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DESESPERACIÓN. ―Derek, cuidado, no corras tan rápido ―gritó Naomi suavemente mientras veía a su hijo jugar en el parque. Sonrió llena de alegría y se llevó una mano a su vientre; hace dos semanas había sido su primera ecografía y Daniel, por supuesto, era quien llevaba el control de su embarazo, aunque ella hubiera preferido que no, puesto que tenía los mínimos cuidados con ella, demasiado exagerados en su opinión. Por ejemplo, ese día había finalmente decidido salir; estar tanto tiempo en el departamento la estaba agobiando, eso y que Derek era un niño, necesitaba interactuar con otros niños de su edad. Suspiró y cerró los ojos disfrutando del aire matutino. La vida no podía ser mejor en ese momento; tenía una familia, un esposo que la amaba, un hijo maravilloso y estaba en paz. No necesitaba nada más. Abrió los ojos y miró nuevamente a Derek, quien corría detrás de un niño. Naomi negó levemente mientras sonreía. En ese preciso momento sonó su teléfono y resultó ser un mensaje; sus
UN SUCIO APELLIDO Daniel caminaba de un lado al otro desesperado, no había llamado aún a la policía, primero quería informarle a Cassio, era casi seguro que todo podría ser causado por Alexei, y si el hombre pedía el maldito USB, él se lo daría, aunque tuviera que ir a quitárselo al mismo Santino D’ Luca. Por otra parte, Naomi tenía la ansiedad a mil y el corazón en la garganta, sin mencionar que no dejaba de culparse internamente, pero todo empeoró cuando Renata llegó. La mujer no perdió tiempo para arremeter contra ella. ― ¡¿Cómo has podido perder a mi nieto?! ¡¿Cómo has podido ser tan irresponsable?! ¡¿Y te consideras madre?! Daniel intentó intervenir y le lanzó una advertencia. ―Mamá, no es momento, deja a mi esposa en paz. ―No, no voy a dejarla en paz, por culpa de esta mujer, mi nieto está quién sabe dónde. ¡Eres una madre irresponsable, no mereces tener a Derek, por tu culpa…! Las palabras de Renata se silenciaron de repente, la mujer cuyo rostro acababa de ser abofetead
SOSPECHAS. Esa noche, mientras Daniel reunía el dinero para el rescate, Naomi se encontró sola en el cuarto de Derek. Rodeada de juguetes silenciosos y dibujos que gritaban ausencia, el dolor y la culpa la envolvían como una neblina espesa. Las lágrimas comenzaron a fluir libremente, cada una un tributo a su amor y temor. Tomó entre sus manos un pequeño dinosaurio de plástico, favorito de Derek, y lo apretó contra su pecho. ―¿Dónde estás, mi pequeño? ¿Tienes frío? ¿Tienes miedo? ―su voz se quebraba entre sollozos. ―Mami está aquí… te voy a encontrar. Lo prometo. Con la mirada perdida en un dibujo de Derek pegado en la pared, una casa dibujada con crayones, donde cada trazo era una promesa de seguridad y amor, susurro. ―Recuerdas cuando me dijiste que querías ser astronauta… para explorar las estrellas y llevarme a la luna. Ahora, yo daría cualquier cosa por tenerte aquí, en casa, seguro conmigo. Se acostó en la pequeña cama mientras abrazaba el juguete de su hijo, ella dejó salir
LA DUDA DE DANIEL Después del enfrentamiento con Alondra, las dudas asediaban a Naomi sin descanso. La certeza de que Alondra sabía detalles ocultos sobre la desaparición de Derek sembraba en ella una sospecha ineludible. Aunque pareciera una locura, en ese torbellino de desesperación, cualquier indicio para encontrar a su hijo, era un faro en la oscuridad. Al salir a la sala, encontró a Daniel solo; el comandante de la policía había partido hacia la estación para coordinar los equipos de búsqueda. Naomi, con el corazón latiendo a un ritmo frenético, se acercó a su esposo. ―Daniel, necesitamos hablar urgentemente. Creo… Creo que he encontrado una pista sobre Derek. Él se giró bruscamente y le dio una mirada cargada de una mezcla de esperanza y ansiedad. ―¿Estás segura? ¡¿Qué has encontrado?! Con una determinación que sorprendía incluso a ella misma, Naomi afirmó. ―Es Alondra. Estoy convencida de que sabe algo más sobre lo que le pasó a nuestro hijo. La incredulidad se pintó en
