43. Un corazón que no siente ni ama

Tal cual lo había prometido Astrid volvió para que Giancarlo se colocara en su silla. En realidad, Giancarlo es un hombre bastante fuerte, musculoso y con la ayuda de sus brazos puede hacer cualquier cosa. Sin embargo, siguió negando que se le ayudase para sentarse en su silla y Angelina sólo le sostuvo la silla para que él mismo, sin mostrar signos de dolencia o algo más, se sentara en ella.

—Eres un gruñón —le murmuró Angelina cuando ya Giancarlo, vestido en su traje negro de oficina, arreglaba sus piernas en el reposapies.

—Ya hiciste demasiado —fue lo único que respondió Giancarlo, arreglándose su corbata.

Angelina le tocó negar con la cabeza, y como su silla era eléctrica, no necesitaba de su empuje. Astrid quedó convencida de que haría un gran trabajo porque tiende a aprender rápido, y de cualquier forma ella iría a la mansión de los Mancini para ver que todo ande bien. Se despidieron de ella a la salida y Angelina vio a Vito esperándola, pero también esperaban los escoltas y e
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo