CAPITULO5: CONSUMIDOS POR LA PASIÓN.El auto bajó a un estacionamiento subterráneo de un complejo de edificios de alta gama. Por supuesto, nada de esto lograba impresionar a Naomi, estaba acostumbrada a este tipo de vida. Daniel salió del auto y ella hizo lo mismo, luego cargo a Bridget y fueron directo al ascensor. El marco su clave privada y en cuestión de minutos estaba en su pent-house de 7000 pies cuadrados. Los grandes ventanales mostraban la ciudad en su vista nocturna.―Bonito lugar ―dijo Naomi mirando a su alrededor.Daniel dejó a Bridget en el amplio sofá y le dio una sonrisa.―Gracias, pero no vengo todo el tiempo, aunque te resulte gracioso, vivo con mi madre en los suburbios.― ¿Hablas en serio? ―pregunto ella alzando las cejas ―Creí que eras del tipo que le gusta una vida solitaria, una que otra chica a veces y luego adiós.― ¿Qué te hace pensar que lo soy? ―dijo y caminó hacia la cocina para servir un vaso de agua, luego abrió un pequeño gabinete y sacó una píldora. Nao
CAPÍTULO 6: VERDAD AL DESCUBIERTO.Daniel cerró la puerta con el pie, la depositó en la cama y luego se embebió de ella. Era una jodida tentación.―Me vuelves loco.― ¿Sí? ―pregunto mientras bajaba la tira de su sujetador de encaje y luego lo desabrochaba ―Veamos qué tanto.Se puso de pie con sus pechos al aire y caminó hacia él. Sonrió coqueta, y enganchó los dedos en su tanga, comenzó a bajarla lentamente. Cuando se hicieron un círculo a sus pies, la alzó con la punta de su tacón.―Un pequeño regalo de mi parte ―dijo y la lanzó hacia él. Daniel la atrapó en el acto y la llevó a su nariz para aspirar su aroma.―Jodidamente delicioso.Sintió que su polla estaba a punto de explotar, nunca, en sus treinta años de vida, había deseado a una mujer como a ella. Tenía un no sé qué lo hacía querer poseerla y mantenerla a su lado.―Bien, chico estrellas. Muéstrame de qué estás hecho. ― dijo y caminó nuevamente hacia la cama y se sentó, para luego abrirse de piernas, mostrándole lo que disfrut
CAPÍTULO: 7 ¿ES ÉL? En el gran salón de la mansión O’Connel, el silencio se rompió con el sonido de una bofetada. Naomi, con la mejilla ardiendo, miró a su padre con una mezcla de impotencia y desafío. ― ¿Te atreves a desafiarme, Naomi? ―La voz de su padre retumbaba en el lujoso espacio. ―No soy un objeto ―gruñó ella, llevándose la mano a la mejilla. ―No soy algo de lo que puedas disponer y decidir como si nada. ―Reuniendo todo su valor, Naomi fijó su mirada en su padre. ―Te lo dije, padre. No quiero casarme. Y que sepas… ―Una sonrisa de victoria adornó sus labios. ―Ya no soy virgen. Me acosté con ese hombre. Los ojos del senador brillaron con ira. ― ¡Eres una zorra! ―Bramó fuera de sí, abofeteándola nuevamente. ―Pero si crees que vas a arruinar mis planes, te equivocas. Lo quieras o no, te casarás con Daniel King. ¿Entiendes? ¡Te casarás! El nombre de Daniel King resonó en la mente de Naomi, paralizando tanto su cuerpo como su respiración. «¿Él?» Pensó con miedo. «¿Es él?» El
CAPÍTULO 8: PLANTADO EN EL ALTAR. Para sorpresa de todos, los días transcurrieron con total tranquilidad, pero Daniel era otra cosa, a pesar de que pasaba tiempo con su familia, no estaba allí del todo, su mente estaba en la mujer que hoy se convertiría en su esposa y a la que no había vuelto a ver desde aquel día. Aunque Jonathan trató de hacerlo entrar en razón, le dijo que todo estaba bien y en realidad lo estaba. Puesto que su decisión de casarse ahora estaba lejos de la venganza, se había dicho a sí mismo que le gustaba Naomi, y se propuso tener un matrimonio real, había visto el ejemplo de su hermano, si Jonathan pudo encontrar la felicidad junto a Aurora, ¿por qué no él? ―Hijo, ¿ya estás listo? Recuerda que el novio debe llegar antes que la novia. Renata se acercó y acomodó el botón de su solapa. Alzó la mirada y le sonrió. ―Cariño, ¿de verdad quieres casarte con esa chica? No dejo de pensar que únicamente lo haces, porque yo… ―Mama ―Daniel sostuvo sus hombros ―Voy a casa
