UN PACTO CON EL DIABLO. CAPÍTULO 23. Un estúpido insensible.Leny estaba en shock. Las palabras de las cartas seguían resonando en su mente, como si cada frase escrita por su madre con ese otro hombre fuera un eco que no podía detener. Se levantó bruscamente, sus manos temblaban mientras recogía las cartas una por una, metiéndolas en el pequeño cofre con movimientos torpes.—¡Leny, espera! —gritó Kenneth, viéndola apresurarse de vuelta al palacio del barón como si estuviera a punto de huir—. No puedes simplemente salir corriendo. Tienes que calmarte.—¡Calmarme! —repitió ella, casi en un grito—. ¿Cómo demonios se supone que me calme después de esto? ¡Mi madre engañó a mi padre! ¿Y si yo…? ¡No, no puedo ni siquiera pensarlo!Con el cofre en las manos, salió corriendo de la torre sin mirar atrás, y Kenneth la siguió porque la prioridad era evitar que hiciera alguna estupidez.—¡Leny, por favor! —rogó mientras la alcanzaba—. ¡Detente!Finalmente, a mitad del camino, justo antes de llegar
UN PACTO CON EL DIABLO. CAPÍTULO 24. Un hombre con ¿suerte?El recorrido continuó, pero ya nada era lo mismo. Leny se había encerrado en un silencio gélido, tan impenetrable que ni Kenneth, con toda su elocuencia, sus bromas o sus protestas por su trasero magullado lograba romper.El traqueteo del carruaje, que antes era apenas un murmullo de fondo mientras bebían y se quejaban juntos, ahora parecía un martilleo constante. Ella se mantenía apartada, mirando siempre por la ventana como si algo fuera de esas polvorientas carreteras le ofreciera consuelo; pero ni una sola palabra escapaba de sus labios.Kenneth suspiraba, inquieto. Le dolía verla así, pero tampoco sabía cómo arreglarlo. Le había hablado del “lado bueno” porque en su cabeza, como abogado, siempre había una salida. Pero quizás se había dado cuenta demasiado tarde, de que los problemas para alguien como ella no se podían abordar de la misma manera que para cualquier otro mortal.Al llegar a la posada esa noche, el ambiente
UN PACTO CON EL DIABLO. CAPÍTULO 25. El primer baile de la noche.Leny sonrió con una amabilidad ligera, entrelazando los dedos sobre el abanico que llevaba consigo. No había mucho que pensar u opinar al respecto. Tenía que bailar lo quisiera o no y su interlocutor era tan bueno como cualquier otro. Y para ser honesta, la idea de bailar con Kenneth ni siquiera le pasó por la cabeza en aquel instante.—Sería un placer —respondió ella con una inclinación de cabeza, aceptando la invitación.Kenneth, que se encontraba a pocos pasos, observó la escena como si fuera espectador de una obra en la que no quería participar. Apretó los dientes mientras su mirada seguía los movimientos del hombre, con su sonrisa y su manera segura de inclinarse hacia Leny. "Claro, un placer. Siempre es un placer", pensó con impaciencia mientras se iba a otro lado, porque ¿cuáles eran las opciones? ¿Reclamarle? ¿Por qué exactamente?El festival continuó en todo su esplendor. Los invitados se esparcían por el pati
UN PACTO CON EL DIABLO. CAPÍTULO 26: Un momento a solasKenneth observaba desde el borde del salón, tratando de disimular la tormenta de emociones que le atravesaba mientras Leny cruzaba la estancia en los brazos de Jonas. La música fluía, el vals resonaba con una perfección casi abrumadora, y la sonrisa tranquila y amable de Leny solo hacía que la frustración de Kenneth se intensificara."¡Si es que no sé de qué se ríe tanto! ¿Tendrá monos en la cara el idiota?" intentó repetirse, pero la forma en que Jonas la miraba, la manera en que sus cuerpos se movían como si fueran uno solo... todo aquello lo irritaba más de lo que estaba dispuesto a admitir.Los segundos se le hicieron eternos, y cuando Kenneth pensaba que no podía soportar más verlos bailar, notó que Leny hacía una ligera mueca de dolor, deteniendo el baile y señalando al extremo del salón más cercano a ellos.Jonas se inclinó hacia ella, preocupado, mientras Kenneth se adelantaba instintivamente, porque aquello solo podía si
