A la pequeña Silvia, al final le pedimos un helado de chocolate,mientras Adrian y yo hablamos de la pequeña, cuando de pronto Silvia fue a darme un abrazo, manchando mi camisa blanca con su refresco, pidiendo Adrian al camarero un poco de soda, para limpiarme, pero no me acordaba de que la camisa se iba a transparentar, dejando mis sujetador de encaje a la vista cuando ya intente limpiarme, mirandome Adrian de tal manera mi pecho, que me sentía tan avergonzada, hasta que se dio cuenta y apartó su mirada a mis ojos
— Yo lo siento, venga hija vamonos, Elizabet tendrá cosas que hacer ¿te llevo a casa? con esa transparencia no creo que quieras ir en el metro — me dijo
— No tranquilo, tengo mi coche aquí al lado, de todas maneras gracias por preocuparte por mí — respondí
— No quiero papi, quiero irme con mi mami — le dijo la pequeña, cogiendola su padre en brazos apartando sus piernas con la mano para que no volviese a dar diana donde antes.le dio.
Adrian me acompaño hasta donde tenia mi coche, mirandome mientras lo abría, y le daba la mano en señal de gratitud
— Elizabet, dame tu telefono, te voy a grabar el mio, por si algun dia quieres que nos veamos, a mi hija le haria mucha ilusion volver a verte — me dijo
— Claro que sí, pero dime ¿a tu esposa no le importara? no quiero meterme en una pareja y si va a ser _________ no me dejo terminar de hablar
— Mi esposa murió hace cuatro años en un accidente de coche, no te preocupes por eso, ahora mismo no hay nadie en mi vida, nada más que mi pequeña Silvia – me dijo
— Lo siento mucho, bueno ha sido un placer, ahora si tengo que marcharme, — le dije dándole un beso a la pequeña en su suave mejilla, diciéndome adiós con su pequeña mano
Llegue a mi casa una hora después, dejé el coche en el garage, entrando en mi casa despacio, estaba segura de que si mi padre me viera con la blusa manchada y su transparencia, me esperaría una buena regañina,
— Hola cariño, ¿de donde vienes asi? – me pregunto Marta, la criada
— Es una historia un poco larga, ¿donde está mi padre? – pregunte susurrando
—- Tranquila está en su despacho, anda ves al dormitorio y cambiate, que como te vea asi, no vas a ver la luz del sol en días — me dijo Marta
Quise pasar corriendo por el despacho de mi padre, pero de pronto lo escuché llamarme
— !! ELIZABETH ¡¡ — gritó
—¿ Sí papá? — pregunte, pero sin entrar
— Hija necesito hablar contigo, ven un momento a mi despacho — me dijo
— Ahora voy, dame un minuto, necesito ir al cuarto de baño, – le dije marchándome corriendo a mi dormitorio mientras Marta me miraba moviendo la cabeza.
Mi padre no era mal hombre, solo algo estricto, me crió solo pues mi madre nos abandonó cuando yo nací, Me hubiera gustado estudiar para ser una buena doctora, pero la empresa que mi padre montó con gran esfuerzo me obligó a estudiar empresariales, ya que yo sería cuando estuviera preparada, la directora General de la empresa Mackenzie que es así como se llama. Mi padre nunca ha querido casarse, su vida la ha dedicado a su hija y a su empresa, aunque hubiera agradecido tener una madre, pero él nunca quiso una mujer en casa, solo Marta la sirvienta y yo, Mi padre siempre ha sido un hombre guapo, además de multimillonario, amantes a tenido muchas, pero nada más, ya él decía que las mujeres que querían algo más con él, era porque iban a por su dinero o por su apellido, así que ahora me veo en la obligación de tomar su cargo cuando se jubile.
