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Capítulo 2 – Una misión suicida

Sophie no durmió casi nada, se pasó la noche planeando la estratagema que emplearían para atrapar al jefe de la banda de los tiburones, ella sabía lo que tenía que hacer, ya lo había hecho muchas veces, haría el juego de atrapa al ratón, haciéndose pasar por una mujer inofensiva y despreocupada, una vez que estuviese en la guarida vería la manera de estar a solas con el hombre para someterle y mandarle la señal al equipo de respuesta que ingresaría al lugar disparando sin ningún miramiento, solo necesitaban al jefe de la banda vivo para obtener la información que querían, cuando ella garantizara su seguridad los demás podrían ir al infierno, y bien que lo merecían pensó, esa gente arruinaba millones de vidas cada año, era una mujer piadosa, pero a los contrabandistas y malhechores aprendió a verlos como objetos, personas inhumanas que no merecían misericordia, ella siempre disparaba para inmovilizar, pero en ocasiones matar era necesario, pensó en la pobre Carmen que casi fue asesinada por un psicópata que buscaba su placer en el año que infringía en las mujeres, si esa noche ella no estuviese vigilando ese sector su amiga estaría muerta, no dudó ni un segundo antes de disparar, le dio justo en la cabeza, el hombre cayó sin vida en el concreto, nunca olvidaría esa escena, fue su primer disparo mortal, bueno el hombre sin duda lo merecía, pero aun así ella había sentido la perdida humana, su madre le había dicho que era comprensible, pero que los malos no debían ser recordados, que pensara siempre en las vidas que estaba salvando al sacar a ese tipo de mala hierba de las calles. Cuando terminó la videoconferencia con su equipo ya eran las cuatro de la mañana, tenía que descansar al menos unas horas para estar alerta en su misión, pero no se sentía tranquila durmiendo en ese lugar, se recostó contra el sofá para descansar los ojos por un segundo, pero minutos después había quedado dormida, cuando golpearon su puerta en la mañana saltó del sofá empuñando su nueve milímetros

  • ¿Quién es? — espetó alarmada
  • Soy yo — dijo Carmen, ella le abrió la puerta que estaba con llave
  • ¿Qué hora es? — preguntó aun algo dormida, Carmen traía una bandeja con café negro y unas galletitas
  • Me avisaron las chicas que algunos hombres de la banda los tiburones fueron vistos dirigiéndose hacia aquí en un auto, ya son como las 9 de la mañana, es su horario de costumbre — le advirtió
  • Entiendo, ¿ya pensaste en que excusa le vas a dar para no enviar a Celeste? — preguntó tomando la tasa de café de la bandeja y bebiendo un sorbo generoso
  • Le diré que ha tenido una sobredosis esta semana y que la estamos cuidando
  • Es una excusa válida
  • No será la primera vez, así que no sospecharán de nada
  • Perfecto — agregó y le miró seria
  • ¿Han preguntado algo las otras chicas?
  • Ellas saben que no deben decir nada, más de una te debe favores y las otras te tienen miedo — dijo sonriendo
  • Ya veo, me prepararé, bajaré en unos minutos
  • De acuerdo — dejó la bandeja en una mesita antes de salir y cerrar la puerta

Sophie abrió su maletín y se puso el broche rastreador y los audífonos para comunicarse con su equipo, por suerte los dispositivos eran discretos y casi imperceptibles, soltó su cabello para desarreglarlo un poco y ocultar mejor el aparato auricular, tenía que concentrarse para evocar a su personaje, cuando cruzara esa puerta ya no sería Sophie Gates la súper agente, sería Kate la viciada que se prostituía por drogas, cambió su postura de persona confiada a una indecisa, abrió la puerta y bajó tropezando por las escaleras como una persona que apenas si podía tener noción de lo que sucedía a su alrededor, se balanceaba como si no pudiera equilibrarse, madame Carmen la presentó a sus visitantes, eran dos hombres muy repulsivos, estaban sudados y llenos de tatuajes.