UN PACTO CON EL DIABLO. CAPÍTULO 27. Una broma de mal gustoLeny lo miraba fijamente, esperando que Jonas aclarara a qué se refería con "broma". Algo en el tono ligero de su voz no cuadraba con la situación, y ella no era de las que se tomaban a la ligera ciertas situaciones, especialmente algunas bromas.—Te hice una pregunta —insistió hasta que se dio cuenta de que él no tenía ninguna intención de responderle.—De verdad no es nada, Lady von Rosenberg, solo son cosas entre hombres…Jonas se encogió de hombros como si no fuera la gran cosa, pero el brillo travieso en sus ojos lo traicionaba, así que él de alguna forma tenía que ser parte de todo aquello, y solo bastó un segundo para que (legítima o no) la “duquesa de Holstein” se le subiera a Leny como si fuera un segundo espíritu.—¡Te hice una maldita pregunta! —gruñó entre dientes, haciendo que Jonas Ravn se envarara de inmediato—. Y si quieres seguir a mi buena sombra te aconsejo que me respondas de una puñetera vez, porque si te
UN PACTO CON EL DIABLO. CAPÍTULO 28: Un momento críticoAquello, por desgracia, no era como en las películas. No bastaba que alguien agarrara las riendas de un caballo desbocado para frenarlo.El viento azotaba el rostro de Leny mientras galopaba a toda velocidad detrás del caballo de Kenneth. Sabía que detener a un animal en ese estado no sería fácil y que él, con su inexperiencia, no lo lograría solo.El animal se movía descontrolado, zigzagueando a través del campo, y el miedo que vio en los ojos de Kenneth cuando se acercó fue suficiente para acelerarle el corazón aún más.—¡Ken! —gritó Leny, intentando que la escuchara entre el ruido de los cascos y el viento.Kenneth volteó, con el rostro pálido por el pánico, aunque en ese momento más por ella que por él. ¿Qué demonios hacía allí? ¿Qué diablos hacía descalza y en calzones encima de un caballo… ¡sin silla?! Pero apenas pudo mirarla de reojo antes de que el caballo diera otro violento tirón.Leny, sin perder tiempo, logró colocar
UN PACTO CON EL DIABLO. CAPÍTULO 29: El tesoro perdidoLeny trató de sonreír, aunque el dolor en su pierna no le permitía relajarse del todo. Kenneth seguía ahí, a su lado, mirándola con una mezcla de alivio y preocupación que hacía que su corazón se encogiera.Estaba vivo y estaba sano, y tenía cara de que quería hacer arder el mundo.—Ken… —empezó Leny, con la voz suave—. Lo siento tanto. Mi familia... fue una broma de muy mal gusto. No debieron haberte dado un caballo sin emperiencia.Kenneth la miró directamente a los ojos y frunció el ceño sin comprender.—¿De qué hablas, nena?—Del caballo… el que te dieron… nunca había estado en una cacería… era claro que se iba a asustar con los disparos…Kenneth apretó los dientes, pero la verdad era que le daba igual.—Eso no importa ahora, Leny —dijo con firmeza, apretando suavemente su mano—. Solo quiero que estés bien. ¿De acuerdo? Tienes que ponerte bien porque yo necesito educación en equitación urgente, y en este punto no confío en nad
UN PACTO CON EL DIABLO. CAPÍTULO 30: ¿Quién es?Kenneth revolvía el contenido del último arcón mientras Leny lo observaba desde la cama, con la respiración cada vez más agitada. Habían pasado media hora revisando uno por uno todos los arcones que habían traído del viaje, y el pequeño cofre con las cartas de su madre seguía sin aparecer. El sudor perlaba la frente de Kenneth, y la tensión que emanaba de Leny lo contagiaba.—¿Nada? —preguntó ella con voz temblorosa, a pesar de que la respuesta ya la sabía.Kenneth cerró el arcón, exhalando un suspiro pesado, y negó con la cabeza.—Nada —respondió mientras se levantaba y se acercaba a ella—. Hemos buscado en todos lados. ¿Estás completamente segura de que las cartas estaban en el tuyo?Leny apretó los labios, claramente luchando por contener las lágrimas. Se sentía desesperada y atrapada, como si una mano invisible la estuviera asfixiando poco a poco. Sabía que había puesto las cartas en su arcón personal, lo había hecho con sus propias