LA ADHALIA NEGRA — ¿Y siquiera sabes hacerlo?—Claro. Soy un genio haciendo esto.Santiago sacaba de la vitrina cosas tan desesperado que me sorprendía esa ligereza.— ¿Te ayudo?— No, quédate ahí sentada.Dos semanas que mi vida se ha visto divertida, jovial, llena de aventuras, sueños y todo en un determinado tiempo. Más que preparación para mi gran concurso, siento que es una manera de hacerme sentir parte de alguien tan importante como lo puede ser Santiago. Son momentos que me hacen pesar en mi pasado.—Ven, princesa, ¿por qué te enojas con tu hermana?—No estoy enojada, mamá.— ¿Piensas que dejamos de hacerte caso por ella?—Desde que nació ella ha sido la preferida.—No digas eso.—Es que... Es que...–. Las lágrimas comienzan a salir.—Escucha, mi amor –, el cariño de mi madre se hace presente —. Nunca cambiará el amor que siento por ti ni por tu hermana. Es un cariño único y muy grande que no se compara con nada. Te amo por ser mi primer angelito, el ángel que la vida me dio,
LA ADHALIA NEGRATerminó de bañarse y colocó la ropa de trabajo. No podía dejar de pensar en la noche anterior, simplemente no podía dejar de pensar en cómo amaneció.La sábana blanca cubriendo su hermoso cuerpo, la sábana siendo testigo de lo que ni ella era capaz de aceptar. Alejandro no amaneció a su lado pero, ¿qué más daba? Acababa de estar con ella.Estúpida, estúpida, Natalia.No tenía cabeza para volver al trabajo estando al lado del hombre que le hacía hervir la sangre y la hacía salir de este mundo.“El deseo se apaga con deseo y eso eres Alejandro, eres mi deseo, sólo eso.”La habitación era demasiado grande y todo parecía tan pequeño ahora con lo que acaba de pasar.Alejandro entró a la habitación sin tocar. Natalia estaba sumergida en sus pensamientos colocando su ropa en su lugar.— ¡Alejandro! –Expresó ella intentando sonar muy natural.— ¿Cómo amaneciste? –Ni siquiera la miraba.— ¿Qué haces aquí?—Es mi casa, te recuerdo. ¿Esperabas que apareciera con el desayuno para
LA ADHALIA NEGRA También pensaba en Natalia y nunca quise hablar con ella, ella tenía metas al igual que yo aunque fueran muy distintas pero yo no podría interponerme a eso. Ese día mi celular sonó, era un número desconocido pero no dude en contestar pensando que podría ser Alejandro.—Sí, diga.—Amelia –, la escuché pronunciar mi nombre. Dejé la taza de café que estaba tomando y centré toda mi atención en ella.—Dios, Natalia, ¿cómo estás?—Por favor, Amelia, no preguntes cosas que no te interesan. Quiero ser muy clara y directa, yo...— ¿De qué hablas? –Por la frialdad con la que me estaba hablando sabía que nada iba bien.—No puedo creer que haya podido convivido todo este tiempo con una maldita arpía, no puedo creer que siempre justifiqué tu forma de ser por lo todo lo que te había pasado, pero, ¿sabes una cosa? El destino te dio lo que tal vez merecías y también quiero que sepas que no soy nadie para decir que te mereces y que no.— ¿De qué hablas malditas seas? –Un dolor agud
LA ADHALIA NEGRA NARRADOR ¿Extrañaba su forma de ser? Por supuesto que sí, extrañaba lo que era ese hombre que conoció, ella tampoco era la misma desde ese día que él le echó en cara las palabras que dijo a la prensa sobre su, ahora, esposo. No estaba arrepentida, estaba dolida porque Santiago parecía avergonzarse de ella, de ese amor que dice tener.Cada día es peor, Bárbara, sus padres... Su hermana. Extraña lo que era su vida antes, lo extraña todo.Su estado emocional está ya deteriorado, tanto que, su físico ya lo siente también.Náuseas, dolor de cabeza y ese cansancio no puede ser normal. Está perdiendo todo, todo hasta su bienestar.¿Qué te está pasando?AMELIA Todo mi mundo se vino abajo con unas simples palabras. Tatiana con esa confesión y Natalia con esa despedida. Ya era nada desde ese momento. Después de todo tomé mi mejor atuendo y me dispuse a ponerlo. A la vida le gusta que siempre seas una dama que espera complaciente por ella. ¿O qué eso no es lo que me demuestr
