Capítulo setenta y nueveAngustia e incertidumbre*Enrico Falconi*El último punto es dado y por fin dejo escapar un resoplido. Cuando al doctor Rossi le arruinan sus obras de arte tiene más mala leche que el propio Adriano Di Lauro. —Ya está —informa terminando de vendar—. Trata de no meterte en tiroteos o cabrear a tu suegro en lo que esos puntos cierran bien. —Tu bromita de mal gusto no le ha hecho gracia a nadie —señalo con peor humor que él mismo—. ¿Puedo ahora ver a mi mujer? Resulta que los energúmenos que me rodean e incluso la propia Cassie me han impedido ver a Ella hasta que me cure la herida. —Vamos —termina diciendo tras mascullar algo ininteligible—. La han sedado —anuncia en tanto caminamos— y como ya ha dicho la ginecóloga, tienes que ser tú la voz de la calma entre los dos. ¿Calmado? En estos momentos creo que ni un somnífero para caballos me calmaría. No solo acabo de descubrir que mi novia está embarazada, sino que corre el riesgo de perder al bebé y... ¡ella
1/3Capítulo ochentaEl centro de mi mundo*Stella Di Lauro*¿Embarazada? «No, imposible»De ser así yo lo sabría, ¡me habría dado cuenta! No puedo ser tan estúpida.Soy una mujer, hija de una doctora y he visto a mi madre embarazarse cuatro veces, no puedo estarlo. Definitivamente no.—Es una broma, ¿cierto? —pregunto para nadie en específico. Simplemente es una especie de plegaria al cielo, porque esto no puede jodidamente ser.Cuando mi novio niega con la cabeza una sensación de que mi mundo se sacude ante mis ojos me estremece de pies a cabeza. Estiro una mano buscando la suya y enseguida me la devuelve. Cuando nos tocamos es como estar anclados a la felicidad y la seguridad. Las cosas dejan de asustarme y siento que es la pieza del puzzle que me faltaba por encajar.Eso provoca en mí un toque de Enrico Falconi.—Estás embarazada, Ella y ninguno de nosotros se dio cuenta. «Embarazada», la palabra sigue rondando en mi cabeza y me revuelve hasta los intestinos. —Pero... —no hal
2/3Capítulo ochenta y unoEl bebé escondido*Stella Di Lauro*Los segundos parecen convertirse en minutos, los minutos en horas y las horas e día. Enrico Falconi ha recurrido a infinidad de recursos para seducirme, conquistarme y ganarse mi amor. Sin embargo, ninguna de sus tretas o sus palabras pueden superar la declaración que acaba de hacer. Además de romántico, ha sido muy... verdadero. —Un discurso muy convincente, señor Falconi —consigo pronunciar no tengo idea de cuánto tiempo después—. Tendré que esperar a salir de aquí para hacer las maletas. —¿Eso es un sí? —pregunta tan perplejo que parece ver monos voladores a su alrededor. —Bueno, creo que he sido bastante clara —repongo con marcado sarcasmo—. ¿Falconi? —chasqueo los dedos frente a sus ojos al no obtener reacción de su parte—. ¿Pero quién leches eres tú? —cuestiono enfurruñada—. Por favor, quitad este memo de mi vista y traedme de vuelta a mi novio descarado. —¿Te vienes conmigo? Asiento con la cabeza para reafir
Capítulo ochenta y dos (Final) Me completas*Stella Di Lauro*Resoplo por enésima vez, sintiéndome como una estúpida aquí sentada en el sofá del salón principal de la casa, mientras mi padre y mi novio caminan toda el perímetro peleando. Donde uno quita algo, el otro la pone y hasta por un puñetero cenicero discuten. ¡Un cenicero! Lo peor de todo es que ninguno de los dos fuma. —Nos vas a abrir un jodido hueco en mi pared, Falconi —advierte el Magante de Acero. —O me dejas quitar tus horrendas pinturas, si es que así se les puede llamar —contraataca el otro—, o te lleno la casa de agujeros, Di Lauro. —¡Atrévete! El desafío parece incentivar más a mi chico, quien se apresura a encender el motor del taladro. —Me importa un rábano tu cara asesina —le señala—, voy a poner mis fotografías y las de mis padres quieras o no. —¡Búscate una casa en la que mandar, porque esta es mía! —mi progenitor explota rabioso. —¡Ya la tenía! —su yerno no se echa atrás—. Estaba muy tranquilo en mi á
