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TIENE UNA HIJA.Nathaniel abrió los ojos cuando el sonido de su celular lo despertó, el dolor estaba a punto de explotarle la cabeza.―¡Demonios! ―gruñó y tanteó en la chaqueta de su traje para tomar el aparato ―¿Quién?―Buenos días, Nathaniel ―respondió una voz del otro lado ―¿esa es la manera de responderle a tu madre?Él hizo una mueca y suspiró.―Buenos días, mamá.―¿Dónde estás?Nathaniel trató de enfocar el lugar y pronto descubrió que se trataba de su departamento.―En mi casa.―¿No irás a la empresa?―¿Qué pasa mamá? Ve al grano.―Bueno, siendo tan adicto al trabajo es la primera vez que vas tarde.Nathaniel miró su reloj y vio que casi era medio día.―¡Maldita sea! ―exclamo en voz alta.―¿Qué sucede contigo, Nat? ―Regina comenzó a percatarse del extraño comportamiento de su hijo.―Mamá, debo ir a la empresa, di lo que tengas que decir o colgaré.Del otro lado, la madre apretó el teléfono y miró a su nuera en el jardín.―Quiero que vengas a almorzar a casa y no te atrevas a ne
UNA RELACIÓN ESTRICTAMENTE LABORAL.Elara terminaba su café cuando sonó su teléfono.―¿Hola?―¿Señorita Vance?―Si, soy yo.―Estamos llamando desde el departamento de Recursos Humanos de Cross Enterprises. ¿Podría venir a nuestra oficina?―¿Cómo? ―Preguntó Elara con incredulidad. ―Hemos recibido órdenes para que se reintegre a su cargo, señorita Vance. Por favor, venga.El hombre al otro lado de la línea se mostró firme. Elara miró el teléfono con incredulidad. ―¿Quién es? ―Preguntó Sara.―Es Cross Enterprises. Quieren que vuelva como asistente.―¿Ese idiota te está obligando?―No lo sé. Dejé en claro que renuncié. ¿Qué debo hacer?Sara miró intensamente a su amiga.―Elara, necesitas el dinero, tienes gastos, y además… no te culparé si decides volver allí. ―Sara se sentó junto a su amiga y le tomó la mano suavemente. ―Solo recuerda, mantén la distancia, Elara. Tú puedes ser su asistente, no la mujer de la que puede aprovecharse cuando quiera.Elara asintió en silencio.―Tienes razón.
LA LLEGADA DE VICTORIA.Aeropuerto Internacional.En el terminal de llegadas Nathaniel y Daniel están parados cerca de la cinta transportadora de equipaje. La multitud bulliciosa se mezcla con los anuncios de vuelos y el zumbido ocasional de un avión despegando en la distancia. Nathaniel reviso su reloj con impaciencia, claramente inquieto.―Tranquilo amigo, no voy a dejarte solo con esa piraña. ―dijo Daniel con una sonrisa divertida.La mirada de Nathaniel se endureció y le lanzó a Daniel una mirada cargada de advertencia silenciosa.―No es el momento para bromas. Sabes lo complicado que es todo esto para mí.Daniel asintió y su sonrisa desapareció al comprender la seriedad del asunto. Sin embargo, consideraba que su amigo sufría porque quería, tan solo tenía que terminar con la mujer que habían venido a recoger y sus problemas terminarían, además comenzaba a sospechar que Nathaniel tenía sentimientos por la mujer del club.Se recuesto ligeramente contra la baranda, cruzando los brazo
UNA PROMETIDA ARROGANTE.En la mansión Cross, los aromas del té se mezclaban con el perfume de las rosas importadas que decoraban la sala. Victoria, con su porte elegante y una taza de porcelana entre sus manos, compartía un momento íntimo con Regina Cross, la matriarca de la familia y su futura suegra.―¿Le informaste a mi hijo sobre el almuerzo?― Sí, pero ya lo conoces, siempre frío e indiferente.Victoria hizo una mueca de insatisfacción, su rostro reflejaba más que una simple contrariedad.―Querida, debes tener paciencia. Nathaniel ha sido así desde pequeño, solo es cuestión de... ―Regina le palmeó la mano con suavidad— …un poco de conquista, tú me entiendes.Victoria alzó una ceja, comprendiendo las palabras de Regina, pero su consejo llegaba un poco tarde. La ira aún fluía por sus venas ante el rechazo de Nathaniel, y esa semilla de duda que se había plantado en su interior empezaba a echar raíces.―Regina —dijo inclinándose hacia ella con una voz cargada de una curiosidad teñid
