Alexey Kozlov.Desperté de golpe, bañado en sudor y jadeando. Mi corazón latía desbocado, y tardé unos segundos en darme cuenta de que estaba en una habitación de hospital. El dolor punzante en mi costado me recordó la realidad de lo que había sucedido. Miré a mi alrededor, buscando desesperadamente a Anastasia, pero solo encontré una reunión de personas, que se aceleraban por hacer algo, y cuando miré mi mano, ya no la sostenía.—¡Ana! —grité.Traté de incorporarme, y sentí como lo que estaba conectado en mis venas, se reventó, y vi los hilos de sangre en mis brazos. Ignoré el dolor agudo que recorría mi cuerpo, y volví a toser.Mi dorso se llenó de sangre de nuevo, y sentí el sabor de hierro en mi boca.—Señor Kozlov… —una enfermera llegó a mí—. No puede levantarse, acaba de salir de cirugía… usted no puede…—¿A dónde la llevan? —mis ojos solo estaban en la imagen, de Ana en brazos de un médico, y la sacaban de este lugar.—Tranquilo… —ella intentó hacer todo de nuevo, pero yo negué
Anastasia. La emoción y la sorpresa llenaron mi corazón mientras observaba la pequeña imagen en la pantalla. Un torrente de emociones recorrió todo mi ser, dejándome sin palabras. Estaba embarazada, llevaba en mi vientre la maravilla de la vida. La doctora sonrió comprensivamente mientras me pasaba un pañuelo para secar mis lágrimas. Sabía que este era un momento especial y único, y me permitió tomarme un momento para asimilar la noticia. Todo era real. Después de unos minutos, recuperé la compostura y la miré con gratitud y emoción en mis ojos. —Yo… solo estoy conmocionada… Estoy embarazada, vamos a ser padres —susurré, dejando que la realidad de la situación se asentara en mi corazón. La doctora asintió como si lo comprendiera todo y luego tomó mi mano como si con eso me hiciera sentir su respaldo. —Es una bendición maravillosa. Felicidades, Anastasia. Ahora, tenemos que asegurarnos de que lleves un embarazo saludable. Te proporcionaré todos los cuidados y la orientación neces
Anastasia.—Un paso a la vez… —Alexey alzó la mirada un poco enojado y negó.—¿Se supone que estoy inválido? Aquí la que requiere cuidados eres tú… estoy bien, caminaré solo…Solté el aire negando, y luego me crucé de brazos.—Solo han pasado tres días… y aún no estás del todo bien. Parecía un berrinche lo que hiciste en el hospital…—Que se jodan todos…Ale dio los pasos y me puse a su lado para mirar a Luka que arreglaba las cosas alrededor y bajaba sus maletas.Y antes de que incluso llegáramos a la puerta, esta se abrió, y pude ver a Irina con una sonrisa en la boca.—¡Damien! ¡Han llegado! —sonreí ante su entusiasmo, y Alex me miró con intriga.—Te lo contaré luego… —él asintió, e Irina dejó de correr hacia nosotros cuando le alcé la palma.—Ten cuidado, cariño… él tiene una herida… —ella asintió mirando a Alex y él le guiñó el ojo.—¿Es cosa mía o estás más bonita? —la sonrisa de Irina se amplió y luego se puso de su lado como si quisiera ayudarlo.—Damien también se ha recupera
Alexey Kozlov. —Un paso a la vez… —Alexey alzó la mirada un poco enojada y negó. No sabía a quién más llamar para contarle, no había tenido una noticia que quisiera gritarle al mundo como esta, y cuando estuve sentado en el auto, con la mano de Ana sobre mi pierna, solté el aire pensando que esto era otro nivel. —Sibel va en camino… Asentí cuando ella finalizó la llamada. —Le dije a Iván que también viniera… ¿Crees en los padrinos y toda esa joda? Ella alzó los hombros de forma dudosa. —No sé mucho del tema… mi familia era protestante, así que no se bautizan a los niños… Fruncí mi boca ante el enredo de las religiones y que ninguna se ponía de acuerdo para hacerte más fácil la vida. De hecho, todas habitualmente eran un parapeto. —Bueno… revolvemos todo eso… ¿Qué te parece? —Ana mordió su boca y vi que intentó negociar. Ella era muy buena en ello. —Ya veremos… ¿Estás nervioso? —me preguntó, aunque no se me notara en el rostro, estaba aterrado. Estábamos yendo al médico, Ana