Epílogo Primera ParteEl fin del mundo*Stella Di Lauro*Los días van pasando y cada vez estamos más aclimatados al nuevo entorno. Mamá tiene fecha de parto para dentro de tres días mientras que a mí todavía me falta un mes.Un mes... solo cuatro semanas para sostener a mi hija en brazos. Mi casa, esa que un día fue fría y vacía, hoy más que nunca se encuentra llena de vida y de nuevos integrantes por venir.Por eso mi madre, quien hace más de cinco semanas ha dejado la vida laboral dado su avanzado estado, ha decidido hacer un baby shower conjunto. La decoración le ha quedado de diez y el numeroso equipo de trabajo contratado se mueve con una eficiencia impresionante. Esta augura ser una fiesta perfecta..., siempre y cuando mi padre no se mosquee, puesto que no sabe nada. Cuando se entere de que mientras él está en la oficina, su mujer anda llenando la casa de globos de colores en los que identifican el sexo de ambos bebés, lo más seguro es que se cruce de brazos enfurruñado para
Epílogo Segunda ParteReina de Acero*Stella Di Lauro*¡Se han vuelto locos! Si nuestros padres se enteran se arma el Apocalipsis y uno del cual no quedará nadie vivo. Enrico me hace señas para hacer silencio y con la mayor ligereza posible, salir pitando de ahí. El susto no se me ha salido del cuerpo cuando veo a mi señor progenitor cruzar el jardín para llegar a la piscina exterior envalentonado. Aquí se va a armar una buena. —Si se entera... —Cállate —ordeno todavía procesando la noticia. —Al menos ahora sabemos por qué se lanzan tanto odio. —Y a dónde va Christina cuando desaparece —añado a la vez que hago ejercicios de respiración para calmar mi desaforado corazón—. Mejor vámonos, antes de que se me ocurra entrar ahí y arrancarle las orejas a los dos. Adriano Di Lauro hijo puede dar la moto por perdida, porque esta vez sí no se la devuelvo. Al regresar nos encontramos la fiesta de reclamos en pleno apogeo y me tomo el zumo de fresa que me ofrece un camarero del tiro has
Holaaa ¿Me echábais de menos? Sé que os he dejado un poco abandonadas, pero necesitaba un descanso y tomar aire para aclararme un poco las ideas. En recompensa, os traigo esta sorpresa. Los extras que prometí llegarán. Tendremos todo el mes de julio para leer los extras que queráis. Yo iré subiendo los que tengo en mente poco a poco (que son unos cuantos jeje). Así que si tenéis alguna petición especial este es el momento, porque el treinta y uno de julio cierro la novela. Sin más, espero de todo corazón que disfrutéis de estos pequeños momentos de la familia Di Lauro. De sobra está decir que en cada uno de ellos he dejado un pedacito de mi vida y mi alma. No olvidéis dejar reseña y comentar. Osea quiero un montón, espero que me quieran aunque sea un poco indisciplinada. Besos.
Capítulo extra: La boda de mis sueños*Stella Di Lauro*Deslizo mis dedos por el corsé de mi vestido blanco y siento que estoy en medio de un sueño.Contemplo mi reflejo en el espejo y me resulta casi imposible creer que soy yo. Sin embargo el aura de felicidad es inefable y sublime. Soy muy feliz.Llegó el gran día y... ¡Joder! Estoy más nerviosa que cuando di a luz. —Estás preciosa, mi amor —mamá se me acerca por detrás apoyando la barbilla sobre mi hombro—. Enrico volverá a enamorarse de ti en cuanto te vea. —No lo dudo —salta mi tía—, pero los que se van a morir nada más que salgas son tu padre y tus hermanos. Debemos salir con ella, Cassie, no vaya a ser que ese grupo de trogloditas la vaya a secuestrar.—Leah... —la reprende mi tía Wendy. —¿Qué? —se encoge de hombros como si nada, colocando la manilla de zafiros que me regaló Federico el día del parto—. Algo azul, aunque con los ojazos esos que tienes es más que suficiente. Tu hermano tiene buen gusto. —Lo sé —sonrío sacudie