Una vez que ya me cambié de ropa, me fui al despacho de mi padre, viendo a un joven de pelo rubio y con unos preciosos ojos azules levantarse del sillon que habia enfrente de la mesa del despacho
— Buenos días papá, ¿querías verme? — le pregunté, sin dejar de mirar a ese hombre que no conocía
— S hija, entra, quiero presentarte a Carlos, quiero que salgas con él, os conozcais y os caseis, en las empresas Mackenzie no puedes ser directora, una solterona y sin hijos, es una tradición de familias — me dijo
— Hola Elizabeth, tu padre me ha hablado muy bien de ti, ¿así que vas a ser tu la nueva directora de la empresa, en cuanto tu padre se jubile? — me dijo Carlos, cogiendo mi mano, besando el dorso
— Eso parece, pero a ti no te conozco, papa como quieres que me case con alguien que ni siquiera se quien es — le comente
— Tranquila, Carlos viene de buena familia, su padre y yo jugamos mucho al golf y se que este hombre viene de una familia adinerada, y a ti nunca te faltará de nada, en cuanto os caseis, te hare directora de la empresa y cuando nazca mi primer nieto, le haré un fidecomiso muy importante — me dijo mi padre, quedando inmovil donde me encontraba
La verdad que Carlos no estaba nada mal, pero yo ya no dejaba de pensar en Adrian y su preciosa hija, así que sin decir nada, me di la vuelta para marcharme de aquel despacho
— !! ELIZABETH ¡¡, ¿no te despides de tu prometido? — me dijo gritando mi padre
— Adios Carlos, espero no volver a verte nunca — le dije, viendo una sonrisa pícara en sus labios
— No creo que eso sea posible Elizabet, vendré esta noche a las ocho a recogerte para ir a cenar juntos, antes de que se celebre nuestra boda y seas mi esposa, quiero conocerte un poco mejor —- me dijo el descarado
— ¿Y si no me apetece ir contigo a cenar porque tengo otros planes? — pregunte
— Los anularlas y quieras o no, vendrás a cenar con tu futuro esposo — me dijo Carlos, poniendo sus dedos en mi barbilla obligándome a mirarle a los ojos
—!! TE ODIO ¡¡ – le dije marchando seguidamente del despacho
Después de comer, ayude a Marta a recoger la cocina ya que era como una madre para mi, me marché a mi dormitorio tumbandome en la cama con mi movil en mi mano, dándome cuenta de que Adrian me había mandado dos mensajes, Empece a sonreir mientras los leía, Uno de ellos me decía de quedar al dia siguiente para ir a la playa, ya que a su pequeña le gustaba mucho el mar y como él estaba de vacaciones quería aprovechar para llevarla, Enseguida le respondí a su mensaje, diciéndole que estaria encantada de acompañarlos a los dos, respondiendo él a los pocos segundo, dándome las señales de donde nos veríamos. Sobre las seis, escuche como tocaban el timbre de mi casa, me fui de mi dormitorio, viendo entrar en mi casa mis amigas, Loreta y Gina, abrazandonos las tres mientras saltábamos— Niñas, tranquilas, no vayáis a despertar al señor — nos riñó Marta, marchando las tres al jardín donde estaba la piscina— Cuéntanos, ¿qué tal te fue con el macizorro y su hija? – me pregunto Gina— Todo bien,
Me marché de mi casa, subí a mi coche, lo arranque marchándome de mi casa hacia donde había quedado Adrian conmigo. Aparque acercándome después hasta el muro, cuando la pequeña Silvia me vio, empezó a correr hacia mí, con sus bracitos abiertos llamándome mamá, llenando mis pulmones de aire, ya que empezaba a amar a esa pequeña. La cogi en mis brazos, rodeando ella mi cuello con sus bracitos— Hola mi amor ¿tienes puesto el bikini? — pregunte— Si, y tu tambien, sabes mami, me gusta mucho el agua no voy a salir hasta dentro de dos años — me dijo haciendo que me riera— Hola buenos días Eli, siento haberte despertado tan temprano, pero mi hija no hacía más que saltar por encima de mi cama, de gritarme hasta que me he visto forzado a levantarme ¿como estas? – me pregunto— Muy contenta de que os acordeis de mi, ¿vamos al mar? ¿Qué me dices pequeñaja, te apetece?Nos fuimos los tres hacia la playa, le puse crema solar a la niña poniendome luego ella a mi, esperando a que su padre se quita
— ¿Y entonces?¿se marchó dejándote sola en la playa? — pregunto Lore— Si, además me dijo que ya no queria verme mas y que no me acercara nunca más a su hija — les comente, resbalando por mi mejilla una lágrima— ¿Qué vas a hacer Eli? esa cría te quiere mucho y no dejara de preguntarle a su padre dónde estás — comentó Gina— Iré a la playa todos los días, por si al padre le da por llevarla, pero no me acercaré mucho para que mi niña no me vea, chicas la voy a echar mucho de menos— Y también al tío buenorro ¿no Eli? — pregunto Lore, haciendonos reir— ¿Le vas a decir algo a ese imbécil? yo sí le diría, le diría tantos insultos que lo pondría rojo de vergüenza, que caradura que ha tenido — me contestó GinaCuando terminamos las amigas de contarnos, pagamos marchandonos de la cafetería hacia donde estaban aparcados nuestros coches. — ¿Que vais a hacer mañana? yo pienso seguir yendo a la playa, esto no va a quedar asi, Adrián me tiene que escuchar quiera o no quiera – les dije muy seri
