CAPÍTULO 50. Una pompa de jabónLa pregunta era muy simple, la respuesta no tanto. ¿Por qué estaba haciendo aquello? ¿Por qué estaba dándole la oportunidad de escapar en cualquier momento? Quizás porque la había visto, porque llevaba demasiados días viéndola, y sabía que absolutamente nada alrededor de aquella mujer era una actuación.—No lo sé —respondió con sinceridad, evitando su mirada—. No sé por qué diablos estoy haciendo esto, solo... No quiero que te lastimen más. ¿Eso tiene algún sentido? —murmuró Grayson, y Serena puso a un lado aquella cartuchera, abrazándose el cuerpo.—Honestamente, no mucho. No tiene mucho sentido que digas que no quieres que lastimen a una mujer a la que odias.—Yo no... —Grayson se apresuró a replicar, hasta que se dio cuenta de que realmente las palabras que iban a salir de su boca eran ciertas—. Yo no te odio —dijo, girándose para mirarla—. Es verdad que tampoco tengo claro nada de lo demás que siento por ti, pero no te odio.Serena pasó saliva, porq
CAPÍTULO 51. Desesperación.Grayson había pasado años esperando aquel momento y meses planeándolo. Cada vez que pensaba en todas las veces que su hermana había estado en esos extremos de depresión, en que era un peligro hasta para sí misma, solo podía soñar con que por fin lograba liberarla de aquella cadena al rojo vivo que seguía siendo su matrimonio con Jerry Huxley.Sin embargo, en ese instante, mientras atravesaba las puertas del juzgado junto a ella, protegiéndola de la horda de periodistas a su alrededor, no pudo evitar pensar que alguno de los abogados a los que tan bien les pagaba tenía que ser lo bastante inteligente como para poder proteger a Serena de la misma forma si ella lo necesitaba, ¿verdad?Y todos sus miedos respiraron con alivio cuando, quince minutos después, la vio entrar por la puerta de la sala de audiencias sana y salva."¡Maldición... mañana le pondré guardaespaldas!", fue su primer pensamiento, porque entre las muchas cosas que no lograba entender sobre lo
CAPÍTULO 52. Sin importar nada másPor desgracia, era una mentira. No iba a estar bien, y Grayson lo supo en el mismo instante en que vio a su hermana aparecer por la puerta de aquel ascensor y correr hacia ellos con la rabia reflejada en el rostro.—¡¿Qué demonios fue lo que pasó aquí?! —exclamó, viendo la escena, y Grayson intentó ignorarla porque en aquel momento lo único que quería era asegurarse de que Serena estaba bien.La hizo apoyar los pies en el suelo y la sostuvo frente a él, evaluando si era capaz de mantenerse en equilibrio.—Mírame con atención, Serena, mírame —le dijo sin importarle nada más—. ¿Dónde te duele?Ella solo se tocó algunos cortes que tenía en los brazos, causados por los vidrios rotos, pero más allá de eso, solo negó con la cabeza.—Estoy bien... Creo... Estoy bien, de verdad —aseguró, mientras junto a ellos comenzaban a sonar las sirenas de las ambulancias y los bomberos.—Ocúpate de que todos estén bien —espetó Grayson, mirando al jefe de sus abogados, y
CAPÍTULO 53. Un abismo para dosEra como intentar negar la luna. La luna existía, ¿verdad? Entonces, eso que ellos estaban sintiendo, fuera lo que fuera, también existía.Sus labios se encontraron en medio de un deseo violento y desesperado, como si sentir la piel del uno contra el otro fuera la única solución para aquella locura temporal. Grayson podía jurar que la piel de Serena ardía contra la suya, y ella podía jurar que las manos de aquel hombre estaban hechas para gobernar, porque parecía que iban dejando una orden por dondequiera que pasaban.Y esas manos de Grayson bajaron, delinearon su espalda, sus caderas... Serena ahogó un jadeo de necesidad en el mismo momento en que sus dedos se anclaron bajo sus nalgas, subiéndolas hasta que las piernas de la muchacha rodearon su cintura, y la llevó contra aquella pared de piedra como si sus vidas dependieran de eso.Grayson apenas podía controlar esa erección que se apretaba contra su sexo, y aun en medio del agua, podía jurar que aque
CAPÍTULO 54. Un refugio en sus brazosEra dulce y extraño a la vez tenerla allí, envuelta en un abrazo posesivo del que, hasta ese momento, Grayson ni siquiera se había creído capaz. Sin embargo, como esos momentos al parecer no estaban destinados a ellos, a él no le concedieron más de media hora para tenerla así, hecha un ovillo y acurrucada contra su costado, hasta que su teléfono comenzó a sonar con insistencia.—¡Maldición! —gruñó entre dientes al ver el número de su hermana, pero si bien no planeaba responder en ese momento, el mensaje que entró solo unos pocos segundos después no pudo ignorarlo.Serena lo sintió incorporarse con un gesto de sorpresa y lo miró, aún un poco aturdida por el cansancio.—¿Qué pasó? —fue la única pregunta que salió de sus labios, porque estaba convencida de que algo grave debía haber sucedido para que se pusiera tan tenso en tan poco tiempo.—Mi hermana —murmuró Grayson, levantándose y tratando de vestirse a toda prisa—. Kenneth me acaba de escribir.