JUEGO DE PODER.Victoria dejó su bolso sobre el sofá con un gesto que denotaba su frustración y caminó hacia Nathaniel, quien se encontraba sumido en una maraña de papeles y preocupaciones. A pesar de su apariencia impecable, el hombre no pudo ocultar un resoplido de molestia al ser interrumpido; estaba claro que tendría que tener una seria conversación con los personal de seguridad.―Me quedé esperándote para almorzar ―dijo Victoria, su tono era una mezcla de reproche y decepción.―Lo siento, Victoria, estaba con algo importante ―respondió Nathaniel sin mirarla, intentando parecer ocupado.―¿Más importante que tu prometida? ―preguntó ella alzando una ceja, su voz cargada de sarcasmo.—Nat... ¿quieres decirme que sucede contigo? Vamos a casarnos dentro de poco y me tratas peor que un perro. ¿Crees que lo merezco? Victoria se acercó al escritorio e intento abrazarlo pero Nathaniel se levantó instantáneamente.—No tengo tiempo para esto, ¿de acuerdo? Dime a qué viniste y vete cuanto an
INTERESES OSCUROS. Ese día por la tarde, Nathaniel fue a casa de su madre. Si su día había sido malo, ahora se había tornado peor.―¿No piensas responder? — inquirió Regina con un tono que demandaba una explicación. ―No puedes tratar así a tu futura esposa, Nat. Victoria ha estado esperando demasiado tiempo por ti; no es justo para ella.Nathaniel se rió burlón.―Te diré lo mismo que a ella, mamá. Yo no pedí casarme; papá decidió por mí, prometió algo sin consultarme.Regina se acercó a su hijo y agarró su mano, buscando una conexión que pudiera suavizar su corazón endurecido.―Cariño, tu padre solo quería lo mejor para ti. La familia Sutherland está a la altura de la nuestra. Dime, ¿qué mejor esposa que Victoria? Es refinada, bonita, con clase y su padre es un reconocido político. Son la pareja perfecta.Nathaniel miró a su madre con insatisfacción, sus ojos reflejando un desdén profundo.―Nadie me dice lo que tengo que hacer, mamá.Regina miró a su hijo frustrada.―¿Por qué te empeñ
ENEMIGA DECLARADA. ―¿Tú eres la nueva asistente? ―preguntó, Megan, una rubia decolorada con tetas doble D, llevaba en su mano un montón de carpetas.. Elara levantó la vista. ―Sí. ―Lleva y organiza estos archivos ―ordenó sin preámbulos ni bienvenidas. Elara observó el montón de carpetas y frunció el ceño, una duda genuina asomándose en sus palabras. ―¿Por qué yo? Megan sintió la pregunta como una bofetada. ―¿Cómo qué ‘por qué’? Es parte de tu trabajo. La anterior se encargaba de organizar cada carpeta por número de archivo. Hazlo y no vuelvas hasta que termines. Hay más en mi oficina. En ese momento, un torrente de emociones cruzó por la mente de Megan. Había dedicado dos años a la empresa, y su corazón guardaba un secreto que pesaba más que cualquier archivo: estaba enamorada de Nathaniel, el jefe. La anterior asistente había renunciado para casarse, y Megan vio allí su oportunidad de ascender. Pero con la llegada de Elara, sintió que sus sueños se desmoronaban como un castill
SALVANDOLAElara encerrada dentro de la habitacion de archivos, sentía como su pecho comenzaba a apretarse, las lágrimas mojaron sus mejillas y poco a poco fue perdiendo la fuerza para seguir llamando, se dejó caer a través de la puerta, mientras su respiración se hacía cada vez más lenta y su corazón latía a toda velocidad, el sudor corrió a través de su espalda y poco a poco todo comenzaba a dar vuelta a su alrededor.Pero en el último segundo, escuchó la voz de Nathaniel del otro lado de la puerta.―¡Elara! ¡Elara, estás ahí?!Del otro lado, Nathaniel mostraba un nerviosismo y preocupación nunca vista en él y esto hizo que Megan lo mirara sorprendida.El corazón de Elara latía con fuerza, una mezcla de alivio y temor. Haciendo un esfuerzo por hablar dijo con voz quebrada.―Nat, aquí estoy... Por favor, sácame de aquí... ¡Sácame de aquí!―Está bien, cálmate, te sacaré. ―dijo sin ocultar su propia urgencia y miedo ―Aléjate de la puerta, ¿de acuerdo? Voy a romperla, no dejes que te hag