CAPITULO: 9 ¿DÓNDE ESTÁ NAOMI? Bridget miró nerviosa a Daniel y estaba a punto de explicar cuando él miró al sacerdote. ―Padre, ¿nos da un momento, por favor? El cura quedó perplejo, sin embargo, les concedió un tiempo. Daniel agarró a Bridget del brazo y la sacó del altar a rastras. Cuando llegaron a una habitación privada de la iglesia, soltó con brusquedad a su “novia” falsa. ― ¿Dónde está Naomi? ―inquirió. Bridget, con la cabeza gacha y las manos sudorosas, tardó en responder. ― ¡Dije, ¿dónde está Naomi?! ―Ella… ella… ― ¡Con un demonio, ¿dónde está?! ¿Por qué tú estás aquí en lugar de ella? ― ¡Porque ella escapó! ¡Se fue, huyó, no quiere casarse contigo! ―Bridget terminó gritando, llena de nervios. ―Ella me pidió que la suplantara mientras huía. Nunca quiso casarse contigo y cuando supo que eras tú, dijo que jamás se convertiría en tu esposa. Los ojos de Daniel brillaron de ira y su pecho se contrajo. Se sentía humillado y dolido; como un imbécil, había hecho planes con u
CAPÍTULO 10: NUNCA VOY A DIVORCIARME.―Vamos a divorciarnos. ―Daniel miró a la mujer sentada en el tocador, y sus ojos se encontraron en el espejo. Bridget detuvo el movimiento de su mano, dejó el cepillo con suavidad y se giró.― ¿Qué dijiste?―Lo que escuchaste, Bridget. Quiero el divorcio.Ella se puso de pie y negó rápidamente.― ¿Por qué me pides eso? ¿Por qué ahora?En su corazón, el peor temor se había hecho realidad; él la había encontrado. Habían estado casados durante cuatro años, pero solo había sido un matrimonio ficticio, frío e indiferente. Daniel nunca se comportó como su esposo, ni siquiera delante de la sociedad. Ella solo había estado relegada a la casa y ostentando el título de señora King, pero en realidad no se sentía como tal.De hecho, Daniel ni siquiera se había acostado con ella; nunca le dio una noche de bodas. Bridget había tenido que soportar noches frías, mientras su marido se quedaba fuera de casa, y todo por una razón: Naomi.Ella sabía que él nunca la ha
UNA NUEVA NAOMI. New York. ― ¡Niky, subes al escenario en media hora! ―gritó Madeline, la encargada del club. Naomi asintió levemente y terminó de colocarse su lápiz labial rojo, como todas las veces que tenía que subir al escenario desde que había llegado la primera vez hace cuatro años. En ese momento, había escapado de su boda, del yugo de su padre y lo había hecho con la esperanza de comenzar de nuevo y tener una nueva vida, una lejos de la opulencia de ser la hija del senador O’Connel. Sin embargo, jamás pensó que todo sería mucho peor. Naomi miró sus ojos verdes en el espejo y se perdió en sus recuerdos de aquel entonces. Recordó la sensación de libertad mezclada con miedo al tomar la decisión más arriesgada de su vida, huir en lo que debía ser el día más feliz de su existencia. «―Señorita, su tarjeta fue rechazada. ― ¡¿Qué?! Pero… ―Naomi miró a la recepcionista del hotel nerviosa. ―Ok, pruebe con esta por favor. La chica tomó la nueva tarjeta solo para decirle lo mismo.
ENCONTRÁNDOLA. Daniel subió al auto que lo estaba esperando fuera del aeropuerto. A su paso todas las mujeres se giraban para mirar al hombre en cuestión, si antes se hacía notar, ahora era prácticamente imposible que las mujeres cayeran presas de su apariencia enigmática.Abordo el auto y el chofer, espero las indicaciones. Daniel miró un segundo a las personas ir y venir y su mente la llevo a ella, decir que no estaba emocionado, era mentirse, no la había olvidado durante los últimos cuatro años, Naomi había sido lo suficientemente hábil para esconderse, pero ya no más.Había llegado el momento de terminar lo que habían iniciado, le gustara o no, ella era suya, le pertenecía y primero el infierno se congelaría antes de que permitiera que se le escapara de las manos otra vez.―Llévame al hotel ―ordenó con voz severa.El hombre puso en marcha el auto y se perdió en el agobiante tráfico de New York. Por la noche, Daniel se detuvo delante de Mons. Venus, uno de los clubes más selectos d