  • Ella es Kate, les acompañará hoy porque nuestra Celeste no está en condiciones de atender a su jefe — el hombre sonrió al ver a Sophie, era evidente que ya le pasaban cosas morbosas por la cabeza
  • Servirá, al jefe le gustan sumisas
  • Entonces le encantará, denle un poco de heroína y hará cualquier cosa para satisfacerle — espetó Carmen para echar más leña al fuego
  • ¡Vamos! — dijo el morboso y la sujetó por el brazo, ella relajó todos sus músculos para parecer frágil e indefensa, fue arrastrada hasta afuera donde esperaba en un auto negro un chofer muy impaciente
  • ¿Qué diablos hacen? — gritó el chofer al ver que los hombres intentaban manosear a Sophie— saben que no le gusta que toquen su mercancía antes que él, tenemos mucho por hacer hoy, ¡ya métanla al auto!
  • Ok, ¡ya vamos hombre! — dijeron al tiempo que la metían sin ningún cuidado al auto

El olor a alcohol y tabaco impregnó sus narinas, apenas podía distinguir su propia fragancia repulsiva al lado de uno de los hombres que se sentó con ella en el asiento trasero, actuaba como si apenas pudiera mantenerse consciente, tenía que seguir en el papel por más asquerosa que fuese la situación. Tardaron como cuarenta y cinco minutos para llegar a la guarida, estaba en la zona portuaria, en un viejo galpón abandonado, estaba marcado para demolición, con razón la policía nunca había dado con el paradero de la banda, estaban protegidos en un terreno privado de una compañía extranjera que acababa de ingresar en el mercado nacional. La bajaron dando brincos observó que había al menos 7 hombres apostados alrededor del edificio, la metieron adentro rápidamente, siguieron arrastrándola hasta llegar en lo que parecía ser una vieja oficina, abrieron la puerta y la empujaron para que pasara al lugar, se movió con la lentitud de alguien que estaba demasiado drogado para reaccionar a cualquier cosa, uno la volvió a empujar tirándola hacia adentro a la par que la insultaba

  • ¡Ya entra rápido perra!, el jefe no tiene todo el día

Ella ignoró el insulto y trató de actuar como si no hubiera sentido el golpe que se dio contra un mueble que estaba al costado de la puerta, se enderezó despacio y le dedicó una sonrisita al que le empujó

  • La perra está muy drogada incluso para protestar — éste dijo sonriendo estúpidamente
  • Así me gustan — escuchó que respondía un hombre sentado al otro extremo de la habitación, todos sus sentidos se pusieron en alerta, en ese instante se dio cuenta que estaba cara a cara con el objetivo su misión.

Ella lo miró como si estuviese con la mente dispersa, empezó a recorrer la habitación lentamente, el lugar era asqueroso, estaba lleno de moho y suciedad, tenía miedo de que si se cortara le diera tétanos.

— Celeste no vendrá, ésta es… ¡no recuerdo el maldito nombre!, pero a quién diablos le importa ¿verdad?  — le indicó a su jefe

El hombre que evidentemente estaba al mando levantó una mano y los hombres salieron cerrando la puerta, estaban solos, mejor para ella pensó, miró de reojo si había algún peligro eminente, algún arma que él pudiera usar en su contra, no vio nada amenazador excepto una pistola semiautomática en su cintura, el muy tonto estaba seguro de que ella era manejable, empezó a balancearse y tocarse los pechos para provocarle, eso le animó y se levantó de la silla para acercarse, apretó con su mano derecha la pistola para indicarle de que si intentaba algo raro le dispararía, entonces Sophie cambió de postura para equilibrarse mejor y aflojó más los hombros pareciendo muy accesible, escuchó una risita muy irritante, dándole a entender que su plan estaba funcionando entonces ella le dijo:

  • ¿Tienes lo que necesito? — intentó parecer desesperada
  • Sí, lo tengo por aquí — el levantó un saquito de heroína, luego la puso en su bolsillo y volvió a acariciar su arma
  • ¡Dámelo! — exigió como una verdadera adicta
  • Sabes lo que quiero a cambio nena — advirtió que le amenazaba indirectamente con el arma que traía en la cintura, si no accedía las cosas terminarían mal para ella
  • Sí, y te lo daré en cuanto me des lo que necesito — insistió desesperada , él movió la cabeza en negativa y sonrió

