CAPÍTULO 172. Un remedio para el mal de amoresSerena sintió que perdía el aliento cuando se asomó a aquella puerta, porque había que ser demasiado mala persona para alegrarse de algo como lo que estaba viendo, y esa no era ella. Pero al final la vida, el karma, el destino o lo que fuera tenía su propia forma de hacer las cosas.Annabelle estaba semi sentada en aquella cama Fowler, llena de tubos y de vías en los brazos, con inmensos moretones en las pocas zonas visibles del cuerpo.—Tampoco podrá hablar —dijo el médico que estaba a su cargo, llegando junto a Serena—. El impacto no solo afectó su columna sino también algo en su cerebro. Está consciente, comprende todo lo que sucede a su alrededor, pero no puede hablar. Estamos buscando algunas vías alternas de comunicación como… como los parpadeos o algo así, pero por ahora será todo un desafío.—¿Hay alguna esperanza de que mejore? —preguntó Serena y el médico negó.—Lamentablemente no. Sé que los familiares no quieren escatimar en g
CAPÍTULO 173. Una familia reunida.Estaba nervioso, por supuesto que estaba nervioso y se le notaba, porque Grayson apretaba la mano de Serena, entrelazando los dedos con los suyos. Cada uno estaba ensimismado en sus pensamientos, como si los hermanos Viscontti se prepararan para la vuelta a la única realidad en la que se sentían cómodos.Y Grayson solo podía pensar, como Serena, en recuperar a Meli.—¿Crees que todavía se acuerde de mí? —preguntó con la preocupación reflejada en el rostro y Serena le sonrió con condescendencia.—No se olvidó de ti en más de un año de no verte, por supuesto que no te va a olvidar en solo unas pocas semanas —le dijo con suavidad.Pero la verdad era que los ánimos estaban tensos y que Grayson tenía los nervios a flor de piel.—Nena… sé que quizás no es el mejor momento, pero ¿puedo hacerte una pregunta? —la increpó—. La verdad es que no me importa qué me respondas, igual lo voy a entender y tampoco va a cambiar la forma en que te amo o que quiero pasar
CAPÍTULO 174. Una familia felizMeli iba de la mano de Grayson, con su perro al lado, y caminaba levantando los pies y dando saltitos como hacía siempre que estaba contenta. Los sonidos del campo eran agradables y pacíficos, y la niña se acercaba a una u otra de las largas hileras de vides para arrancar alguna uva y comerla.—Angelito… ¿nos podemos quedar aquí? —preguntó la niña de repente y Grayson la levantó en brazos con un gesto de afirmación.—Por supuesto que sí, mi amor, en cuanto tu tío Adriano deje de hacer un despliegue de testosterona tratando de intimidar al dueño actual para que le rebaje el precio, seguro seguro que la compramos y venimos a vivir aquí.—¿Qué es una “tostona”? —preguntó la niña con tono inocente y Grayson carraspeó cuando vio que Serena le entornaba los ojos.—¡Eso es que tu tío es muy amable, cariño, muy amable! —se apresuró Grayson y luego puso a la pequeña en el suelo, agachándose frente a ella. Y no podía negar que estaba un poco nervioso, porque aunq
CAPÍTULO 175. De bodas, bebés y padrinosLiteralmente no tenían muchos a quien invitar, así que Serena y Grayson se saltaron todos los protocolos habidos y por haber, y solo invitaron a su familia y amigos más cercanos para que se les unieran un mes después en aquella ceremonia.El viñedo era el lugar perfecto para celebrar su boda, y Meli estaba más que feliz porque la primavera en Italia definitivamente era una época perfecta para regar florecitas por todos lados. Así que ella llevó todas las flores y Gray, que debemos reconocer era el animalito más educado del mundo, fue el encargado de cuidar de los anillos.—No puedo creer que esto de verdad esté pasando —murmuró Grayson con aquella sonrisa perdida mientras veía a Serena caminar hacia él con aquel vestido blanco—. Alguien que me golpee para asegurarme de que estoy despierto… ¡No Moon, tú no! —se apresuró cuando vio que Renzo miraba a la chica—. Así estoy bien, ya el susto me avisó que estoy despierto, gracias.Carraspeó nervioso,
