempo de espera no se le haga tan largo —informó Olivia entrando a la biblioteca. —Muchas gracias —contesté tomando el vaso con jugo junto con una servilleta de tela de algodón que Olivia me extendió.—¿Está nerviosa? —me preguntó.—Si un poco —contesté soltando un suspiro. Tomé un poco de jugo y al levantar la vista me percaté del retrato de una hermosa mujer, el cual estaba plasmado en un cuadro grande, y colgado en la pared del fondo.—¿Quién es ell
> Repetí mentalmente y maldije mi mala suerte.Había llegado hasta acá para nada...—Sinceramente no puedo hacerlo, al llegar a Atlanta me asaltaron y robaron todo lo que tenía —me excusé con lo que claramente era una mentira.En cuanto esas palabras salieron de mi boca, la mirada de Damián se agudizó aún más como si me estuviese analizando.Jamás habría sobrevivido en el mundo de la mafia sino fuera excelente mintiendo así que no me costaba hacerlo. Sabia mantener mis nervios a raya, parpadear con normalidad, tener una postura relajada y sobretodo mantener el contacto visual.Damián nuevamente acomodó sus gafas con cierta elegancia y manteniendo su mirada fría en la mía. Un movimiento tan sencillo que jamás creí que podría verse tan sexy, ahora veo que si.—Lamento mucho haberla hecho perder el tiempo esperándome, pero entenderá usted que no puedo dejar entrar a una desconocida a mi casa y mucho menos para que esté tan cerca de mi hija —expresó con
> pensé amonestandome a mi misma.—Buenas noches señorita Jennifer —le saludó Olivia deteniéndose mientras mantenía su postura rigida de siempre. Sin saber que hacer me limité a imitarla sin decir nada, pero de repente Linsey se apresura hacia mí y no me queda más opción que cargarla.Ella sonreía de oreja a oreja y yo sin poder evitarlo estaba contenta de verla.—Buenas noches Olivia, creí que ya te había dicho que no me trates con tanto formalismo; desde que regrese llevo diciéndotelo —le reprochó mirando seriamente a Olivia.—Discúlpe se... —dejó la frase en el aire al ver a la joven entrecerrar los ojos. —Disculpa Jennifer —corrigió.—Así está mejor —mencionó mientras sonreía para luego mirarme con algo de curiosidad —Tú debes ser Daphne, la nueva niñera de ese angelito —afirmó.—Así es señorita —contesté.—¡Por dios, no me digas que tienes la misma enfermedad de modestia de Olivia! —exclamó exhausta. —Los formalismos e
Jennifer parecía estar muy molesta con Damián; y con temor a ser contraproducente, él tenía la misma expresión seria, fria y hasta amargada que le he vistos desde que le vi por primera vez.—Continuemos cenando —indicó Damián rompiendo el silencio.—A sus órdenes señor —contestó Jennifer en tono sarcástico.Damián respira profundo mientras la mira fijamente.—Si no quieres estar aquí, puedes retirarte —le dijo enojado.—Eso quisiera pero tal parece que soy prisionera en mi propia casa. ¡Tengo 23 años y aún así quieres mandar en mi vida! —expresó Jennifer aún más enojada.—La edad no define madurez. Debería darte vergüenza que a tus 23 años todavía tomes decisiones inmaduras como dejar la universidad o cambiar de carrera cada vez que se te antoja —replicó él.Jennifer se levanta abruptamente de la mesa dándole un golpe con la palma de sus manos.—¡Jennifer te ordeno que te comportes! —le exigió.—¡Tú a mi no me das órdenes! —exclamó con enojo y se fue rápidamente.—Papi por favor no pe
Entre más cerca estábamos, más dificultad tenía para respirar, mi pulso estaba acelerado y mi capacidad de razonamiento había desaparecido.Sus labios se veían mejor a esta distancia. Son tan rosados, apetecibles, carnosos y con una figura en forma de corazón perfecta.Estábamos tan cerca que podía sentir su respiración cayendo sobre mi boca...Pero de repente Damián bajó su cabeza y aclaró su garganta cortando abruptamente con cualquier tensión. De inmediato volví en sí, solté sus gafas y él se levantó para luego colocárselas. También me puse en pie y al mirarlo vi nuevamente esa expresión seria, fría y severa en su rostro. No iba a quedarme atrás y le devolví aquella mirada frivola.—Que descanse señorita King, con permiso —se despidió y salió de la habitación sin esperar una respuesta.Cerré mi puerta rápidamente y solté una fuerte y acelerada respiración. No entendía que había pasado, me sentía confundida y tampoco entendía porqué mi corazón latía como loco.Escuché a Lindsey mov
————UN MES DESPUÉS————Siento que el tiempo ha pasado en un abrir y cerrar de ojos. Actualmente ya no estoy en periodo de prueba; Damián después de comprobar "mi identidad" decidió dejarme fija en el empleo como niñera de Linsey y hasta ahora ha sido una experiencia sorpresivamente agradable y a la vez preocupante.Aún no entendía porqué sentía tanta paz, ¿Era porqué ya no tenía que correr de un lado a otro? ¿O era porqué me gustaba esta vida?, ¿Podría gustarme algo que nunca deseé tener?Esas preguntas habían noches que no me dejan dormir, me repetía la primera semana que esto pronto se acabaría, que era solo una parada en el camino y que pronto volvería a la acción, a mi mundo. Pero dejé de decírmelo porque empezó a molestarme por alguna razón.Ahora solo deseaba que las horas que Linsey pasaba fuera de casa pasarán rápido y así estar con ella. Esa pequeña se ha convertido en la razón de mis risas y siento que de alguna manera se ha adueñado de mi corazón.Gracias a ella todo ha sid
Mis pensamientos estaban nublados por la ira e indignación que sentía.Damián Sanders se ha convertido en el hombre más irracional e irritante que he conocido en mi vida. Nunca alguien me había hecho perder tanto el control de mi misma y sacarme de mis casillas, y él lo consiguió en unos pocos segundos.Quería encerrarme en mi habitación e intentar calmar la ira que sentía pero al llegar a esta ni siquiera alcancé a cerrar la puerta cuando Damián llegó para evitarlo.Su mano derecha esta sobre el marco y la izquierda sobre la puerta deteniéndola. Yo estoy en medio de sus brazos mirándolo completamente furiosa mientras él me ve de la misma forma.Su respiración estaba tan acelerada como la mía, tal vez por la prisa con la cual subimos las escaleras. Y debido a eso puedo ver su fornido pecho subir y bajar más rápido de lo normal—Usted y yo no hemos terminado de hablar señorita King —espetó enojado.—Ya ha dicho usted suficiente, ¿No le parece? —le pregunté con desdén.—No quiero malent