Se dio cuenta que él necesitaba más incentivo visual para ceder, entonces le mostró sus muslos desnudos y agregó:

  • ¿Tanta prisa tienes?, pensé que te tomarías tu tiempo conmigo

El cayó en la trampa, se acercó más y le pasó la mano izquierda por el muslo, la repulsión era instintiva, pero se la tragó y amagó una sonrisa, en ese instante de su rendición él bajó la guardia y cometió un error mortal, se acercó más a ella distraído por los muslos que estaba acariciando y con la otra mano que antes estaba sujetando el arma le tocó  uno de los pechos, no tuvo tiempo de responder a su pregunta, ella le sacó el arma de la cintura, se zafó de sus brazos rápidamente,  se giró y le aplicó una llave en el cuello por detrás al tiempo que le apuntaba el arma a la cabeza, el hombre estaba tan sorprendido que empezó a tartamudear

  • ¿Cómo… tú…?
  • Ishhh — lo silenció presionando más el arma en su cabeza – yo que tu mantendría mi boca cerrada, a menos que no quieras seguir vivo
  • ¿Qué quieres maldita?
  • Tranquilo gatito… ahora tú y yo vamos a negociar
  • Te mataré maldita zorra
  • Creo que aquí la ventaja la tengo yo — le dijo instantes antes de presionar más en su nuca y dejarlo inconsciente

Lo arrastró hasta un costado de la habitación fuera de la zona de riesgo, llaveó la puerta luego pronunció las palabras que condenarían a todos en el edificio

  • La rata ya está descansando

Se sentó al lado del hombre inconsciente en ese piso mugriento, no veía la hora de bañarse pensó, escuchó un montón de disparos, alguien intentó abrir la puerta, ella se posicionó para disparar, el hombre gritó desesperado

  • Jefe ábreme nos están disparando, ¡es la maldita policía debes escapar!

Intentó forzar la puerta con empujones, luego disparó para abrir el cerrojo, pero falló en la puntería y la bala fue a para en la pared de la habitación, segundos después oyó otro disparo, pero ninguna bala atravesó la pared, habían eliminado al último que estaba vivo.

  • Gates ya está despejado — gritó el comandante de escuadrón
  • Salgo — confirmó ella

Abrió la puerta y vio la masacre, se giró y saludo al comandante

  • Señor… todo listo, está inconsciente y desarmado solo hay que colocarle unas esposas y será inofensivo
  • Entendido… Carlson ocúpate de eso
  • ¡Sí señor!
  • Es bueno verte tan servil — se burló de él Sophie, como estaba allí el comandante ella fue ignorada
  • ¿Pudiste sonsacarle algo? — preguntó su jefe
  • No hubo oportunidad, me pareció más prudente inmovilizarlo antes de que me descubriera
  • Hiciste un buen trabajo, hasta yo pensé que te habías drogado
  • Es mi trabajo — dijo ella incómoda y agregó para cambiar de tema — ¿dónde lo van a interrogar?
  • No hay mucho tiempo
  • Lo podemos hacer aquí mismo, si ve lo que le pasó a sus hombres no dudará en soltar la lengua
  • Me gusta que siempre sabes sacarle el mejor partido a la situación — espetó el comandante al tiempo que le daba una palmada en el hombro — tú lo interrogarás, te mereces el crédito
  • ¡Gracias señor!
  • ¡Ya despiértenlo!, Gates lo interrogará aquí mismo — gritó a seguir

Ella pasó nuevamente a la habitación mugrienta para sacar una silla y arrastrarla hasta afuera de la vieja oficina, la puso en medio de los cadáveres y le dijo a Carlson:

  • ¡Tráelo aquí!
  • Sí que eres una maldita perra — le espetó éste cuando se acercó a ella con el jefe de la banda inconsciente
  • Es parte del trabajo ser una maldita — le replicó sonriendo

Ella le  dio unos golpecitos en la cara al hombre que iba a interrogar pero no despertaba, entonces le dio un golpe más fuerte, esta vez sí despertó y escupiendo sangre

  • ¡Maltita perra!
  • Ishhh… recuerda lo que te dije antes de noquearte, te conviene estar quieto y accesible, solo mira a tu alrededor, estás solo, todos tus hombres están muertos