Anastasia.Era de esperarse que Alexey quisiera hacer todo al revés, pero en este momento, no me importaba menos.Negociamos sobre mi trabajo, no iría todos los días, pero continuaría con mi trabajo en la nueva empresa, que no quería dejar por nada.La muerte de mis papás, era una campana latente cuando me quedaba sola, o cuando meditaba por alguna cosa, era imposible sacar sus palabras de mi mente, e incluso vivir sin el hecho de que iba a comer, o a pelear con ellos, hacía que un vacío se instalara en mi estómago en cada momento.Me levanté después de un tiempo en el escritorio, y me asomé a la panorámica. Hoy era un día soleado, y acaricié mi vientre de cinco meses.Irina ahora asistía a una escuela muy costosa por petición de Alex, al parecer a ella le había encantado el ambiente campestre y había hecho algunas amigas. Aunque su unión con Damien, me angustiaba un poco.¿El motivo? No sabía qué haría Damien en cualquier momento, tenía unos sueños bastante locos con seguir los pasos
Anastasia.—Es precioso, Ani… parece un angelito… —Sonreí mirando a Alex, mientras Irina acariciaba el rostro del pequeño Mikhail.Hoy estaba cumpliendo apenas ocho días de nacido, y realmente había olvidado el dolor que pasé cuando estuve todo un día entero con dolores en el hospital.Había sido complicado adaptarme a esta nueva vida, a veces, no quería despegar los ojos de él, no quería que durmiera lejos de mí, ni tampoco dejaba de colocarle el dedo en la nariz, cuando dormía sin mover una sola fibra de su cuerpo.Tuve un parto complicado. Mikhail pesó cuatro kilos, y yo era pequeña, y si no fuera porque necesitaba ver por este chico e Irina, y sobre todo a esa mirada negra que se desesperó cuando me vio tan complicada, me hubiese rendido a la primera.Mikhail Kozlov era el nuevo integrante de nuestra familia, era más dormilón que comelón, e Irina era su admiradora número uno.—Quiero tener unos cinco Mikhail… —miré a Alex después de su comentario.El embarazo era una cosa, pero el
Irina. —¿Estás segura de que vendrá? —me giré hacia Sonya, mi mejor amiga de la preparatoria, y recogí mi cabello mirándome al espejo. Cada vez, y era a menudo que hablaba de Damien, se me hacía un nudo en el estómago. Ya tenía tres años sin verlo en persona, y si no estaba siendo demasiado extrema, me asfixiaba su falta. No podía negar que había un día que no dejara un mensaje para él, tampoco que al menos una vez por semana, nos hiciéramos una videollamada, Damien siempre mantenía el contacto conmigo, pero sentía que estos tres años, algo había cambiado en nosotros por la distancia. Aún no podía asimilar que se hubiese ido ese día en que había llorado a mares por su partida repentina, pero ahora que regresaba, y no sabía por cuanto tiempo, solo sentía que todo era una constante vibración nerviosa en mi existencia. Solté el aliento, y me miré al espejo, este vestido tampoco me gustaba. No me gustaba mucho el azul. —Estoy segura de que vendrá… me lo dijo, y nunca me miente… —le a
Irina.El día, finalmente había llegado.Durante desde que comenzó este 13 de agosto, llegaron los regalos. Mi hermana me premió con unas horas de spa para relajarme antes de la fiesta.Arreglaron mis uñas, y agregaron cantidad de aceites a mi piel. Me llevé a Sonya para hablar con ella durante la jornada, y aunque revisé el teléfono en algunos momentos, no tuve noticias de Damien, ni de cómo iba su viaje.Había escuchado a Alex que Damien llegaría justo para la celebración, y me hice la propia tonta para parecer que no había escuchado y que la noticia no me afectaba.El mayor esfuerzo lo hacía por Ani, ella siempre me recalcaba que Damien era parte de nuestra familia, y yo nunca desmentí que era un hermano para mí.A eso de las siete de la noche comenzaron a maquillarnos, Ana vino personalmente a la habitación a decirnos que no colocaran mucho, y me gustó el resultado fresco, pero que a la vez me hacen más mujer frente al espejo.Colocarme el vestido requirió de dos chicas que vinier