LA ADHALIA NEGRA NARRADOR Las cosas ya no eran nada iguales, tal vez lo peor venia justo ahora, no sé porque le da por pensar en su amiga pero tampoco podía pasar por alto lo que está haciendo. La quiere y ya debería saberlo, aunque no lo esté viendo así.¿Qué puede decir en este momento? Han pasado mil cosas, sería estúpido ponerse a describir cada de una ellas... solo sabe que está perdiendo la cordura por un persona que no vale en absoluto la pena. Si, efectivamente es su jefe, ese maldito que la tiene a sus pies cada vez que lo pida, la gente se sorprendería de saber lo que sucede a diario en la oficina del gran "Alejandro".Tatiana llegó hace unos días allí, a Canadá y la ha hecho sentir lo que ni el mismo burdel la hacía sentir.¡Felicidades, Alejandro!Hace poco el hizo el trato al cual accedió sin decir nada, solo Dios sabe cuánto está necesitando a su hermana.— Creo ya terminaste tu trabajo, ¿no es así, Natalia?—Si, efectivamente así es –, sintió que el corazón colapsó co
LA ADHALIA NEGRA Lo último que podría esperar de mí misma es este pequeño sentimiento que siento por ella. Asunción se ha vuelto una parte extrañamente importante en mí, no sé cómo describir este sentimiento que tengo para ella, puedo decir que hasta cierto punto me duele saber que Santiago la tiene a sus pies sin que ella se dé cuenta. Nunca me he enamorado, nunca he querido amar, nunca he necesitado... amar para sentirme viva, ¿o es que nunca me he sentido viva?—El día que te conocí... debo admitir que pensé lo peor de ti. Santiago siempre ha tenido rivales y pues... No estabas exenta de serlo. Yo... lo amo y la necesidad de proteger a ese hombre siempre ha sido mayor. Espero me comprendas.Si tan solo supiera el tipo de persona que se esconde detrás de esa sonrisa de ángel. –Pero el tiempo me enseñó que eres una buena persona, tanto que me recuerdas a lo que antes era –, me mira con los ojos vidriosos y eso me hace sentir muy mal –. Verónica, ¿a qué llegaste? –, sonríe sarcástic
LA ADHALIA NEGRA NARRADORSantiago intento miles de veces de comunicarse con Alejandro, pero fue en vano. Los minutos pasaron y él ya no podía concentrase en su trabajo. Todo esto lo estaba matando.Sonó el teléfono y ni un segundo tardó en contestar pues tenía esperanzas de que fuera Alejandro.— ¿Alejandro? –Pronunció primeramente.—Eh, hola, Santiago siento no ser quien esperabas.—Lo siento, Bárbara ¿Sucede algo?—Sí, estoy muy preocupada por Asunción.— ¿Qué le pasó?—Tranquilo. Es sólo que no sé si te ha dicho algo de su estado de salud.—N...no, realmente, no.Un largo suspiro soltó Bárbara –. Santiago, Asunción ha estado un poco mal. Le dije que fuera a ver al médico y es hora que no sé nada.— ¡¿Qué tiene?!—Yo no lo sé exactamente, sus síntomas son... Extraños.Un sudor frío recorrió el cuerpo de Santiago – ¿Está enferma?—Ha presentado mareos, cansancio, náuseas y mucho dolor de cabeza.No en este momento podía ser así, era hombre pero tenía conocimientos de lo que siempre
LA ADHALIA NEGRA NARRADORElla ya estaba cansada de su poco interés, Alejandro era otra vez un estúpido que tomaba su cuerpo una vez y se largaba. Aunque ahora era distinto, él hacía tiempo que ya no la buscaba como antes. Y es que no era que ella lo amara, era que él era el único que la hizo sentir importante, al menos para algo, en este mundo.Sólo lo veía salir de la oficina con su “secretaria estrella” y eso sabía que era extraño, intentaba acercarse a él de cualquier forma pero este ya no lo permitía. Estaba harta de todo eso así que se dio valor, se vistió y salió decidida a hacerle frente a Alejandro.Natalia estaba inmersa en sus pensamientos, cubría su cuerpo con la sábana blanca hasta que llegó Alejandro ya vestido.—Tienes el día libre –, dijo secamente al verla acostada.—No, Alejandro, yo quiero ir a... a trabajar—No, Bella.—Te recuerdo que tienes que darme esa gran sorpresa.—Eres demasiado terca.—Solo dímelo.La miró y sonrió. –Eres candidata al puesto de ejecutiva