El miró incrédulo, ¿Cómo ella solita pudo haber eliminado a tantos hombres?, pero estaban allí tirados en un charco de sangre

  • Si te preguntas como lo hice, es muy simple, no vine sola…

Los hombres que antes estaban a su espalda surgieron de la nada ante sus ojos, la rabia lo inundó y comenzó a gritar

  • ¡Maldita perra!, te mataré con mis propias manos, pero antes te violaré y luego te cortaré en pedazos y se lo daré a los perros para que coman tu carne inmunda — ella avanzó con una rapidez increíble y lo sujetó del cuello de la camisa para intimidarlo
  • Si me vuelves a decir perra solo una vez más, quien te cortará en pedazos seré yo, y no le daré a los perros, te lo daré a ti para que comas tus propias partes — lo amenazó hincándole con los tacones los testículos, el hombre bramó como un animal adolorido

Todos los presentes estaban en silencio, y al parecer ni un poco sorprendidos, el único que mostró una reacción fue Carlson, que estaba sonriendo muy divertido, cuando el hombre paró de gritar ella prosiguió diciendo:

  • Como dije tú y yo vamos a negociar, y espero que tengas en cuenta tus opciones, si me respondes sin rodeos no te lastimaré y te mandaré a la cárcel por tráfico de drogas, pero si no colaboras te lastimaré y te acusaré de tráfico de armas, tráfico de drogas y además diré que fuiste el topo
  • ¡Yo no te diré absolutamente nada maldita perra! — ella se giró tranquilamente y  dio una patada en la silla haciéndolo caer de frente contra el piso, se aplastó la cara y se rompió la nariz, esta vez brotó mucha sangre, Sophie señaló a otros agente con una mano para que lo volvieran a sentar en la silla, luego le dijo:
  • ¿Volverás a llamarme perra? — él estaba asustado por primera vez, pudo verlo en sus ojos , el hombre solo movió la cabeza en señal de negativa
  • Ahora que nos hemos entendido — agregó tranquilamente — ¡me dirás todo lo que quiero saber!

Después del último golpe el jefe de la banda dio todos los detalles que necesitaban para interceptar el último cargamento que llegaría en la madrugada,  éste le reveló que tenía un socio, una persona misteriosa que orquestaba todos los planes y daba órdenes desde las sombras. Sophie fue a casa para darse un merecido baño antes de continuar con la misión, cuando pasó a buscar su auto en el burdel Carmen le preguntó cómo habían ido las cosas, ella no pudo más que reír por su reacción cuando le dio los detalles los hechos

  • ¿De verdad que casi de rompiste toda la cara?
  • Digamos que le costará mucho tiempo recuperarse lo suficiente para llamar a alguien más de perra
  • ¿Cuánto tiempo estará en la cárcel?
  • No creo que salga pronto, al menos antes de unos 25 años, resulta que sus huellas coinciden con otro caso, uno de asesinato en primer grado
  • ¡Vaya! creo que mis chicas podrán celebrar esta noche, hoy bebidas gratis para todo el mundo — gritó la mujer alegremente
  • ¿No estás triste por perder a tus clientes?
  • Ah no, ya encontraré otros, hace tiempo que quiero desquitarme de esos bastardos
  • Jajaja, me alegra de que mi misión haya servido para tu venganza personal
  • Querida, no pienses que he querido usarte para vengarme
  • ¡Claro que no!, tu eres codiciosa, pero no eres una manipuladora, yo soy la que manipula aquí
  • Tu eres un ángel mi cielo
  • Seré un ángel de la muerte entonces
  • Más bien un ángel vengador, como una guardiana — ambas rieron de la idea
  • No lo sé, cada vez me pesa menos matar a estos malnacidos
  • ¿Será porque se merecen? — le espetó irónicamente
  • Tal vez, o tal vez me estoy volviendo más fría a cada muerte
  • Lo dudo mucho, tú tienes el corazón puro, como la de un héroe
  • ¡No soy una santa!
  • No dije eso, tú haces las cosas por el bien de los demás, tu consciencia debería estar tranquila…

