CAPÍTULO 57. La receta para el desastreSerena reconoció el nombre de inmediato.—Sí y no —respondió sin titubear—. Sé que me está buscando, incluso habló con Karina. ¿Qué haces tú con su tarjeta?—Vino a buscarte al Estudio —replicó Grayson—. ¿De verdad no lo conoces? Es italiano.Pero Serena simplemente volvió a negar con la cabeza, encogiéndose de hombros.—Jamás he filmado en Italia, no conozco a nadie con ese nombre y... tú no le dijiste dónde estoy, ¿verdad? —le preguntó a Grayson, preocupada.—No, claro que no. Pero ¿no te interesa saber qué quiere de ti? —replicó él.—Si no tengo idea de quién es, entonces no me interesa. La única razón que puede tener para verme es por algo de trabajo, y yo ya no voy a volver a trabajar como actriz. Además, ¿quién me asegura que no es alguien que venga de parte de Jerry? —preguntó, y Grayson apretó los puños porque eso era algo en lo que no había pensado.Así que simplemente tomó aquella tarjeta y la dejó caer en la papelera de la cocina, dec
CAPÍTULO 58. Mátame despuésGrayson ni siquiera lo había pensado, pero aquellas palabras salieron de su boca con la mayor sinceridad.—Por favor, no te vayas.El cuerpo de Serena se tensó al instante, dejando escapar aquel suspiro cargado de tristeza.—Grayson...Ni siquiera había imaginado que le dolería tanto, pero eso fue exactamente lo que sucedió mientras él rodeaba su cintura, levantándola contra su cuerpo, y la llevaba a su propia habitación, porque estaba bastante seguro de que iban a discutir y no quería despertar a Meli.—Sé que no tengo derecho a pedírtelo... pero no quiero que te vayas —dijo Grayson, permitiéndole poner los pies en el suelo, y Serena retrocedió de inmediato.—¡Es que no me puedo quedar! —replicó con un nudo en la garganta—. ¿Quedarme para qué? ¿Quedarme con quién? ¿Contigo? Esa es una locura, y tú lo sabes mejor que yo.—¡Pero no tiene por qué serlo! —Él respiraba pesadamente, y por desgracia lo hacía desde las emociones, porque ciertamente no había nada r
CAPÍTULO 59. En el peor de los casos—No voy a hacerte daño. —Aquella voz salió de la garganta del hombre detrás de ella mientras sus ojos se encontraban con los de Serena a través del espejo—. No te voy a hacer daño, solo intento evitar que grites, pero voy a soltarte ahora mismo, ¿entendido?Serena asintió suavemente con la cabeza, y el hombre retiró las dos manos al mismo tiempo. Ella se dio la vuelta, quedando inmóvil, muda y asustada frente a él. Quizás fuera el miedo, pero le parecía un absoluto gigante.—Lamento conocerla de esta forma, señorita Radcliffe —dijo él con un acento marcadamente italiano, y Serena imaginó de inmediato de quién se trataba—. Hubiera preferido otras circunstancias, pero al parecer usted no está muy dispuesta a ser encontrada, y las personas a su alrededor parecen demasiado entusiastas en cumplir esa decisión suya.—¿Y hay alguna razón para que usted sea la persona que haya decidido ignorarla, señor Viscontti? —murmuró la muchacha entre dientes, y el ho
CAPÍTULO 60. Nos escapamosEra una completa locura; Grayson no podía sacarse de la cabeza que su hermana estaba más cerca de necesitar una camisa de fuerza que de superar la traición del hombre al que amaba. Pero, siendo honesto, en ese momento y parados al borde de un balcón en un octavo piso, le habría dicho lo que fuera con tal de que se bajara.—Un bebé... Está bien, Anabelle... Podemos buscar un bebé para ti. Cuando todo esto termine, vamos a ir a las agencias de adopción y...—¡No! —gritó ella, histérica—. ¡No quiero una agencia de adopción! No quiero criar a un niño que no lleve mi sangre. Yo... —De repente, sus ojos se posaron en su hermano, y ladeó la cabeza como si una nueva idea se le acabara de ocurrir—. ¿Y si me dejas criar al tuyo?Las pupilas de Grayson se dilataron en un segundo y su boca se abrió y se cerró sin emitir ningún sonido. ¿Exactamente qué pretendía su hermana? ¿Que tuviera un hijo para regalárselo?—Este... Anabelle, creo que no te entiendo. ¿Cómo que criar
