TODAVÍA DESNUDA Y CÁLIDA

Dentro del saco de dormir, Mary se acurrucó en posición fetal. Todavía desnuda y cálida, pero sola. ¿Lonnie? ¿Había soñado todo el sexo en una caverna con una escena de hombre lobo? Su ligero dolor y su crudo aroma masculino impregnaron su cuerpo y mantas, proporcionándole evidencia del sexo más caliente que jamás había tenido. Como una mariposa que emerge de su capullo, salió. El aire frío le mordió la piel. Agarró una manta y se envolvió con ella. Lonnie se puso el atuendo militar oscuro que usaban sus secuestradores. Los grandes lobos malos. Para un poderoso guerrero hombre lobo, parecía doméstico revolviendo comida en una olla. Es decir, si un guerrero alguna vez podía parecer doméstico. Desayuno. Se estremeció. —¿Cómo no me despertaste?—

Lonnie soltó la cuchara y se acercó a ella, la abrazó y la miró fijamente. —Ricitos de Oro se convirtió en la Bella Durmiente—.

—Por favor —se rió y miró la olla—. Una bestia que cocina. —Y ni hablar de una bestia en la cama—. Puedo acostumbrarme
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