CAPÍTULO 156. Una noticia impactanteLa pregunta quedó en el aire, porque ninguno de los dos era capaz de responder en ese momento. No sabían lo que estaba a punto de pasar, no sabían qué sucedería con la muerte de Jerry, ni cómo iba a reaccionar Anabel, pero, por desgracia, no parecía haber un final sin violencia para gente como ellos. Serena se levantó de la cama y ayudó a Grayson a moverse hacia un pequeño baño que tenía en el ático. Lo apoyó contra el lavabo y fue retirando poco a poco todos los vendajes que llevaba. Lo vio hacer una mueca de dolor mientras lo limpiaba con cuidado, desinfectaba las heridas y volvía a vendarlo; y no pudo evitar sentir un nudo en la garganta, porque cualquiera de esos tres disparos podría haberlo matado; y aun así, él había tenido la fuerza para levantarse y defenderla de Jerry. —No pensé que mi madre estuviera involucrada —murmuró Grayson de repente, haciéndola levantar la cabeza—. Supongo que después de todo lo que ha pasado, ya no debería sorp
CAPÍTULO 157. Una obsesión tóxicaNo le había contestado. Jerry no le había respondido en toda la noche, y ella no había dejado de gruñir de impotencia mientras caminaba de un lado a otro del departamento. Sin embargo, no podía hacer nada, ya que no tenía las llaves del departamento de Jerry para ir a buscarlo, y después de tocar insistentemente en su puerta sin obtener respuesta, tuvo que regresar al suyo, rumiando una frustración que amenazaba con descontrolarla. Ambos habían sido claros: se estaban ayudando mutuamente, y eso formaba parte del trato. Annabelle le había proporcionado toda la información que tenía: cómo evadir el sistema de seguridad de la mansión de Grayson, cómo entrar y salir sin ser visto, y dónde demonios desconectar todas las cámaras y desactivar el sistema para que nadie pudiera descubrir al autor de la muerte de Serena Radcliffe. Porque era demasiado inteligente como para no saber que matarla era el objetivo. —Podrías haber resurgido como el ave fénix —lo h
CAPÍTULO 158. Los medios para una venganzaTrató de abrir la puerta; quería atacarla, quería matarla con sus propias manos. De los ojos de Annabelle Huxley corrían lágrimas verdaderas, llenas de rabia y desesperación, porque le habían quitado lo único por lo que había estado peleando durante años.Le habían arrebatado su obsesión.Le habían quitado a su esposo.Y no importaba si estaba bien o mal, o si era una maldit@ loca digna de camisa de fuerza, eso no cambiaba el hecho de que había perdido algo que consideraba uno de sus motivos para vivir.—¡Te voy a matar! ¡Te voy a matar, maldit@ zorra desgraciada! ¡Tú eras la que tenías que morirte, ¿me oyes?! ¡Tú eras la que tenías que morirte, no él! —gritó, desquiciada, peleando contra la puerta del auto para abrirla, pero evidentemente el impacto había hecho que se trabaran los seguros.—Puedes intentarlo —declaró Serena, mirándola a los ojos—, pero si no quieres terminar exactamente como Jerry, te aconsejo que seas más cuidadosa a partir
CAPÍTULO 159. Una dolida viudaEl desastre estaba a punto de desatarse y ellos ni siquiera lo sabían.Por supuesto, el funeral de Jerry Huxley fue ampliamente televisado, salió en cada periódico del mundo, y las condolencias a la dolida viuda no se hicieron esperar. Aunque al final solo eran protocolos vacíos de gente que no llegaba a apreciarse entre sí ni siquiera un poco.—Me imagino que al menos el cura que oficia la misa no tendrá la desvergüenza de decir que era un buen hombre —gruñó Serena, dejando a un lado su teléfono para no seguir viendo las novedades sobre aquel espectáculo, porque indudablemente eso solo era otro show más para Annabelle. —Bueno, teniendo en cuenta que los pagos los hace su angustiada viuda —replicó Adriano con fastidio—, puedes estar segura de que el cura dirá que era mitad santo y mitad profeta. —Al final, solo son palabras vacías —añadió Aurelio, pero mientras cada uno se concentraba en lo suyo, Serena reparó en la mirada curiosa de Renzo. —¿Cómo lo
