YAMILA KAYA En ocasiones es muy fácil percibir aura de una persona. Sabes y entiendes lo que es peligroso que puede llegar a ser, pues cada célula de su cuerpo te lo grita… y ademas, célula de tu propio cuerpo, te lo avisa; pero con él… con él era otra historia, ciertamente había algo distinto. Era algo demasiado confuso que no dejaba de aturdirme. Su aspecto me gritaba peligro, pero su personalidad por oscura que fuera, me hacía sentir protegida. Y era «extraño» sentirse protegida por un completo extraño. Y si, detrás de aquel volante estaba Aaron Bianchi, a quien creí que no volvería a encontrar esta tarde, porque estaría con su madre en su habitación de hospital . Literalmente quede boquiabierta, y congelada. La temperatura de la tarde no me gustaba, así que él solo me hizo una señal para que entrara en el auto. Yo tan paralizada como me sentía, tarde unos instantes en reaccionar que no tenía otras opciones. No habían taxis disponibles a esa hora, no tenía coche, pues estaban
YAMILA KAYA Esa rara sensación de no tener suficiente de alguien me acogió, estaba tan extasiada en aquel beso pasional e intenso, que me preguntaba si alguna vez me podría saciar de Aaron Bianchi. Es como si ese hombre hubiera sido diseñado, predestinado para mi, me besaba como si conociera cada milímetro de piel que su lengua y sus labios acariciaban de una manera experta. Cuando por fin nos separamos, yo dudaba hasta el año en que nos encontrábamos. —Eso fue… — murmuré tratando de encontrar una palabra que al menos se le acercara a las muñes de sensaciones que habían catalizado ese beso. —¿Inesperado?— preguntó él con la voz calmada y ronca, y los ojos cargados de pasión. —Si… Inesperado— respondí aun aturdida y embelesada, pero la palabra que vino a mi mente, fue “Perfecto”. Había sido completa y absolutamente Perfecto. —Esperaré por ti Justo aquí— me recordó y soltó de una vez el cinturón de seguridad. —Aaron… mi hijo— logré articular pensando en que quizás a mi hijo no le
YAMILA KAYA Aaron Bianchi se acercó a mi despacio, y yo inconscientemente había dejado de respirar por la anticipación a lo que ocurriría después. Él estaba en mi casa, en medio de mi living, y con los ojos azules cargados de deseo. Era como un animal hambriento, ansioso de saborearme, y lo haría si yo no ponía un freno a toda esta locura.Yo siempre había sido intrépida, atrevida, y lo había pagado bastante caro, así que ahora prefería irme despacio, respetar los tiempos; hasta ahora. Esta noche todo se sentía distinto, porque aquí estaba mi propio ángel oscuro poniéndome increíblemente difícil el resistirme a sus encantos. Tampoco es que yo fuera de piedra, él tenía todos los rasgos y características que se suponía que tenía que poseer una buena tentación. Era increíblemente masculino, sensual, hermoso, musculoso, con un rostro de ángel caído escapado del cielo, y la dureza y experiencia que dan los años a un hombre que evidentemente ha vivido con intensidad. Así que yo
YAMILA KAYA Después de estar casi una hora sentada junto a Amed, viéndolo dormir, por fin me levanté resignada, y con la esperanza de que las cosas no fueran tan difíciles. Miles de mujeres con hijos eran capaces de rehacer su vida afectiva, y encontraban a hombres maravillosos para compartir la carga de la vida diaria. Quizás Aaron podía ser ese hombre para nosotros, pero si me negaba la oportunidad de conocerlo del todo, nos negaría la posibilidad de ser una familia tradicional… «esas de papá, mamá y nené».Traté de no anteponerle a los hechos sobre los viajes no tenia el más mínimo control. «Si me costaba controlar mis ganas frente a Aaron… ¿Cómo diablo pensaba que podría controlar el futuro?»Nada mejor que dejar que el destino organizara cada pieza en su lugar.Caminé a mi cuarto y tome una ducha rápida, organicé un poco mis cosas, coloqué mi teléfono celular en la mesa de noche y me metí en la cama. Tenía que descansar, ser enfermera podía ser en ocasiones, una actividad
YAMILA KAYA Camil pasó por mí y por su sobrino en la mañana, y no notó nada raro en mi comportamiento. En el coche junto a ella venían Ferak, su hijo menor, que era unos pocos meses más pequeño que Amed, y Emira. —¿Cómo estuvo anoche tu salida?— preguntó mi hermana y solo me preparé para mentir alzándome de hombros.—Creo que normal— pronuncié con desanimo. La voz del estupido de Andrés me había robado la energía. Camil me miró y prefirió no decir nada más, pensando que mi estado de ánimo tenía algo que ver con lo mal que me había ido con quien quiera que me marché la noche anterior de su casa. Sencillamente fuimos en silencio a la guardería, y allí espero que dejara al los niños mientras que ella hablaba con Emira que aún estaba en el coche. Bajé llevando a los dos niños de la mano, y Ferak y Amed caminaron felices hasta que los entré en su salón donde la señorita Anderson esperaba por los niños. Yo aproveché para tener una conversación con ella y fui bastante específica
YAMILA KAYAAntes de las cinco de tarde, un mensaje de texto me aviso que Aarón estaba en el parqueadero esperando por mí, así que me di prisa en cambiarme, y ponerme presentable después de ocho horas de trabajo entre sueros y suturas.Él era tan puntual, tan exquisito para todo que me costaba creer que tenía algún defecto.Yo parecía una colegiala nerviosa tratando de impresionar a un chico que realmente no había pedido ser impresionado.Había pasado gran parte del día en urgencia, cubriendo a una compañera. Habitualmente yo trabajaba en salas mucho más tranquilas, y no hacía guardias en el turno nocturno, a no ser en un caso extraordinario. Eso me permitía trabajar y estar presente con Amed, casi todas las noches.Me arreglé a prisa, me revisé el rostro en el pequeño espejo que siempre llevaba en mi neceser, y viéndome lo mejor que pude, decidí salir.Las ojeras violáceas que exhibía mi rostro no las borraría con nada, no después de la madrugada de angustia que había pasado. El día e
YAMILA KAYATal y como si lo hubiese presentido, la madre de Aarón no puso la mejor cara cuando vio llegar a su hijo con Amed en brazos cruzando el umbral de su apartamento.Quiso disimular rápidamente al verme seguirlos, pero ya era tarde para las dos y para que pudiera causarme una buena primera impresión, ya yo había visto su expresión de que yo y Amed no éramos suficientemente buenos para su hijo.Por la expresión del rostro del hombre que me acompañaba, me percaté que él también había notado la actitud desafiante y altanera de su madre. Así que no fue difícil de comprender que quizás no había sido una buena idea venir a esta casa.La madre de Aarón vivía en un condominio de lujo en un barrio exclusivo de la ciudad, y el apartamento era amplio y bien decorado.Aarón bajó al niño, y me presentó como su novia, dejándome a mi boquiabierta, al igual que a su madre, que de seguro no se esperaba que él sería tan directo.—Madre, ella es Yamila Kayá, mi novia— dijo tan calmado y con la au
AARÓN BIANCHIDespués de la pelea de aquella noche por el dinero del casino, y del accidente de mi madre, la resentida relación que llevaba con Andrés, sin reversa, iba de mal en peor.Ese maldito demente tenia la jodid@ capacidad de sacarme de mis casillas, a pesar de que trataba de ignorar su existencia y sus provocaciones la mayor cantidad de tiempo que me era posible.Lo de nosotros no era una aversión sencilla, ni un desprecio injustificado. Habíamos cruzado ambos puertas de las que no se puede regresar.Era odio puro y duro lo que corría por mis venas en contra de él, y tal como estaban las cosas eso no cambiaría.Con mi madre en medio, todo era más complicado, pero ella tenía que entender que ese parasito no podía seguir viviendo de lo mío. No podía disponer de lo que me había costado tanto conseguir. No después de que por su egoísmo perdí lo mas valioso que tuve en una época pasada.Era fácil dejar de pensar en el pasado, al verla a ella… junto a la barra del bar de pent-house