109. En sus brazos: una madre volviendo a vivir

Lo que despoja a Angelina de mantenerse totalmente tranquila es que sigue corriendo hacia la mansión siendo llamada por Fabrizia una vez la observa desaparecer.

Pese a sentir que está en la cuerda floja donde un sólo paso la tamborilea y le evita que dé un paso más sigue corriendo.

Al observar que el cuarto donde Fabrizia había dejado a los niños está abierto y Paolo no está ahí.

Se apoya del umbral de la puerta sintiéndose despojada del aire y de la calma.

¿Acaso se está imaginando las cosas? ¿Es un sueño o es una pesadilla? Jadeante, Angelina retrocede temblorosa fijándose en el camino hacia el jardín.

—¿Dónde está…? ¿Qué…?

—¡Señora! —Issie arremete su voz en el pasillo llamando la atención de muchos en éste lugar incluidos a los trabajadores que ya no están en su hora laboral—, el señor Mancini acaba de llegar. ¡No ha venido solo!

Angelina une las palabras de Issie con su mente abollada en el desaliento. Exasperada observa a Issie con los ojos abiertos. Luego, mirando hacia el
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