CAPÍTULO 52. Sin importar nada másPor desgracia, era una mentira. No iba a estar bien, y Grayson lo supo en el mismo instante en que vio a su hermana aparecer por la puerta de aquel ascensor y correr hacia ellos con la rabia reflejada en el rostro.—¡¿Qué demonios fue lo que pasó aquí?! —exclamó, viendo la escena, y Grayson intentó ignorarla porque en aquel momento lo único que quería era asegurarse de que Serena estaba bien.La hizo apoyar los pies en el suelo y la sostuvo frente a él, evaluando si era capaz de mantenerse en equilibrio.—Mírame con atención, Serena, mírame —le dijo sin importarle nada más—. ¿Dónde te duele?Ella solo se tocó algunos cortes que tenía en los brazos, causados por los vidrios rotos, pero más allá de eso, solo negó con la cabeza.—Estoy bien... Creo... Estoy bien, de verdad —aseguró, mientras junto a ellos comenzaban a sonar las sirenas de las ambulancias y los bomberos.—Ocúpate de que todos estén bien —espetó Grayson, mirando al jefe de sus abogados, y
CAPÍTULO 53. Un abismo para dosEra como intentar negar la luna. La luna existía, ¿verdad? Entonces, eso que ellos estaban sintiendo, fuera lo que fuera, también existía.Sus labios se encontraron en medio de un deseo violento y desesperado, como si sentir la piel del uno contra el otro fuera la única solución para aquella locura temporal. Grayson podía jurar que la piel de Serena ardía contra la suya, y ella podía jurar que las manos de aquel hombre estaban hechas para gobernar, porque parecía que iban dejando una orden por dondequiera que pasaban.Y esas manos de Grayson bajaron, delinearon su espalda, sus caderas... Serena ahogó un jadeo de necesidad en el mismo momento en que sus dedos se anclaron bajo sus nalgas, subiéndolas hasta que las piernas de la muchacha rodearon su cintura, y la llevó contra aquella pared de piedra como si sus vidas dependieran de eso.Grayson apenas podía controlar esa erección que se apretaba contra su sexo, y aun en medio del agua, podía jurar que aque
CAPÍTULO 54. Un refugio en sus brazosEra dulce y extraño a la vez tenerla allí, envuelta en un abrazo posesivo del que, hasta ese momento, Grayson ni siquiera se había creído capaz. Sin embargo, como esos momentos al parecer no estaban destinados a ellos, a él no le concedieron más de media hora para tenerla así, hecha un ovillo y acurrucada contra su costado, hasta que su teléfono comenzó a sonar con insistencia.—¡Maldición! —gruñó entre dientes al ver el número de su hermana, pero si bien no planeaba responder en ese momento, el mensaje que entró solo unos pocos segundos después no pudo ignorarlo.Serena lo sintió incorporarse con un gesto de sorpresa y lo miró, aún un poco aturdida por el cansancio.—¿Qué pasó? —fue la única pregunta que salió de sus labios, porque estaba convencida de que algo grave debía haber sucedido para que se pusiera tan tenso en tan poco tiempo.—Mi hermana —murmuró Grayson, levantándose y tratando de vestirse a toda prisa—. Kenneth me acaba de escribir.
CAPÍTULO 55. Una palabra cumplidaSerena se había echado hacia atrás, esquivando un adorno que se estrellaba contra una pared cercana, y luego había corrido hacia Brooke, haciendo lo único que lamentablemente se podía hacer en ese momento. La bofetada había resonado en medio de la pequeña habitación, haciendo gritar a su hermana, pero en ese instante Serena no se podía dar el lujo de ser débil.—¿Te estás volviendo loca? ¡Tu hija está a menos de dos metros en una cuna! ¿Cómo no se te ocurre que podrías lastimarla? —le había gritado a Brooke, mientras su hermana se alejaba de ella.—¡Ya la lastimé desde el mismo día que la traje al mundo! —había sollozado la chiquilla—. ¡Déjame en paz, no tienes idea de por lo que estoy pasando!—¡Claro que tengo idea porque lo estoy pasando contigo! —había vociferado Serena desconsolada—. ¡Mi reputación fue la que se arruinó, mi dinero fue el que se perdió, la que está hundida en demandas y deudas soy yo, y todo por protegerlas a ti y a esa criatura!
