Capítulo extra: Una cita preparada Cassandra Di Lauro Apago la cerilla y coloco la última vela aromática. Desde mi posición contemplo el paisaje con una enorme sonrisa en mis labios. Las cortinas blancas y doradas combinan junto a las mantas del mismo color. Por donde quiera hay pétalos de rosas rojas, dándole sencillez y elegancia al mismo tiempo al ambiente. El cuenco de fresas permanece en su sitio junto a la Champaña. «Un sorbo no le hará daño al bebé» Aunque por si acaso mi marido se pone paranoico al respecto, tengo zumo de naranja. El amor se respira en el aire, lo cual es precisamente mi objetivo. Necesito un tiempo a solas con mi italiano, disfrutar de nuestros cuerpos, nuestro cariño. Necesito una pausa en el tiempo para luego poder continuar nuestra ajetreada vida. Mi suegra me confirma que ha llegado a su casa con los pequeños junto a Vivi y le doy el resto del día libre al personal de la mansión. Por supuesto, a los gorilas no hay quién los saque, pero al menos se q
Shot Ella y Enrico *Narra Stella Falconi* Amanece otro día más en este sitio y no puedo mentirme diciendo que no he pasado una noche maravillosa con él. Cada día que paso a su lado y viviendo esta nueva experiencia es como si fuera una nueva vida para mí y comienzo a acostumbrarme a ella sin poder evitarlo. El azote en el trasero me despierta y me hace soltar un chillido de forma automática. —¿Acabas de azotarme el culo...? —la última palabra sale con un ruidito extraño debido a que el golpe se desvía a mi sexo. —¿Te gusta? —un jadeo ahogado es todo lo que puedo pronunciar y de inmediato, me vuelve a golpear con ondas de choque magnético—. Responde. —¡Sí joder! —vuelvo a gritar y cuando siento la profunda penetración, pienso que me quedaré sin garganta. Su brutalidad duele, arde y quema como la m****a, no obstante, también me prende. ¡Me cago en la leche! ¿En verdad estoy tan loca? Sí, pero también estoy enferma... de él, de lo que me hace sentir, de lo que hace explotar cada
Especial Federico Di Lauro *Narra Federico Di Lauro* La puerta de mi consultorio se abre y las piernas que me vuelven loco en los últimos tiempos cruzan por delante de mí, cerrando tras de sí con seguro. Ella sonríe y yo le dejo hacer, consciente de que los dos sabemos lo que sigue desde ahí. —Nuestro horario laboral ha llegado a su fin, señor —informa con su característica eficiencia. —Eso quiere decir que ya no debes llamarme «señor» en primer lugar —señalo siguiéndole la corriente para luego indicarle acercarse con un gesto en la mano—. ¿Qué deseas, Elena? —Hacerlo con mi jefe encima de su escritorio —responde sin dudar. Por eso me gusta y la mantengo a mi lado. Elena es eficiente, clara y directa en todos los sentidos. Sabe lo que busco y no pide nada más que los maravillosos orgasmos que le regalo. —Entonces, ¿qué esperas para quitarte ese bonito vestido? No lo duda dos veces y cumple mi orden llevando la mano a la parte trasera de su vestido. Bajo mi atenta mirada,
Especial Kristine Frost *Narra Kristine Frost* Me sorbo la nariz intentando que no se me desmonte todo el maquillaje y me reclamo internamente por lo estúpida que he sido. ¿Es que soy la única que cree en el cliché de amar al jefe que termina enamorado hasta las trancas de la asistente? ¡Joder, hay que leer más! Es tan bonito. ¿Por qué no puedo tener eso yo también? He permanecido a su lado desde el primer día de manera incondicional, guardándome todo lo que siento primero porque no era correcto y luego... porque él mismo me cerró las puertas a cualquier posibilidad de acercamiento aparte del sexo. Le he acompañado en las buenas y en las malas, incluso en la enfermedad de su mujer. Soporté estar cerca del hombre que más he amado en mi vida sabiéndolo de otra, solo porque no soy, ni he sido, ni seré nunca capaz de dejarle... Lo sé. Pensarlo solo confirma que soy un caso perdido. Perdida en sus ojos marrones, en ese pelo ahora un poco cano, pero de origen castaño, en los labios
