CAPÍTULO 126. Lo que nos hicimosEra inútil intentar siquiera hacer el esfuerzo de no parecer demasiado sorprendido, porque en el momento en que Serena arrancó la primera hoja (la que le había enseñado a Byron) y la desechó; y Grayson leyó aquel contrato de arriba abajo y de una punta a la otra, se dio cuenta de que no era precisamente lo que estaba esperando.—Creí que querías comprar la productora —murmuró, mirando a Serena por encima de la mesa, y la vio cruzar las piernas mientras se echaba hacia atrás con actitud desenfadada.—Eso fue lo que le dije al idiota de Byron para que se largara, porque yo tampoco tengo ningún interés en que sepa mis verdaderas intenciones —respondió ella con una sonrisa sagaz—. Pero no tengo ningún interés en comprarte la productora. Prefiero inyectarle una buena cantidad de capital y, “SÍ”, por supuesto que quiero quedarme como la socia mayoritaria; y “NO”, no voy a permitirme quedar en ninguna posición donde alguien más pueda controlar el futuro de es
CAPÍTULO 127. Una mujer inteligente.Los hermanos Viscontti solían ser duros y herméticos, pero incluso Renzo, que era el que nunca sonreía, curvó los labios en una pequeña mueca de felicidad cuando escuchó aquello.—Gio estaría feliz —murmuró Adriano con el corazón un poco encogido.—Lo sé —le respondió Serena—. Así que vamos a hacerle honor a su nombre y vamos a levantar esta productora de una vez.Se despidió de Kenneth y de Percy con un suave movimiento de cabeza, y se alejó de allí con el resto de su familia, fingiendo que no veía cómo el menor de los Blackwell y el abogado se abrazaban con alivio, y fingiendo que tampoco veía cómo, a su lado, Aurelio pasaba por todos los colores del arcoíris para terminar en un “negro noche”, “oscuridad perpetua”, “déjenme matar a alguien ahora mismo”, aunque resultaba evidente que aquel abrazo era absolutamente fraternal.En el mismo momento en que las puertas del ascensor se cerraron, tanto Kenneth como Percy corrieron hacia el interior de la
CAPÍTULO 128. ¡Todos estamos aquí!Grayson no pudo evitar un gruñido de incomodidad, porque estaba bastante seguro de que, aunque la bomba había estallado en silencio, el hecho de que Jerry Huxley pretendiera hacer una declaración pública solo podía significar una cosa: que algo grande venía y necesitaba una audiencia suficiente.Desde que le había dado vía libre a su madre para que intentara hacer entrar en razón a su hermana, Grayson había notado un extraño cambio en ella, y la verdad no podía asegurar si era porque finalmente estaba dándose cuenta de la verdad, o porque la forma en que Annabelle seguía comportándose respecto a Jerry no terminaba de ser lógica ni normal.Lo cierto fue que aquella ansiedad en el tono de su madre le pareció sincera, o al menos lo bastante como para alcanzar de regreso su gabardina y hacerle un gesto hacia la puerta para que saliera delante de él.Solo unos pocos minutos más tarde estaban en aquella camioneta, y Grayson llamaba a Kenneth para averiguar
CAPÍTULO 129. ¿Cómo fuiste capaz?No había un solo corazón en aquella familia o entre aquellos amigos que pudiera latir a una velocidad normal, porque todos, absolutamente todos, se alteraron en el mismo instante en que se mencionó a Meli.—No, no puede ser... —murmuró Serena con el corazón encogido, porque no podía siquiera imaginar que todo hubiera sido orquestado para alejarla de Meli—. ¡No puede ser, eso no puede ser! ¡Ella está protegida!Sin embargo, y por suerte, había a su alrededor más de un hombre cuyo primer instinto era reaccionar y actuar, y preocuparse y desesperarse después. Así que el primer gesto de Adriano fue rebuscar en su pequeña cartera, sacar su teléfono y ponerlo en las manos de Serena.—Llama a Karina ahora mismo —le ordenó, mientras veía cómo su hermano Renzo hacía lo mismo con su propio celular y comenzaba a llamar.Tenían un buen equipo de seguridad custodiándolas, así que habían salido con la confianza de que estaban protegidas. Pero la realidad fue que Ka