CAPÍTULO 160. Una demanda colectivaSerena repasó una y otra vez aquel documento, sin poder creer que Kenneth y Adriano hubieran organizado algo tan grande como aquello. Pero al parecer no era la única sorprendida, porque el mismísimo fiscal de distrito, al que habían citado allí, se quedó impactado cuando se dio cuenta de lo que habían venido a hacer.—Esto es... mayúsculo —murmuró, revisando también el documento.—Jerry Huxley se fue de esta vida sin pagar por lo que había hecho —sentenció Kenneth, adelantándose, porque él era el principal vocero de aquella demanda—. Pero todos sabemos que hay pruebas más que suficientes en su contra, así que no es justo que esos juicios se queden en el aire, ni que se le despida y se le recuerde como un gran hombre y un gran cineasta, cuando en realidad no fue más que un violador y un pedófilo.Sus palabras eran extremadamente claras y demasiado contundentes como para ignorarlas, y Serena se dio cuenta de que Kenneth Radley podía ser amable y bonac
CAPÍTULO 161. AcorraladaSerena se hizo a un lado justo a tiempo para que Anabelle saliera de aquella habitación hecha una furia y no le pegara con el hombro. No iba a dejarse provocar así como así, en especial cuando en aquel momento tenía la satisfacción a tope.Annabelle cada vez iba quedando más acorralada. La parte de la herencia de su padre que le habían entregado después de la supuesta muerte de Grayson no alcanzaba para mucho cuando se trataba de una mujer como ella, y encima Percy había vuelto a la productora y obviamente no la dejaría meter las manos de ninguna forma para agenciarse más dinero.Así que su única salida era aquella herencia que recibiría de Jerry, y ahora resultaba que eso se lo habían quitado también. La tensión en el ambiente era demasiado feroz para describirla, y Serena presentía que el desenlace de aquella situación estaba demasiado cerca, porque después de haber estrellado su coche contra la verja de la casa, era evidente que Annabelle no estaba precisam
CAPÍTULO 162. Un sonido especialLa respuesta utópica era “Sí, me voy a portar bien”, y eso fue exactamente lo que salió de los labios de Grayson. Pero la respuesta práctica era muy diferente, porque no había costura, herida o balazo que disminuyeran ni un poco el deseo que sentía por ella. ¡Y encima la condenada volvía a ronronear!Era como si en el mismo momento en que estuviera a su lado su cerebro y el resto de su cuerpo entraran en esa paz profunda donde por fin podía descansar. El problema era que el calor del cuerpo de Grayson también provocaba otras cosas menos… pacíficas.Se dio cuenta cuando uno de aquellos sonidos de repente adquirió un tono distinto, uno que lo hizo abrir los ojos en un segundo y morderse el labio inferior, porque podía imaginar qué era aquello que estaba soñando.Los dedos de Grayson fueron a recorrer despacio el cuello de Serena, bajando por esa curva entre sus pechos y sonriendo mientras apartaba despacio uno de los tirantes de su bata y descubría la ar
CAPÍTULO 163. Una conclusión forenseEra muy difícil explicar esa necesidad, o mejor dicho, era absurdamente sucio hacerlo. Su sexo dolía en latigazos intermitentes que escalaban hasta su vientre, sus paredes se contraían con ferocidad, como si tuviera hambre, hambre de él; y su boca no alcanzaba para tomar todo el aire que necesitaba.Aquel deseo escalaba por su columna con cada roce del miembro de Grayson contra su trasero, sentía su roce demasiado suave y…—¡Oh Dios! —dio un respingo cuando lo sintió tantear su entrada y sus dedos se pusieron blancos contra el borde de la piscina mientras Grayson deslizaba su miembro dentro de ella despacio.Había algo demasiado especial en aquella lentitud, en reconocer cada centímetro que invadía, cada trozo latente y ávido de su sexo. Jadeó mientras llegaba a su final, sintiendo aquella conexión que no había forma de romper, y acariciándola, besándola, mordiéndola mientras se acomodaba en cada forma posible y luego una de sus manos bajaba hasta