El aturdimiento aparece de forma instantanea cuando las primeras luces que ven sus ojos forman una batalla para conectar lo no real con el mundo verdadero.La cabeza gira a mil por horas. Una gran jaqueca se rehúsa a marcharse cuando se afinca en sus dos codos para parpadear y desaparecer lo difuminado de cómo ve el alrededor.Sin fuerzas, al instante no comprende, pero logra sentarse con la mano en la cabeza.Y los recuerdos aturden de forma tan abrumadora su mente que le cuesta enfrentarse, saber si realmente fue una pesadilla…Pero al ver este cuarto...Su única pregunta es: “¿Dónde estoy?”El horror la deja caer de forma precipitada y es lo único que siente al ver que está en un lugar completamente desconcido. Ventanas abiertas, un candelabro encima y varios espejos. ¿Qué es este lugar?Está vestida con la misma ropa de ayer y aún tiene sus tacones. ¿¡Qué está pasando?!Sus piernas son gelatinas al ponerse de pie pero poco a poco va saliendo del trance, arrastrandose por el cuar
Las voces murmurar cuando Angelina, bañada en lágrimas y extenuante, mira hacia todas partes. Debe encontrarlo. Él es lo único que le importa ahora, nadie más. Pero los murmullos y las ojeadas que reciben son de discordia, de incredulidad. Puede sentirlas como una flecha clavada en su nuca pero aún así no se detiene.—Angelina —Vittoria la detiene. En sus ojos ve una gran tristeza—, ¿En dónde estabas Angelina…?—¿Dónde está…? Necesito ver a Giancarlo —Angelina apenas habla con fuerza. La desesperación la controla—, ¡Dime dónde está!Pero Vittoria balbucea sin saber qué decir. —¡Descarada! ¿Qué haces en nuestra casa después de todo lo que has hecho? —un tono de voz repleto de inquinia retumba en el pasillo. Magdalena baja las escaleras. Al acercarse está lista para atacar—, ¡Eres una descarada! ¡Una escoria! ¿Cómo puedes humillarnos así?Pero Angelina se zafa de su agarra sin decir nada. —¡Quítate de mi camino! —le grita Angelina. Empieza a alejarse buscando como loca la oficina de
Corre lo más que puede. Las paredes se hacen pequeñas, robandole el aliento. Las batalla contra su mente que le exige marcharse y su corazón que llora incontablemente vuelven de ella un ser sin vida. —¡Señora! —la voz de Issie hace eco en el pasillo cercano a la salida—, ¡Señora, espere!Salir de aquí es lo único que desea. No quiere nada más, y menos si pasar más tiempo significa encontrarse con él…no, no quiere verlo. No quiere verlo más nunca.—Me iré con usted, no la dejaré sola —Issie llega a su lado. Su rostro tiene clavado esos gestos dolorosos al momento de acercarse—, deje que vaya con usted.—No, Issie, tú lugar es este. Debes quedarte aquí —Angelina no tiene ni voz ni fuerzas para hablar pero lo intenta—, quédate.—Pero señora…Ruby y Ava aparecen también, trayendo consigo la expresión fatal en sus rostros preocupados.—También nosotras —Ruby se pone a su lado mirando con rabia hacia al frente—, no vamos a dejar que todo lo que estén diciendo la denigre más.Angelina inten
Primero, decepción. Luego, dolor. Sin pensarlo, odio. Ha pasado por esto no una, sino dos veces. Pero nada se compara con haber sido engañado de la peor forma posible: bajo un hechizo. Estando jodidamente…enamorado.El orgullo que no dejaba que nadie ni nada entrara dejó de usarlo, volviéndose más vulnerable. Y al hacerlo: acabo perdiendo.Perdiéndolo todo. Su orgullo, sus emociones, el camino de su venganza. Se desvió en lo que debía hacer y ahora está pagando las consecuencias. Un corazón roto, sumido de negrura y odio, en soledad y pérdidas en el alcohol y en el cigarro. Sus dedos trazan el vaso de cristal lleno una vez más del whiskey más amargo que pudo haber encontrado, y el camino de sus ojos queman el propio fuego de la chimenea.Oscuro, sin vida, completamente vacío se siente éste lugar donde la única luz tenue apenas ilumina el alrededor. El crujido de la madera no ha dejado de escucharse desde que entró cerca de las dos de la mañana, y aún no ha amanecido.Apenas fue hac