CAPÍTULO 61. El final de todoUna semana parecía mucho tiempo, pero para dos personas que necesitaban olvidarse de todo, como ellos, siete días eran demasiado poco.La villa en la que se estaban quedando era diminuta, solo un par de habitaciones y un enorme espacio donde se compartían salón de televisión, sala de juegos, biblioteca, cocina, comedor y área de descanso. La soledad era simplemente magnífica, y donde quiera que estuvieran, podían ver a Meli jugando en el jardín lleno de cachivaches para niños. Por suerte, Grey no se separaba de ella ni por un segundo, y ambos terminaban tan cansados que, para las ocho de la noche, ya se quedaban dormidos en cualquier lugar.—Duerme conmigo —La petición no era extraña, pero sí peligrosa, al punto de que Serena tragó saliva antes de atreverse a responder.—Grayson... No sé si sea lo mejor... Quiero decir, Meli...—Meli todavía no puede entender lo que significa que tú duermas conmigo —replicó él la primera noche—. Además, las dos sabemos qu
CAPÍTULO 62. Una confianza perdidaGrayson estaba alterado y eso se notaba mucho, como también se notaba que su paciencia estaba llegando al límite.—No puedo prometerte que será la última vez que te citen —murmuró detrás de ella, y Serena se sobresaltó al verlo apoyado en la puerta de la habitación—. Pero sí te prometo que será la última vez que te presentarás —le aseguró—. Porque después de mañana, pase lo que pase, te irás con Meli, te irás con esas identidades nuevas que conseguí para ustedes, y te alejarás de todo este desastre, porque ya tengo que reconocer que esto no parece tener un final cercano.Serena apretó los labios, pero no estaba dispuesta a discutir. Había algo que estaba activando todos sus instintos, y no iba a cuestionarlo.—Está bien —accedió. Y lo único que obtuvo a partir de ahí fue el abrazo de Grayson, que la llevó a la cama, y la inquietud con la que al otro día volvieron a la ciudad.Dejaron a Meli al cuidado de Karina y se dirigieron a aquel juzgado, donde
CAPÍTULO 63. Depredadores...Era una locura, una maldit@ locura, pero no tenía más opción y Serena lo sabía. Aquella frase de "Es mejor malo conocido que bueno por conocer" no podía aplicarse allí, porque por desgracia sus “malos conocidos” eran terribles, y el peor de todos ahora tenía el arma más potente que cualquiera podía tener contra ella: información sobre su hija.Serena respiró hondo mientras se sentaba detrás del volante del auto de Karina y se alejaba a toda velocidad hacia el centro de la ciudad. Si hubiera estado un poco menos asustada, quizás se habría dado cuenta de que un par de autos la seguían, pero tenía demasiada adrenalina corriendo por su cuerpo; así que al llegar solo fue capaz de caminar lo más erguida posible hasta el restaurante donde Aurelio Viscontti le había dicho que la esperaría.Y, en efecto, apenas dio su nombre en la entrada, la llevaron a un reservado donde él ya la estaba esperando.—Señorita Radcliffe —saludó, tendiéndole la mano y estrechándola.E
CAPÍTULO 64. La pregunta del millón.Grayson no sabía exactamente qué sentir. Había llegado al departamento de su hermana listo para tener con ella la peor de las conversaciones, pero solo lo recibió uno de los abogados.—¿Dónde está Anabelle? ¡Quiero hablar con ella! —demandó furioso, pero el abogado se negó rotundamente—. ¿Disculpa? —gruñó Grayson, sin poder creerlo.—Su hermana no se siente bien ahora mismo.—¡Mi hermana tiene muchas maldit@s explicaciones que darme! Y usted también, ¡así que no se haga el idiota! —vociferó Grayson—. Usted sabía que Serena tenía una hija y mi hermana también. ¡¿En ningún momento consideraron informarme que iban a mencionarlo en el juicio?!—Y usted también lo sabía, pero, para serle franco, su hermana no confiaba en que no estuviera de parte de esa mujer —replicó el abogado con tranquilidad.—¡La única razón por la que “esa mujer” declaró fue para ayudarla! —espetó Grayson, furioso.—O para ayudarse a sí misma. La verdad es que no lo sabemos; nuest