CAPÍTULO 55. Una palabra cumplidaSerena se había echado hacia atrás, esquivando un adorno que se estrellaba contra una pared cercana, y luego había corrido hacia Brooke, haciendo lo único que lamentablemente se podía hacer en ese momento. La bofetada había resonado en medio de la pequeña habitación, haciendo gritar a su hermana, pero en ese instante Serena no se podía dar el lujo de ser débil.—¿Te estás volviendo loca? ¡Tu hija está a menos de dos metros en una cuna! ¿Cómo no se te ocurre que podrías lastimarla? —le había gritado a Brooke, mientras su hermana se alejaba de ella.—¡Ya la lastimé desde el mismo día que la traje al mundo! —había sollozado la chiquilla—. ¡Déjame en paz, no tienes idea de por lo que estoy pasando!—¡Claro que tengo idea porque lo estoy pasando contigo! —había vociferado Serena desconsolada—. ¡Mi reputación fue la que se arruinó, mi dinero fue el que se perdió, la que está hundida en demandas y deudas soy yo, y todo por protegerlas a ti y a esa criatura!
CAPÍTULO 56. Un asunto personal.La respuesta era "No quiero que te vayas. Por favor, quédate". Pero ambos sabían que esas palabras no podían salir de la boca de Grayson, simplemente porque lo único que seguiría a una verdad como esa sería el infierno. ¿Qué iban a hacer? ¿Inventar una fórmula mágica para que Anabelle dejara de odiarla? ¿O Grayson se separaría de su familia, que definitivamente no aceptaría una relación entre ellos?Lo que fuera que había entre los dos estaba condenado al fracaso desde el primer instante, pero al menos ambos lo sabían. Y aun así, Grayson no podía negar el hecho de que aquello le dolía más de lo que esperaba.—¿Tienes idea... tienes idea de a dónde quieres ir? —preguntó en un murmullo sin mirarla, pero Serena negó con la cabeza.—No lo sé... Y si te soy honesta, aunque lo supiera, tampoco te lo diría —respondió ella con la voz cargada de tristeza—. No quiero que me vuelvan a encontrar nunca. Solo quiero que mi hija y yo seamos otro par entre los millone
CAPÍTULO 57. La receta para el desastreSerena reconoció el nombre de inmediato.—Sí y no —respondió sin titubear—. Sé que me está buscando, incluso habló con Karina. ¿Qué haces tú con su tarjeta?—Vino a buscarte al Estudio —replicó Grayson—. ¿De verdad no lo conoces? Es italiano.Pero Serena simplemente volvió a negar con la cabeza, encogiéndose de hombros.—Jamás he filmado en Italia, no conozco a nadie con ese nombre y... tú no le dijiste dónde estoy, ¿verdad? —le preguntó a Grayson, preocupada.—No, claro que no. Pero ¿no te interesa saber qué quiere de ti? —replicó él.—Si no tengo idea de quién es, entonces no me interesa. La única razón que puede tener para verme es por algo de trabajo, y yo ya no voy a volver a trabajar como actriz. Además, ¿quién me asegura que no es alguien que venga de parte de Jerry? —preguntó, y Grayson apretó los puños porque eso era algo en lo que no había pensado.Así que simplemente tomó aquella tarjeta y la dejó caer en la papelera de la cocina, dec