TORMENTA INTERIOR. Naomi se despertó al escuchar risas provenientes del salón. Su corazón se aceleró al reconocer que eran las risas de su hijo y de Daniel. Pensó en cómo, a pesar de todo, la conexión entre padre e hijo era inquebrantable. Tomando una respiración profunda para calmarse, abrió la puerta y se encontró con una escena que le robó una sonrisa a pesar de sí misma: Daniel intentaba que Derek comiera, pero él estaba más interesado en jugar, dejando a Daniel cubierto de papilla. Se detuvo lentamente, ocultándose en las sombras, mientras observaba cómo Daniel hablaba con su hijo. La ternura y el amor en su voz eran palpables. ―¿Sabes, Derek? Eres un niño realmente genial ―dijo Daniel, limpiando un poco de papilla de su propia cara. ―Estoy tan feliz de ser tu papá. Vamos a hacer tantas cosas juntos, ¿sabes? Recuperaremos todo el tiempo perdido. Derek, con la inocencia de sus cuatro años, sonrió y extendió sus manitas hacia Daniel. ―¿Podemos ir al parque? Me gusta cuando me em
MUERTE Y DESPEDIDA.Naomi miraba cada fotografía con el corazón hecho pedazos. Si bien no era Bridget en ellas, sí era su padre con chicas mucho más jóvenes que ella, todas vestidas con ropa que le resultaba dolorosamente familiar.Durante el tiempo que había estado en Mons., había aprendido lo que era el BDSM. Acababa de descubrir que su padre se divertía con estas chicas, y en ese preciso instante, Naomi se cuestionó si las acusaciones de Bridget eran verdad después de todo.Secándose las lágrimas, abrió otro archivo y encontró más fotografías, pero esta vez su padre, el honorable senador Wilfred O’ Connell estaba junto a hombres que ella no conocía, hombres que sin duda se veían peligrosos e intimidantes. Cerró el archivo con prisa y abrió otro; en este encontró transacciones bancarias considerables, todas dirigidas a una cuenta en las Islas Caimán. A decir verdad, ella no entendía nada. Cerró el archivo y abrió el último, y esta vez encontró grabaciones. Puso en marcha una y lo qu
CARA A CARA. CHICAGO. ―Señor, todo está listo para su discurso ―informo el asistente. Wilfred se giró y asintió; sin embargo, su mente estaba en otra parte, miraba su teléfono cada cierto tiempo esperando la llamada de Manuel, su mano derecha. La puerta se abrió nuevamente y Wilfred giro y dijo. ―Diles que salgo en 10 minu… Las palabras se cortaron cuando vio a Naomi parada en la puerta, sus ojos rojos le decían que había estado llorando, las ojeras confirmaban que no había dormido en horas. El senador miró en silencio a su única hija. ―Hola, papá… ―susurro ella haciendo todo lo posible por controlar sus emociones. ―¿No te alegras de verme? Naomi cerró la puerta y dio un paso adelante sin apartar los ojos de su padre. ―Naomi… tú, ¿qué haces aquí? Ella sonrió burlona. ―¿Eso es todo lo que dirás a tu hija? ¿A la que no ves en tanto tiempo? Ella parpadeó para evitar que las lágrimas cayeran, el dolor y la decepción en su pecho ardía con intensidad. Mientras tanto, el senador, q
ATENTADO. Daniel salió a toda prisa de la habitación y, en ese momento, sonó el teléfono principal. —Naomi. —Hijo… —resultó ser Renata. —Gracias a Dios logré comunicarme, llevo llamándote desde anoche. ¿Dónde estabas? Daniel cerró los ojos y trató de calmarse y, desde luego, darle una explicación a su madre. —Se descargó mi teléfono, mamá, ahora estoy muy… —Esa chica se fue y dejó a Derek —dijo ella de repente, y Daniel fue tomado por sorpresa. —¿Derek está contigo? —Sí, cielo, Naomi vino aquí y me pidió que lo cuidara, se despidió del pequeño y se fue rápido. —¿Dijo a dónde iba? —Sí, sí, dijo que tenía que arreglar un asunto con su padre. La mente de Daniel trabajó a toda prisa. —Hijo, ¿qué está pasando? ¿Cómo se va a ir y dejar… así a su hijo? Sé que soy su abuela, pero… —Mamá, necesito que llames a Jonathan y que organice un vuelo privado a Chicago, tengo que ir por ella. —Pero… —Mamá, no hay tiempo para explicaciones, cuidas de Derek, ¿sí? Te llamo después. Daniel e
