Anastasia. La ausencia de Alexey en la suite se hizo sentir de inmediato, la habitación quedó sumida en un silencio abrumador. Me senté en la cama, abrazando mis piernas mientras mi mente daba vueltas. La partida de Alexey me llenaba de ansiedad y temor. La incertidumbre se apoderaba de mí y sentía un vacío en el pecho. Miré el reloj y vi que aún faltaba tiempo para que el chofer y los hombres llegaran a llevarnos a la mansión. Decidí levantarme y preparar algunas cosas. Cuando terminé de empacar, me dirigí a la habitación de Irina. La encontré durmiendo plácidamente, abrazada a su conejo de peluche. Me senté a su lado y acaricié su cabello suavemente. Mi pequeña hermana era mi mayor preocupación en estos momentos, así que debía asegurarme de mantenerla a salvo, sin importar los sacrificios que tuviera que hacer. Preparé un desayuno para ella, y dejé todo listo para cuando nos dieran la indicación de salir. A eso de las diez de la mañana un hombre llegó anunciándonos que era el mo
Damien. —¿Qué fue lo que hiciste para que mi hermano quiera matarte? —me metí en mi habitación mirando hacia las afueras de la mansión. Todo estaba lleno de guardias, y en las noticias solo podía notar que Moscú estaba en llamas.—¿Él habló contigo? —ella preguntó agitada.—Lo de siempre… no deberías llamar ahora… aunque mi teléfono tenga bloqueo, le dije a Alex que no hablaría contigo…—Damien… es mi vida, estoy corriendo peligro ahora. Alexey… él…Apreté mi mandíbula duramente y me senté en la cama.Quería honrar a mi hermano, y quería obedecerle, pero eso no me quitaba el apego que tenía para con Sasha.—¿Cómo puedo ayudar?—Sal de la mansión… puedo esperarte en unas calles…—¿Qué?—Damien… por favor, nadie va a hacerte daño. Es la única posibilidad que tengo de huir.—¿Negociarás con mi hermano, con mi vida?—Lo sé, suena mal, y nunca te he pedido nada, ni siquiera que vayas en contra de Alexey… sé que quieres ser alguien poderoso, y lo serás. Damien, yo te quiero… y nada va a pa
Alexey Kozlov.—No me importa, sacude todo Moscú si es necesario… o yo mismo me encargaré… —colgué la llamada, y miré a Luka—. Hemos demorado mucho…Él negó.—No falta mucho, por la ubicación, solo estamos a cinco minutos.Apreté mi mandíbula y vi mis nudillos nuevamente rotos. La rabia y la ira corrían por mis venas, y no había nada en el mundo que quisiera más ahora que tener a Nikolái delante de mí, pero aún más a Sasha, porque no sabía lo que estaba haciendo con este paso.El auto se frenó, no demoré un segundo en salir, y vi cómo Ana estaba al borde del desespero con su rostro bañado en lágrimas. En cuanto me vio, y observó los autos detrás, se vino corriendo y se lanzó sobre mí.La abracé, no podía negar que estaba aterrado porque le sucediera algo, pero cuando se despegó y vi su rostro lleno de sufrimiento, me jodió la existencia.—Se han llevado a Irina… no puedo vivir con esto… —tomé su rostro y negué.—Vamos al auto, aquí es peligroso…—Ale… Irina…—No te preocupes… no le pas
Alexey Kozlov.Durante la madrugada, comenzó la acción. Luka trajo de un hombre por turno, y de cierta forma, descargué parte de mi ira.—Quítate la ropa… —le quité la capucha al hombre frente a mí, mientras él miró mi cara. —Haré lo que usted diga… lo juro… tengo una familia…—Me importa una mierd@, quítate la ropa… —el hombre tembló con el semblante pálido. Y comenzó a desvestirse muy lentamente.—Yo soy quien voy de lado de la señorita Sasha en esta misión… sé su recorrido, sé todo… —la voz del hombre vibró de forma desesperada y miré a Luka cuando él prosiguió—. Tengo dos hijos, me pagarán mucho por esto… de hecho, mi jefe sabe que la señorita Sasha no está siguiendo sus órdenes, y, aun así, me sugirió seguirle la cuerda… a ella la asesinarán… yo sé todo.Vi unas lágrimas en su mejilla cuando no paraba de hablar.—Tengo dos hijos… —apreté mi boca.No había ningún remordimiento ni compasión en mí por su situación, pero me servía ese hombre por ahora.—Ponte la ropa… te quedarás co