Nada más acostar a la pequeña Silvia en su cama, me rodeo mi cuello con sus cortos bracitos, dándome un beso en mi mejilla, sintiendo el amor que la niña tenía para dar y la verdad que a la pequeña le hacía falta tener a su mama a su lado, Por eso y por ella, yo tenía que intentar quedarme en la casa de Adrian, por lo menos hasta que estuviera mejor o mejorara del resfriado tan fuerte que tenía aunque sabía que a su padre, no le era agradable mi presencia.— Mami no te irás, no me dejes solita, por favor — me dijo la pequeña— Cariño, esta papi contigo y además está Marga también contigo, ellos te quieren mucho y te cuidaran muy bien — le dije acariciando su pelo, esa niña me tenía muy adentro de mi corazón— Te puedes quedar si quieres, por mi no habra ningun problema — me dijo Adrian, no muy convencido — Tendré que ir a mi casa a por algo de ropa, ¿cuantos dias lleva la peque mala? — pregunte— Tres dias, el medico dice que es un resfriado común, pero cuando tose no me gusta, parec
Estaba tumbada junto a la pequeña Silvia en su cama ya que era bastante grande para ser de una niña de seis años, cuando vi entrar a Adrian sentándose al lado de donde estaba su hija, mirando y acariciando el pelo y la mejilla de su hija con el rostro algo desencajado, mirándole yo a él viendo la preocupación que tenía, o el miedo a perder a su pequeña.— Lleva varios días con fiebre y con una tos que me tiene preocupado — me dijo— Los niños pequeños son así, unos días están bien y otros días sin saber porqué enferman, no tengo ni hermanos ni sobrinos, pero se que siempre se ponen bien, ¿el medico que te ha dicho? — pregunte— Que es un fuerte enfriamiento, que no me preocupe, solo que le de la medicación que ves encima de la mesita y que procure que no le suba mucho la fiebre, — me dijo con voz bajita ya que la peque estaba durmiendo— Todo saldrá bien, es una niña muy fuerte y en unos dias estara dando saltos por la casa — le dije sonriendo— Te agradezco que te quedes para cuidarl
Ha partir de esa noche, ya parecía que no había enfrentamientos entre los dos, alegrándome mucho, porque Silvia necesitaba que hubiera buena armonía entre los que estabamos cuidandola. Al dia siguiente, me desperté antes que mi niña, así que aproveché para ducharme como hacía todos los días, aunque habian dias que Marga o Adrian se tenían que quedar con ella, ya que se levantaba y me esperaba sentada en una sillita que había en el cuarto de baño, hasta que yo terminaba de ducharme y volvíamos las dos juntas al dormitorio, ya que la peque era mucho más cabezota que yo en cuestión de lo que ella quería. Ese dia cuando termine de ducharme, tape mi cuerpo con la toalla, volviendo al dormitorio para coger mi ropa y poder vestirme, cuando vi a Adrian entrar mirandome de arriba abajo, sintiendo como me ardían mis mejilla y se erizaba toda la piel de mi cuerpo, ya que su forma de mirarme era de deseo y de anhelo, sabiendo que tenía rojas mis mejillas— Buenos días, ¿cómo habéis pasado la no
Entró conmigo en sus brazos en su dormitorio, me dejo encima de la cama, cerrando después la puerta, volviendo a la cama mientras se quitaba el pantalón corto que llevaba, saltando enseguida su virilidad, Se puso delante de mí de rodillas en la cama, me quitó el camisón que llevaba, dándome vergüenza ya que nunca había estado con un hombre desnuda, pero solo nos veíamos con el reflejo de la luna que entraba por las ventanas. Adrian me cogió los brazos poniéndolos encima de mi cabeza, besando mi cuello, lamiendo mis labios, mis hombros, el nacimiento de mis pechos, apretando su boca con mi boca, cuando empecé a gemir y jadear. — Adrián yo no _____— Shh, calla, solo quiero escuchar tus gemidos y como vas a gritar mi nombre cuando te de los orgasmos que vas a gritar esta noche — me dijo— Pero, por favooooooo, ahhhhh, — — Eso es Eli, sigue gimiendo mientras tengo mi boca en tu clitoris, eres maravillosa, tu sexo sabe como la pura miel — me dijoSubió lamiendo, mordisqueando y besando
Baje de mi coche y entré en mi casa recibiendome con una sonrisa Marta, — Hola mi amor, ¿qué tal lo habéis pasado en la casa de Gina? tu padre está muy enfadado contigo y ese pelmazo de Carlos ha estado todos los días aquí por si regresabas a casa — me dijo Marta— Todo bien Marta, ahora me voy a mi dormitorio, me gustaría descansar — le dije— Eli ¿qué te pasa mi niña? — me pregunto Marta— Ya te lo contaré, ahora no quiero ver a nadie — respondí— !! ELIZABETH MACKENZIE ¡¡ !! QUIERO VERTE EN MI DESPACHO YA ¡¡— escuche gritar a mi padre, mirándonos Marta y yo— Mira a ver que desea, no quiero que se enfade más por favor mi amor — me dijo MartaMe fui hacia el despacho de mi padre, termine de abrir la puerta viendo a Carlos de pie sonriendo y a mi padre sentado en su sillón, con su rostro muy serio y muy furioso— Ya era hora de que volvieras a casa, tu prometido ha venido todos los días a verte y la señorita de juerga con sus amigas, no me gusta lo que has hecho Eli, ¿tienes algo q