CAPÍTULO 56. Un asunto personal.La respuesta era "No quiero que te vayas. Por favor, quédate". Pero ambos sabían que esas palabras no podían salir de la boca de Grayson, simplemente porque lo único que seguiría a una verdad como esa sería el infierno. ¿Qué iban a hacer? ¿Inventar una fórmula mágica para que Anabelle dejara de odiarla? ¿O Grayson se separaría de su familia, que definitivamente no aceptaría una relación entre ellos?Lo que fuera que había entre los dos estaba condenado al fracaso desde el primer instante, pero al menos ambos lo sabían. Y aun así, Grayson no podía negar el hecho de que aquello le dolía más de lo que esperaba.—¿Tienes idea... tienes idea de a dónde quieres ir? —preguntó en un murmullo sin mirarla, pero Serena negó con la cabeza.—No lo sé... Y si te soy honesta, aunque lo supiera, tampoco te lo diría —respondió ella con la voz cargada de tristeza—. No quiero que me vuelvan a encontrar nunca. Solo quiero que mi hija y yo seamos otro par entre los millone
CAPÍTULO 57. La receta para el desastreSerena reconoció el nombre de inmediato.—Sí y no —respondió sin titubear—. Sé que me está buscando, incluso habló con Karina. ¿Qué haces tú con su tarjeta?—Vino a buscarte al Estudio —replicó Grayson—. ¿De verdad no lo conoces? Es italiano.Pero Serena simplemente volvió a negar con la cabeza, encogiéndose de hombros.—Jamás he filmado en Italia, no conozco a nadie con ese nombre y... tú no le dijiste dónde estoy, ¿verdad? —le preguntó a Grayson, preocupada.—No, claro que no. Pero ¿no te interesa saber qué quiere de ti? —replicó él.—Si no tengo idea de quién es, entonces no me interesa. La única razón que puede tener para verme es por algo de trabajo, y yo ya no voy a volver a trabajar como actriz. Además, ¿quién me asegura que no es alguien que venga de parte de Jerry? —preguntó, y Grayson apretó los puños porque eso era algo en lo que no había pensado.Así que simplemente tomó aquella tarjeta y la dejó caer en la papelera de la cocina, dec
CAPÍTULO 58. Mátame despuésGrayson ni siquiera lo había pensado, pero aquellas palabras salieron de su boca con la mayor sinceridad.—Por favor, no te vayas.El cuerpo de Serena se tensó al instante, dejando escapar aquel suspiro cargado de tristeza.—Grayson...Ni siquiera había imaginado que le dolería tanto, pero eso fue exactamente lo que sucedió mientras él rodeaba su cintura, levantándola contra su cuerpo, y la llevaba a su propia habitación, porque estaba bastante seguro de que iban a discutir y no quería despertar a Meli.—Sé que no tengo derecho a pedírtelo... pero no quiero que te vayas —dijo Grayson, permitiéndole poner los pies en el suelo, y Serena retrocedió de inmediato.—¡Es que no me puedo quedar! —replicó con un nudo en la garganta—. ¿Quedarme para qué? ¿Quedarme con quién? ¿Contigo? Esa es una locura, y tú lo sabes mejor que yo.—¡Pero no tiene por qué serlo! —Él respiraba pesadamente, y por desgracia lo hacía desde las emociones, porque ciertamente no había nada r
CAPÍTULO 59. En el peor de los casos—No voy a hacerte daño. —Aquella voz salió de la garganta del hombre detrás de ella mientras sus ojos se encontraban con los de Serena a través del espejo—. No te voy a hacer daño, solo intento evitar que grites, pero voy a soltarte ahora mismo, ¿entendido?Serena asintió suavemente con la cabeza, y el hombre retiró las dos manos al mismo tiempo. Ella se dio la vuelta, quedando inmóvil, muda y asustada frente a él. Quizás fuera el miedo, pero le parecía un absoluto gigante.—Lamento conocerla de esta forma, señorita Radcliffe —dijo él con un acento marcadamente italiano, y Serena imaginó de inmediato de quién se trataba—. Hubiera preferido otras circunstancias, pero al parecer usted no está muy dispuesta a ser encontrada, y las personas a su alrededor parecen demasiado entusiastas en cumplir esa decisión suya.—¿Y hay alguna razón para que usted sea la persona que haya decidido ignorarla, señor Viscontti? —murmuró la muchacha entre dientes, y el ho