Cecilia también se queda impactada al ver a su tía justo al lado de una Angelina completamente anonadada. Pero ésta situación sólo se salva cuando Genoveva con el mentón a lo alto y moviendo sus dedos de forma elegante, da un paso hacia Cecilia.—Que sea la última vez que veo que hablas así de mi hija. Aquí, o en cualquier otra parte. ¿Entendiste bien?Pero su prima no responde, y en realidad, lo único que observa es como, furiosa hasta la coronilla, Cecilia sale de inmediato de sala y se lleva consigo tanto su prepotencia y su inesperada confrontación con la única persona que llama, o llamaba hermana.Angelina está sin aire, encontrándose a la deriva. Sin rumbo porque acaba de salir del infierno sólo para meterse en otro. Este sitio no es seguro pero ¿A dónde más iría? Sus sueños están quebrados, sin nadie que los ayude a recuperarlos. Sus lágrimas secas llegan hasta su cuello y al sentir la mano de su madre en la suya, Angelina parpadea las gotas del llanto que sobresalen de su ro
No puede dejar de pensar en lo que ha dicho Damiana. ¿Gabriel en la cárcel…? ¿Cayó por sus mentiras y ya está pagando por eso? ¿Quién lo hizo? Mil incógnitas se apresuran hacia su mente después de salir de su habitación, pero Gabriel Mancini debe pudrirse en el infierno. Esa noche le dice a su madre que será la última que estará en ese lugar. Seleccionaría una de las casas más pequeñas en Florencia para estar sola y buscar la forma de seguir con lo suyo. Cecilia no aparece a cenar esa noche, sólo Annalisa, Massimo y Nicolai siguen dirigiendo la palabra pero que, como todos los demás, están el ojo del huracán por el escándalo y ninguno se acerca a decirle o reprocharle tal cual lo hizo Cecilia. Dicen, más que todo Massimo, que hará lo posible para que Gabriel se pudra en la cárcel por lo que hizo y que no permitirán que un hombre como Vicente pertenezca a la familia. Ésta noche es sin duda una catástrofe dentro de ella porque ni siquiera tiene el tiempo para decirse que debe t
—¿Hace cuánto que usted se dio cuenta de la invasión de impuestos? —pregunta el oficial encargado que anota en su pequeño cuaderno frente a su escritorio.El sorbo que ha dado del whiskey sabe mucho más amargo al oír esa pregunta, y cansado ya de éste interrogatorio, Giancarlo vuelve a servirse un poco más.—Hace casi dos meses. —¿Cómo se dio cuenta?¿Por qué en cada pregunta ella tiene que estar? Indirectamente, la única que se había dado cuenta de eso fue ella.—Una trabajadora vio movimientos raros —no mira al oficial sino a la ventana—, ¿Qué más quiere saber? Necesito que las autoridades no clausuren mi empresa, ya el culpable está tras las rejas y tienen en sus manos mis cuentas.—Es el protocolo, señor Mancini. De todos modos la empresa está bajo revisión y si se paga al gobierno lo que se le debía y no hay otra sospecha de evasión, puede estar tranquilo que su empresa no irá a juicio.—Eso fue lo que escuché hace un par de días por su compañero y Fattoria Verde sigue igual. No
Su mundo se detiene por completo. En estos momentos lo que ahora siente es esa clase de conmoción que carcome las entrañas y todo rincón de su cuerpo.De su alma.De su mente. De su corazón.La turbación aturde sus oídos y ni siquiera sabe cómo reaccionar, qué decir, qué sentir. Sus manos tiemblan con el papel en la mano, y sus recuerdos se saturan hasta dejarlos polvos. Olvida quién es por un momento. Su boca entreabierta secan sus labios y ahora están tan blancos como el color de su blusa. Sus ojos, ya de rojos de tanto llorar pero sin moverse de su sitio, no dejan de ver el “POSITIVO” recalcado a lo grande del papel. Puede sentir las lágrimas bajando por sus mejillas, pero no puede sentirse a ella misma, nada de sus cinco sentidos corren como debe ser. —Angelina.Con su expresión pasmada tiene que ver a su madre. Genoveva la observa de una forma indescriptible. Pero cuando observa que su hija se pone de pie todavía en estado de shock, se acerca a ella para tomar su mano.—Angel