CAPÍTULO 7. La mejor villanaKenneth tenía buenos reflejos, los necesitaba para ser el mejor amigo / guardaespaldas / sacador de problemas de Grayson Blackwell, tanto así que logró esquivar aquel premio de cristal que fue a hacerse añicos a diez centímetros de la puerta por la que él estaba entrando.—¡Wow, wow! ¡Cálmate fiera, que no le tengo miedo a la muerte pero de preferencia me gustaría seguir vivo por algún tiempecito más! —exclamó Kenneth—. ¿Las cosas no salieron como esperabas?Y por la mirada asesina que le dirigió Grayson, eso era más que obvio.—No lo aceptó —gruñó como si todavía no pudiera creerlo—. ¡No aceptó que le diera el papel a cambio de convertirse en mi amante!—¡No me digas! Eso es interesante... parece que después de todo todavía le queda dignidad... o se habrá hecho lesbiana.—¡Eso es actuación! ¡Una muy buena, pero nada más! —espetó Grayson mandando a volar medio escritorio de papeles y Kenneth se le quedó mirando como si de verdad estuviera haciendo un esfue
CAPÍTULO 8. Halagos peligrososNo hubo alma que no se estremeciera en el set cuando aquella bofetada resonó, y la preferida fue a parar al suelo. El Director Wang fue el primero en ponerse de pie, con toda la disposición de gritar: “¡CORTEN!”, pero una mano de Grayson sobre su hombro lo hizo sentarse de nuevo con un gesto brusco, mientras se llevaba un dedo a los labios como indicación de que se mantuviera en silencio y dejara continuar la escena.Y aquello no se terminó hasta que fue Beatrice la que olvidó la improvisación y hasta que estaban filmando para salir por donde no era, sosteniéndose la cara y gritando como si otra niña del colegio le hubiera tirado de las trenzas.—¡Corten! —gritó Wang tratando de disimular y enseguida se acercó a Beatrice, que era un mar de lágrimas.—¡Me pegó! ¡Oh, por Dios, me pegó de verdad! —chilló haciendo un berrinche digno de una chiquilla, y mal que le pesara, Grayson no pudo evitar comparar el estoicismo con que Serena había soportado todas las b
CAPÍTULO 9. Un plan de seducciónSerena no pudo evitar sobresaltarse y darse la vuelta al notar que aquel hombre estaba tras ella. Su pecho subía y bajaba con intermitencia, mientras su mano aferraba el perchero de aquel vestido sin lograr descolgarlo.—Señor Blackwell... lo siento. ¡Esto es un horrible malentendido...! ¡Yo no quería...! ¡Dios, ¿por qué no sale esta cosa? —Forcejeó con la ropa, pero antes de que esta se descolgara sintió la mano enorme de Grayson sujetando su muñeca y arrinconándola contra la pared que estaba detrás.Él ni siquiera sabía por qué había bajado de su oficina... o quizás sí lo sabía: porque no la había visto irse. Desde sus ventanales se podía ver la salida del set y ella no había atravesado aquellas puertas. Por eso había bajado, a ver dónde demonios estaba, y lo primero que había visto era a ella en ropa interior. ¡Y eso había bastado para que cada célula dentro de él se alterara!—¿Me quieres explicar dónde está el resto de tu ropa? —susurró tan pegado
CAPÍTULO 10. El impuestoSerena llevaba un rezo en los labios. Estaba segura de que la iban a despedir en ese mismo instante, y apenas atravesó las puertas de la oficina del Director Wang, y vio la boleta con las estadísticas sobre el escritorio, supo que algo estaba sucediendo.Ni siquiera iba a intentar justificarse porque sabía que de nada iba a servir, pero pronto se dio cuenta de que en el rostro del hombre había tanta incredulidad como satisfacción.—¡Vaya, vaya, señorita Radcliffe! ¡Esto sí que es una sorpresa aunque no sabría si llamarla “grata”! Parece que se queda usted en el elenco —sentenció él y la muchacha frunció el ceño sin comprender.—¿Disculpe? —preguntó y un segundo después tomaba aquella boleta de la mesa, mientras Wang daba una vuelta a su alrededor.—Tal parece que su improvisación logró cautivar al público, señorita Radcliffe. No solo fue la actriz mejor votada en todas las encuestas, sino que las estadísticas arrojaron que fue calificada como la mejor villana