Esas últimas palabras le pesaron, saliendo de sus pensamientos miró el reloj, aún le quedaban un par de horas para ultimar detalles con su equipo, su comandante le había dicho que no era obligatorio que fuese con ellos, que ya había hecho mucho por el equipo hoy arriesgando su vida al entrar sola a la guarida del lobo, pero ella no podía dejarlo así, hoy se había enterado de que la persona que mandó matar a su colega era el socio del jefe de la banda de tiburones, podría estar cara a cara con el animal que había dejado a dos niñas sin padre, mirar a los ojos de esas pequeñas en el funeral le recordó su propia pérdida, lo difícil que fue para ella tener que vivir sin su padre a una edad adolescente, sin embargo éstas niñas habían perdido mucho más tiempo de vida con su padre, se encargaría personalmente de meter al malnacido que las dejó huérfanas en la cárcel

Llegó al punto de encuentro, usaba su equipamiento completo, incluso un chaleco antibalas, no sabían que esperar, el socio del que no sabían mucho era sin duda el cerebro de la operación, esperaban atraparlo con las manos en la masa y mandarlo directamente a la prisión de máxima seguridad para que nunca volviera a ver la luz del día

  • Comandante según inteligencia, hace tres días vieron dos camiones en movimiento que se dirigían a la frontera, los pararon y estaban vacíos, creo que son los que buscaran la carga porque encajan con la descripción que nos dio el jefe de la banda — explicó Gates
  • ¿Tienen las fotos?
  • Sí — le pasó el informe Carlson
  • De acuerdo, esperaremos hasta que aparezcan, quiero 2 francotiradores apostados en los techos de esos edificios paralelos, los camiones no pueden pasar nuestra barricada, ¿entendido Gates?
  • Entendido — afirmó ella, su comandante le había dado pase libre para hacer lo que fuese necesario para interceptar la carga

Esperaron dos horas hasta que uno de los francotiradores avistó dos camiones que venían a gran velocidad por la carretera

  • ¡Gates! he avistado a dos camiones que encajan con la descripción, conducen a unos 100k/h están a unos dos kilómetros aguardo instrucciones — le informaron a través del dispositivo de comunicación
  • Entendido, aguarda mis instrucciones — le respondió antes de mirar a su comandante — Están en camino, a unos dos kilómetros de distancia
  • Prepárense para usar la artillería pesada, todos en sus puestos, Gates quiero que estés en la última línea de ataque, si todo lo demás falla tú serás nuestra última esperanza
  • ¡Sí señor! — confirmó ella, colocando en su espalda una bazuca y tomando en las manos un rifle de largo alcance, se dirigió a unos ciento cincuenta metros de distancia de la primera línea de ataque, se ocultó entre las columnas de un viaducto que atravesaba la carrera internacional

Los camiones avanzaron a gran velocidad, pero cuando quedaron en el campo de visión, dos vehículos 4x 4 blindados aparecieron en la escena con hombres armados hasta los colmillos empezaron a disparar con ametralladoras, el comandante y sus hombres fueron sorprendidos a tal punto que gran parte de sus hombres cayeron bajo la línea de fuego, algunos lograron zafarse solo a tiempo de tirarse al piso, pero no pudieron reaccionar a los disparos que recibían, los francotiradores dispararon pero no eran suficientes para detener 2 camiones que cruzaron sin ningún problema por la barricada policial gracias a la distracción causada por los dos vehículos blindados.  Sophie vio con horror como sus compañeros eran acribillados sin ninguna misericordia, no tenía opción todo estaba en sus manos ahora, estaba sola y sin ningún plan específico, jamás imaginó que no serían capaces de parar a los camiones en la primera línea de defensa,  tenía que detener el paso de los vehículos entonces  hizo lo único que se le ocurrió que sería lo suficientemente fuerte para detenerlos, bajó el rifle y preparó la bazuca,  luego de ajustar la mira disparó a 15 metros de distancia de su cuerpo en línea diagonal, sabía lo que pasaría, pero no iba a dejar que los delincuentes se escaparán

  • ¡Malditos bastardos! — fue lo último que dijo antes de que apretará el gatillo e hiciera volar el viaducto
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