BESANDO CADA CENTÍMETRO DE ÉL

—No me quejo. —Se retorció y agarró su rostro y lo besó en cada centímetro. Su barba clara, su barbilla, su nariz, sus cejas y luego sus orejas. Más que besar. La pequeña loba le mordió el lóbulo de la oreja y envió una ola de pasión lobuna por todo su interior.

—Oh, mi Mary —dijo con voz ronca—. Quiero hacerte el amor hasta el amanecer, pero debemos irnos. Prepara el equipaje mientras hago los preparativos.

—¿Debemos?—

—Sospecho que no van a volver, pero mi jefe no quiere que corramos el riesgo—.

—Entonces, ¿volamos a tu cuartel general de los lobos?

—Ese es el plan.—

—No empaqué toda mi ropa—

—Te compraré más.—

Ella se rió. —Déjame adivinar, rico multimillonario—.

—No exactamente, pero cerca.—

—Bueno, como no cobré por la visita al médico, supongo que estamos a mano. —Pasó la mano sobre su torso sin camisa.

Sonrió y cogió el teléfono. —En veinte minutos nos esperará un chofer—.

Lonnie habló con su contacto en ruso: —Stanislav, ahora está lloviendo mucho—.

Stanislav, el principal int
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