Damien. —Damien… —miré el rostro de Sasha. Tenía las manos en el arma, junto a una de Sasha, pero mi brazo estaba mojado, y en los siguientes segundos, sentí un ardor profundo, y un adormecimiento en mi brazo izquierdo. Me eché para atrás, el arma que estaba entre nosotros cayó al piso, y luego miré hacia Irina, que se detuvo con los ojos abiertos, mirando mi herida. Sus lágrimas se escurrieron rápidamente, y abrazó su conejo. —Damien… —la escuché pronunciar, y luego noté como los hombres hablaron rápidamente por los cables, y Sasha se dio cuenta de algo. Ella volvió a sacar otra arma de sus pantalones y apuntó a Irina. Como si quisiera descargar su frustración con ella y la vez, sentirse acorralada, ahora todos los hombres la apuntaban a ella. Y supe que mi hermano estaba en esto. Noté como las puertas se abrieron enseguida, Alex, se quitó una capucha de la cara, y de seguida Luka, pero desde la distancia supe que no habría tiempo. Irina estaba muy cerca de ella, y el arma en
Anastasia. Tuve que apagar la TV mientras apretaba mi bata. Otro edificio había estallado, y ya se decía en las noticias que Moscú se había vuelto el medio de una batalla campal. No sé cuándo iba a detenerse, pero era un desastre lo que se podía ver. Limpié una que otra lágrima, apenas había podido cabecear de vez en cuando, y en medio de todo y pesar de lo de mis padres, había orado sin cesar toda la noche. Por mi hermana, por Damien, y también por el mismo Alex. En sus ojos podía ver esa furia que no se cansaba, ni siquiera recordaba cuando fue la última vez que le había visto comer decentemente, y aunque entendía su punto, no podía dejar de tener una agonía en la boca del estómago. Deseaba que el tiempo retrocediera, que pudiéramos vivir de forma congelada los momentos más felices, y sacar el tiempo de nuestras vidas. Me pregunté también si después de esto yo tendría la misma fe, o como podía arreglar mi vida. Alexey estaba dispuesto a todo por acabar con esta gente, y cuand
Alexey Kozlov.Los reportes se escandalizaban cada diez minutos.Autos explotados en filas, centros comerciales, edificios, casa, mansiones, y todo tipo de negocios que involucraran a Luzhin, estaba quedando de cenizas.Solté el humo en mi boca y miré la última guarida desde mi edificio, al que nadie sabía que me pertenecía. Podía notar la agitación de su sótano, y sonreí.Nikolái debía estar sonsacando a sus últimos aliados y contactos para que lo ayudaran, pero había utilizado todo de mí para este momento.Un hombre me mostró otra llamada del contacto de Luzhin y negué.No iba a negociar ni un ápice con él, pero el momento en que escuché cómo detonó una fuerte explosión de ese sótano, me giré ante la llegada de Luka.—¿Cómo está Damien?—Los están atendiendo… el chico es fuerte… —solté el aire y asentí.—¿Ana?—Está muy nerviosa, y me pidió que le diera un recado…—Bien… —me giré, y luego tomé el arma en mis manos—. En una hora, entraremos…—Señor… ¿No quiere el recado?—No ahora…—
Alexey Kozlov.Luzhin abrió los ojos lentamente, y su mirada se encontró con la mía. Pude ver el odio y el desprecio en sus ojos, pero también había un rastro de miedo. Sabía que su final se acercaba.Sonreí, aunque la sangre brotaba de mi boca cuando tosí.—Hola, Luzhin… ¿Cómo se siente estar en tu posición?Él se rio a carcajadas.—Se siente bien… tú también morirás como un perro…Mi boca se extendió, y con mi mano limpié mis labios ensangrentados, tomé mi daga, y la clave en su cuello, teniendo cuidado de no cortar una arteria.El grito que prosiguió me hizo cerrar los ojos. Era placentero escuchar su dolor.—Maldito… ¡Mátame de una buena vez…! —le mostré mi dedo negando.—Nunca… incluso, te dejaré moribundo toda esta noche, frente a la plaza… goteando, desangrándote… sufriendo.Le di un puño en el estómago, y él trató de toser, pero por su posición, no podía hacer mucho.—¿Sabes? El poder no radica en las armas ni en el dinero, Luzhin. Radica en la determinación y en la convicción