Capítulo Extra Wendy Lambert *Wendy Lambert* Siento unas caricias en mi rostro. Son besos, besos que empiezan en mi frente, luego se trasladan a mi nariz, a los pómulos; pasan por mis labios con un mínimo roce, roce que me deja con ganas de más, pero no recibo lo que mi cuerpo tanto ansía. Los besos siguen bajando y ahora son un poco mojados. Rodean mi cuello, me hace un poco de cosquilla por lo que me remuevo en la cama, cuando termina de besarme y lamerme el cuello, sube otra vez, pero esta vez se desvían hacia mi oído y ahí sí reacciono. —Romeo, sabes que ese lugar es mi punto débil y que cuando llegas ahí no hay marcha atrás —murmuro con los ojos aun cerrados, aunque mi nivel de excitación ya es bastante alto—. ¡Para! Aún sigo enojada contigo. Me siento rara, enojada y caliente a la vez. —Así que mi amigo te hizo enojar —su voz ronca penetra en mis oídos dejándome aturdida por unos instantes—. Entonces, déjame quitarte esa molestia y sustituirla por una mejor. No puedo cree
Capítulo Extra: Primer Aniversario Ella y Enrico *Stella Falconi* Al entrar en el salón después de una jornada laboral agotadora, lo encuentro silencioso y oscuro. Me asusto, por lo que giro para buscar ayuda, pero la iluminación de la habitación me detiene. Me giro y lo que encuentro me asombra de tal manera que me deja sin habla. Estoy rodeada de pequeñas luces como las de navidad y del techo cuelgan enormes globos con una rosa y una tarjeta en la punta. Las cuales voy leyendo debido a que van guiándome. Las rosas las voy tomando en mis manos y cuando llego a la última tarjeta, esta se encuentra sin rosa y con una inscripción que me hace maldecir una y otra vez. "Doce rosas, una por cada mes a tu lado. Feliz Aniversario, princesita." «¡Joder, se me ha olvidado mi aniversario!» Soy buena con las fechas, por lo que sacando cuentas hoy no se cumple un año desde que nos casamos. Si no, un año desde que estuvimos por primera vez. Ese día en que me lancé con él en paracaídas, litera
Capítulo Extra: Solo tú Sus deditos se pegan a mi piel en tanto su pequeña boca succiona con avidez y yo no puedo hacer otra cosa sino contemplarla embobada. Es tan hermosa, tan... perfecta. —Lo es —escucho la voz de mi esposo y entonces, me doy cuenta de que he pensado en voz alta—. Es hermosa y perfecta... como tú. Enrico se acerca a besar su cabecita y luego mis labios, para más tarde continuar observándola juntos. Así llevamos horas y creo que lo estaremos por otras más. Nuestros ojos simplemente no pueden apartarse de ella, del ser maravilloso que hemos creado juntos. —Me cuesta creer que un ser tan puro y precioso haya venido de mí —declaro conmovida con unas silenciosas lágrimas asomando mis mejillas de manera repentina—. Es... es... —Increíble —culmina la frase por mí, aunque presiento que esa palabra se queda corta para describir el montón de sensaciones que me corroen—. A mí también me lo parece. Hemos hecho magia juntos, princesita. —¡Quién lo diría! ¿Eh, playboy
(Contexto: Día del baby shower, minutos antes de que Cassandra se pusiera de parto)*Christina Frost*—Dime que el estúpido ese te hace lo mismo que yo. Me estremezco ante sus palabras. Es embriagador saber que lo he empujado a sus acciones, que su deseo por mí ha ganado a su sentido común. Mi cuerpo está disponible para él, el recuerdo de nuestro último encuentro sexual aún está en mi mente. Puede que me domine físicamente, pero ambos sabemos que soy yo quien ha mantenido el control hasta este momento.—Oh, querido —respondo con chulerías—, hace cosas mucho mejores. —Mientes —el enfrentamiento entre amantes inicia. No puedo decir que no haya pensado en el sexo que tuvimos a menudo, porque mentiría. En momentos tranquilos, el recuerdo de mi cuerpo desnudo moviéndose contra el de Adriano me ha venido a la mente. Incluso he soñado con ello. Sin embargo, no estoy dispuesta a contarlo. —¿Qué pasa, Di Lauro? —me mofo sintiendo su dureza. Lo conozco... demasiado bien. Nuestros enfrentam