UN PACTO CON EL DIABLO. PREFACIOSINOPSISKenneth Radley era un hombre simple. Distinguido abogado, amigo dedicado, y en todos los sentidos: sin complicaciones. Quizás por eso defendía su soltería como si fuera su posesión de mayor valor. Cada mujer de la ciudad sabía muy bien a qué atenerse con él… el problema era salir de la ciudad… dejar la distinción a un lado… perderse entre el juego y la champaña de cualquier noche común en Las Vegas y cometer un desliz.Y lo que pasa en Las Vegas se queda en Las Vegas, el problema es que “su desliz” voló hasta el otro lado del mundo y desapareció por tres años sin que ninguno de los dos supiera muy bien lo que había pasado esa noche… hasta que les tocó enfrentar las consecuencias.Su Excelencia la Duquesa von Rosenberg había sido criada para ser un ángel delicado, amable y sumiso, pero evidentemente en algún punto del camino alguien perdió el manual, porque lo que había salido del horno era una criatura capaz de poner al viejo von Rosenberg al
UN PACTO CON EL DIABLO. CAPÍTULO 1. Una heredera coaccionada—¡Eleonora Margrethe Edwina! —Se escuchó el grito en todos los doscientos cincuenta metros cuadrados del salón comedor del ala oeste del palacio ducal, y ella gruñó como una serpiente con el cascabel pisado.—¡La madre que la parió!—¿Decías algo? —la increpó su madre llegando con aquel taconeo furioso y ella asintió.—Sí, me acordaba de nuestros ancestros y la buena acústica con que construyeron el palacio; pero por favor, madre, deja de decir mi nombre completo que me sienta como si un puto payaso me pateara el trasero.—¡Eleonora! ¡Tienes un nombre digno de una reina… por la gracia de Dios y de Su Majestad!—¡Leny! —bufó ella con impaciencia—. ¡Por la Gracia de Dios y de su Majestad, dime Leny, que nací en este siglo!Pero el colmo era no poder darse la vuelta y largarse porque su madre furiosa era más rápida que ella con sus muletas.Tenía una pierna rota, ¡una pierna rota! ¡Era lo último que le faltaba para que su padre
UN PACTO CON EL DIABLO. CAPÍTULO 2. Una esposa… reconocida Leny caminaba… o saltaba o cojeaba de un lado al otro en su habitación, tamborileando con los dedos contra sus muletas porque eso de estarse quita no era lo suyo, ni siquiera con un apierna rota. Su cabello rojizo parecía tener vida propia cada vez que ella se movía, enredándose con las cintas de su bata de seda.El día que su padre casi había muerto de su vigesimosexto infarto provocado por la gracia de Dios y de Su Majestad… ¡Ah, no, por ella! ¡Todos se los había provocado ella!...La cuestión era que solo en ese momento Leny se había enterado de que era una mujer casada. Recordaba vagamente su paso por Las Vegas, en verdad había sido una experiencia… fuera de lo común, y era muy consciente de que había conocido a un tipo lo suficientemente interesante como para follárselo en todas las posiciones del kamasutra, pero aparte de eso… la boda, la cara del novio… ni siquiera eran un borrón en su memoria, eran directamente un vac
UN PACTO CON EL DIABLO. CAPÍTULO 3. La revelaciónKenneth retrocedió un paso, tan rápido como si hubiera tocado un cable eléctrico, y abrió los ojos de par en par. El primer impacto era innegable, se trataba de una mujer terriblemente hermosa… y aun así no la reconocía.Sin embargo había bastado darle la vuelta y enredarse aquel cabello en un puño como si se la fuera a follar salvajemente, para estar seguro de que lo había hecho y que aquella mujer se llamaba…—¡Leny!Leny lo miraba fijamente, con la expresión confundida y un destello de algo reconocible cruzando sus ojos verdes.—¿Tú…? —empezó ella, entrecerrando los ojos como si tratara de reconstruir un rompecabezas mental que le habían roto hacía años.Él la observaba boquiabierto, algo que era mitad shock, un poco de incredulidad y otro poco de rabia y frustración. ¡Y aquel gesto sí que lo reconoció! ¡El rostro de ese hombre cuando no obtenía lo que quería!Kanneth retrocedió y de repente todas las piezas comenzaron a encajar con