YO VOY A PROTEGERTE. Daniel se salió del auto a toda velocidad y corrió hacia la entrada principal del hospital. En su mente, solo podía pensar que Naomi no estuviera herida. Durante el vuelo, había leído las noticias sobre los dos disparos, y ni él ni su hijo estaban preparados para perderla. La única manera de sentirse tranquilo era teniéndola en la seguridad de sus brazos. Cuando llegó el pasillo que llevaba al área VIP estaba acordonado por policías que le impedían el paso, pero Daniel se las ingenió para cruzar. Y cuando lo hizo, sus ojos la buscaron ansiosos, hasta que finalmente la vieron, hecha un ovillo en una esquina del pasillo. —Mi amor… —susurró mientras aligeraba el paso hacia ella. Naomi lloraba con la cara escondida entre sus manos. Su mente la llevó a esos recuerdos de su niñez, momentos en los que aún no estaba al tanto de la crueldad de la vida, momentos en los que su padre era perfecto y no lo que, con dolor, había descubierto. Pero dentro de todo, ella aún lo a
PROPUESTA DE MATRIMONIO. Las manos de Daniel se deslizaron por la espalda de Naomi hasta llegar a su nuca y sujetarla con fuerza para profundizar el beso. Ella lo dejó hacer, no queriendo parar, queriendo dejarse llevar como aquella noche. Rodeó el cuello de Daniel, y él la cargó con rapidez y caminó hacia la habitación sin romper su beso. La lanzó a la cama, y Naomi le dio la misma mirada que lo arruinó para cualquier otra mujer hace tantos años. Él se inclinó y sus manos subieron a través de sus muslos para luego detenerse en la elástica de sus pantalones, los bajó lentamente y luego siguió con su blusa. Cuando finalmente estuvo totalmente desnuda, sus ojos azules ardieron en deseo por la mujer que estaba delante de él, la única que siempre había considerado su mujer, su esposa, la única que debió llevar su anillo desde el principio y la única que sería la madre de sus hijos. Se irguió y llevó las manos a los botones de su camisa, comenzando a abrirla lentamente sin quitar los ojo
ILUSIONES ROTAS.Daniel perdió la cuenta de las veces que Naomi lo dejó tenerla. Ahora ella estaba allí, junto a él, en sus brazos, como debió ser desde un principio. Miró su rostro dormido y una sonrisa se formó en sus labios. Se inclinó suavemente hacia ella y besó la punta de su nariz.―No escaparás de mí, futura señora King ―susurró antes de levantarse completamente desnudo y buscar su celular.Cuando revisó, había varias llamadas perdidas de Jonathan. Se cubrió con una toalla y salió al balcón. Marcó el número en marcación rápida y esperó a que se conectara.―Al fin contestas ―dijo Jonathan del otro lado.―Estaba ocupado ―Daniel se giró para darle otro vistazo a Naomi, que seguía dormida.―Sí, me imagino. Sin embargo, todavía tienes asuntos que atender, como por ejemplo el sepelio de Bridget.Daniel cerró los ojos y suspiró.―Antes de venirme dejé todo organizado, será cremada y tardarán 3 días en entregar sus cenizas.Jonathan del otro lado alzó una ceja.―Vaya, pensé que harías
COMO DEBIÓ SER HACE 4 AÑOS. Ese día, Naomi, acompañada de Daniel, hizo todos los preparativos para el entierro del senador; fue una ceremonia sencilla y de estricta privacidad. Los amigos políticos de su padre se acercaron para dar sus condolencias. Después de que Wilfred fue enterrado, Daniel convenció a Naomi de regresar a Seattle; ella aceptó con el profundo deseo de ver a su hijo. ―Lo siento mucho, Naomi ―dijo Renata abrazándola. ―Gracias, señora King ―respondió ella suavemente ―espero que Derek no le haya dado mucho trabajo. ―Oh, no querida, es un niño perfecto, una cosita dulce. Renata miró al pequeño que en ese momento estaba siendo alimentado por una de las empleadas. ―Imagino que quieres descansar, preparé una habitación para ti, puedes… ―Dormirá en la mía, mamá ―interrumpió Daniel. ―Naomi y yo estamos juntos y nos casaremos pronto. Renata abrió y cerró los labios. ―Hijo, pero… no crees que… ―Sé lo que vas a decir. Pero cuando sepas la verdad, vas a cambiar de opinió