CAPÍTULO 11. Un dragónNi siquiera había palabras para empezar a describir la rabia que se escuchaba latir en la voz de Grayson Blackwell, y Serena se encogió sobre sí misma sin poder evitarlo. Sabía que Wang no era rival para él, pero presentía que si solo el Director se atrevía a abrir la boca aquello terminaría con sangre corriendo.—¡Te pregunté si entendiste! —siseó furioso mientras sacudía violentamente a Wang, incluso con una sola mano, y el hombre medio gritó espantado.—¡Yo no hice nada, no fue mi culpa! ¡Ella fue la que vino a ofrecerse...! ¡Usted ya sabe cómo son las actrices como ella, señor Blackwell! ¡A su oficina también van! —intentó defenderse y el puñetazo que Grayson le retrató en la cara lo mandó volando por encima del escritorio hasta caer aparatosamente del otro lado.—Me tragaría ese cuento si no la hubiera escuchado yo mismo decirte que “no” en más de una ocasión —espetó—. Y para que quede claro, las actrices que entran en mi oficina solo dicen que “sí”, porque
CAPÍTULO 12. Un objetivo ocultoY Serena sabía que Beatrice no sería capaz de evitarlo. En el mismo momento en que aquella orden terminó de dictarse, comenzó a balbucear como si acabaran de decirle que el apocalipsis sucedería en la siguiente hora.—Pe-pero... Gray-Grayson... no puede ser... Yo soy la actriz... ¡Yo soy la actriz principal de la serie! ¡Yo soy la protagonista! ¡Y ni siquiera yo tengo un camerino privado! ¡Tengo que compartir el camerino general con el resto de... de las actrices secundarias! —Esas palabras salieron de su boca entre la consternación y el asco, como si de verdad le molestara compartir espacio común con las que consideraba bajo su nivel.—Bueno, tú misma lo dijiste: es un peligro para los demás. Tú no eres una inútil, puedes perfectamente estar con el resto. Serena, por otro lado, es torpe y tiende a arruinar ropa, así que lo más adecuado es que sea ella la que no tenga que compartir su espacio personal con nadie más, y a la que se le entregue una asignac
CAPÍTULO 13. Un descubrimiento impactanteEl berrinche vino como una avalancha, solo que ahora Serena tenía un lindo muro de uno ochenta y seis contra el que cualquier berrinche de Beatrice podía estrellarse.—¡¿Cómo que dentro de un año?! ¡Eso tiene que ser una equivocación! ¡Si hay algún tipo de teléfono especial tiene que ser para mí que soy la protagonista! —ladró Beatrice, pero en el mismo momento en que trató de arrebatar el celular de las manos de Percy, este lo levantó por encima de su cabeza.—Señora, por favor no chille así, que los oídos de la gente aquí tienen un límite —espetó el muchachito—. ¿Usted se llama Serena Radcliffe? ¡No, y en esta caja dice claramente “Serena Radcliffe”, así que no sea envidiosa y haga el favor de ir a jugar con el suyo!—¡Para empezar es “señorita”! —escupió Serena—. ¡Y para seguir, no le envidiaría nada a esa zo...!—¡Pues perfecto entonces! —la calló Percy—. ¡No hay envidias de por medio! ¡Ella no quiere ser usted, y usted no puede ser ella!
CAPÍTULO 14. Venganzas y castigosUna bofetada de Beatrice Harrison hubiera dejado a Serena menos aturdida, mientras aquella palabra seguía repitiéndose en su cabeza con un eco sordo:“Medio hermana...”—¿Cómo... cómo sabes...? —balbuceó mientras sentía que su cuerpo comenzaba a temblar de una forma extraña—. ¿Cómo sabes que ellos son... que son hermanos?—Como mismo sé que Beatrice Harrison le paga el diez por ciento de las regalías de todas sus películas a Tim Baldwing para que él no diga que lo que le sacaron el año pasado en medio de uno de sus rodajes no fue precisamente el apéndice —replicó Percy—. Soy un coleccionista de información veraz.—¿Eh? —Pero la verdad era que Serena estaba tan en shock que ni siquiera entendía lo que eso significaba.—Que soy un chismoso profesional, ¿vale? —suspiró Percy—. Pero puedo asegurarte que son hermanos y...Sin embargo cualquier otra de sus “informaciones veraces” se quedó a medias cuando Serena trastabilló y él tuvo que alcanzarla para que