CAPÍTULO 130. unos lentes que no pueden quitarse.Todas las miradas se concentraron en Renzo mientras este mostraba aquel casquillo de bala que ya estaba frío.—Solo dejaron este atrás, y porque Moon pudo esconderlo —sentenció, y la verdad era que nadie iba a cuestionar cómo la chiquilla había logrado sobrevivir al ataque , porque todos confiaban en su absoluta lealtad hacia Renzo—. Esto solo quiere decir una cosa: fueron profesionales, un equipo completamente profesional, y usaron silenciadores.—Tiene sentido; de lo contrario todo el mundo en el edificio se habría enterado de lo que sucedía aquí —murmuró Aurelio.—Sí, pero no es lo único —declaró Renzo—. Casquillo de pistola SIG Sauer M17, que sustituyó a la Beretta M9 como pistola de servicio de la Armada estadounidense, el Cuerpo de Marines, la Fuerza Aérea y la Fuerza Espacial. Esto fue hecho por paramilitares —aseguró con convicción—. Así que quien sea que esté detrás de esto fue capaz de contratar a un equipo de exmilitares.—Y
CAPÍTULO 131. Una vida en juegoRenzo Vizcontti era un excelente lector de personas, por eso en el instante en que la señora Beth se llevó una mano al pecho y retrocedió, comprendió que ella no le diría absolutamente nada con la rapidez que él necesitaba para obtener la información. Así que simplemente se dio la vuelta, sacó su teléfono y llamó a su hermano, que sí podía darle la información a toda velocidad.—¿¡Grayson, me pusiste un rastreador!? —se escandalizó la señora Beth con el rostro desencajado—. Hijo, ¿cómo fuiste capaz? ¿Es que no confías en mí o…?—¡Está en juego la vida de una niña aquí, mamá! —exclamó Grayson, incapaz de comprender lo que pasaba por la cabeza de su madre—. ¿Qué demonios te pasa? ¡Acabo de decirte que secuestraron a una niña, a la hija de Serena! ¿Y tú estás pensando en lo que hice o dejé de hacer, en si te puse un rastreador o en si confío en ti? ¡Pueden matar a una niña! ¿Entiendes eso? ¡Así que dime de quién es la maldit@ dirección en la que has estado
CAPÍTULO 132. Moon.Decir que Beatrice Harrison estaba furiosa era poco, especialmente porque aquella mano de Renzo Viscontti, que la mantenía ferozmente pegada a una silla en su salón, se clavaba en su hombro como si el estúpido creyera tener derecho a retenerla. —¡Te dije que yo no sé nada! —gritó llena de rabia mientras miraba a Grayson, y los ojos de este se centraron en el italiano.Sin embargo, para su sorpresa, fue Percy quien respondió. —El hombre que está detrás de ti es un detector de mentiras humano —gruñó con ira, porque aunque no le sorprendía que Beatrice Harrison estuviera involucrada en todo aquello, aún le quedaba ese regusto amargo que le había dejado el hecho de ver a su madre siendo arrestada por la policía—. Ha detectado mentirosos mucho mejores que tú —dijo, recordando algo que Aurelio le había dejado muy claro en alguna de sus estúpidas peleas—. Así que puedes gritar, refunfuñar y patalear, pero no podrás engañarlo. Y si él dice que tú sabes lo que pasó con Me
CAPÍTULO 133. Queen of Kings"Queen of Kings" hacía eco en la habitación y más allá, acallando cada grito, opacando cada golpe, y cada nota era como una orden para la chiquilla.Grayson se adelantó mirando al italiano, pero no podía negar que era impresionante ver el rostro desencajado y lleno de puntos sangrantes de Beatrice Harrison.El primer puñetazo, que le había roto los labios, la había dejado absolutamente impresionada, pero había algo en lo que Renzo Viscontti tenía razón: Moon no iba a escucharla. Moon no tenía empatía, Moon no tenía piedad, y al parecer tampoco sabía cuándo detenerse. Antes de que pudiera articular una palabra, el segundo puñetazo le abrió un surco sangrante en el pecho; el tercero fue a su cara, deformando aquella mejilla perfecta, y todos los demás cayeron sin rabia, sin rencor, clínicamente, como un cirujano haciendo una incisión perfecta, con la diferencia de que era una chiquilla golpeando como si tuviera la fuerza de un hombre adulto de ochenta kilos.