UN GALPÓN ABANDONADO Antes de que Daniel saliera, Naomi había recibido una llamada anónima. El teléfono sonó, rompiendo el silencio de la habitación con su urgencia. Y ella, con el corazón en un puño, respondió. «―¿Hola? ―su voz temblaba ligeramente, cargada de esperanza y miedo. ―Si quieres saber sobre tu hijo, ven a la dirección que te voy a dar ―dijo una voz distorsionada al otro lado de la línea. La voz era fría, desprovista de cualquier empatía. ―¿Derek está bien? ¿Puedes decirme algo sobre él? ―la desesperación de Naomi era palpable en cada palabra. ―Si quieres saber sobre tu hijo, ven sola. No involucres a la policía ―insistió la voz antes de proporcionarle una dirección en un lugar remoto y colgar. A pesar de saber que debería informarle a Daniel, Naomi decidió ir sola, impulsada por el amor inquebrantable hacia su hijo y por la certeza de que su marido no creería en ella». Mientras tanto, Daniel, casi volviéndose loco de preocupación, llamó a Jonathan. ―Naomi desaparec
DETERMINACIÓN.—¿Qué estás diciendo? —preguntó Renata, sin comprender.Pero Daniel estaba demasiado angustiado y enojado, y su rabia necesitaba un objetivo; su madre fue ese objetivo. Dio un paso hacia ella y le dijo en tono amenazante.—¡Qué Alondra es una maldita loca, está enferma mentalmente! ¡Eso, mamá! ¡Y tú, dejaste que estuviera cerca de mi hijo y ahora Naomi está desaparecida, ella los tiene!Renata lo miró con incredulidad mientras negaba.—¿Cómo…? ¿Alondra…?Daniel no quería seguir perdiendo el tiempo y pasó junto a su madre, pero Jonathan lo agarró del brazo.—Espera, Daniel, ¡no puedes ir tú solo!Él no le dijo una palabra; en cambio, lo golpeó con fuerza y luego se dio la vuelta para salir. Daniel estaba armado de determinación y decidió ir solo a rescatar a Naomi y a su hijo, ignorando las advertencias del comandante y las preocupaciones de Jonathan.Mientras tanto, Naomi intentaba mantener la calma frente a Alondra, pero su miedo aumentaba a medida que se revelaban las
LIBERTAD. Naomi sabía que no tenía mucho tiempo. Con cada segundo que pasaba, la oportunidad de salvar a Derek se desvanecía. Respiró hondo, reuniendo el coraje necesario para poner en marcha su plan. Miró a Derek una última vez, asegurándose de que entendiera la gravedad de la situación. —Recuerda, cariño, corre sin mirar atrás —le susurró, dándole un último abrazo. Entonces, con una determinación férrea, Naomi comenzó a gritar y a golpear las paredes de la habitación oscura, creando el mayor ruido posible. Consciente de que necesitaba una distracción monumental para darle a Derek una oportunidad real de escape, cuando Alondra y los hombres irrumpieron en la habitación, Naomi, movida por un instinto primario de protección, golpeó a uno de ellos con las patas de las sillas que había preparado como armas improvisadas. El hombre cayó al suelo, inconsciente, antes de siquiera darse cuenta de lo que había sucedido. El segundo hombre, impulsado por la ira, se lanzó hacia ella, pero Naom
CARRERA CONTRA EL TIEMPODaniel, con el corazón latiendo a mil por hora, vio a lo lejos una figura familiar. Resultó ser Derek y sin pensarlo dos veces, él detuvo el auto en seco, dejando tras de sí una estela de polvo y grava. Se bajó a toda prisa y corrió hacia su hijo con un temor que le roía las entrañas.―¡Derek! ―exclamo, abrazándolo y besándolo con un alivio desbordante.―Papá, mamá… está atrapada ―dijo Derek, con los ojos llenos de lágrimas y terror.El corazón de Daniel se detuvo por un instante. Sostuvo los hombros de Derek, y lo miro a los ojos, intentando encontrar en ellos la calma que ambos necesitan.―¿Dónde está tu madre, Derek?―En el galpón ―respondió el niño, señalando hacia donde el humo comenzaba a serpentear hacia el cielo.Sin perder un segundo, Daniel tomó a Derek en brazos y lo metió en el auto.―Quédate aquí y no salgas ―le ordenó con voz firme pero cargada de preocupación.―Pero ¿vas a salvar a mamá?Daniel se detuvo un momento, su mirada perdida en el horiz