CAPÍTULO 107. ¡¿Quién fue?!Era imposible describir lo que había en el rostro de Annabelle: ¿era incredulidad o rabia? Lo cierto era que Serena la veía ponerse cada vez más roja, más furiosa, más histérica.—¿Disculpa, estúpida? ¿Qué es lo que estás diciendo? —ladró Annabelle con un gesto de desprecio, porque ni siquiera podía creer que su peor enemiga la pusiera en duda y la desafiara.—Tal como lo oyes, estúpida —respondió Serena imitándola—. No creo ni una sola palabra que salga de tu boca. Es demasiado evidente que estás atrasada para que te lleven al psiquiátrico y que lo único que quieres es molestarme solo porque ya no puedes controlarme.—¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja! ¡Por Dios! ¡No puede ser que seas tan ingenua! Además, tú y yo sabemos que la única razón por la que Grayson se está casando contigo es porque lo amarraste con todas las deudas y los problemas de la productora.—Bueno, yo soy de las que creen que el fin justifica los medios, pero puedo asegurarte que tu hermano se est
CAPÍTULO 108. ¿Siempre has sido así?Annabelle retrocedió instintivamente ante aquella pregunta, mirando a su alrededor como si tratara de protegerse, buscando rápidamente una excusa, aunque tristemente no logró dar con la mejor respuesta.—¡No sé de qué me estás hablando! —gruñó, enfrentando a su hermano.—¡O quizás no pensaste que te iba a descubrir! —espetó Grayson, furioso—. ¡Quizás no pensaste que el estúpido que creyó en ti toda la vida pudiera creerle a alguien más si le decían cómo eras realmente! ¡A fin de cuentas, jamás le creí a Percy, ¿no es cierto?!—¡Grayson, basta! —sollozó Ananbelle, cubriéndose el rostro con las manos y dejándose caer en una butaca cercana—. ¡¿Por qué me haces esto, por Dios?! ¡Se supone que tú eres mi familia! ¡Se supone que tú me defiendas ¿y te pones del lado de esta mujer, con todo el daño que me ha hecho?! ¡No me cabe en la cabeza cómo puedes creerle a ella! ¡¿Cómo puedes defenderla a ella cuando sabes...?—¡Es que ya no sé nada, Annabelle! ¡Ya n
CAPÍTULO 109. ¡Te lo juro por mi vida!—No es verdad...Aquellas tres palabras salieron de la garganta de Grayson tan lentamente, con tanto dolor, que la misma Serena se estremeció.—No es verdad que hayas hecho lo que tenías que hacer para sacarte a tus enemigos del camino —insistió Grayson—. Solo me usaste a mí, me manipulaste, y lograste que yo lo hiciera por ti.Y era imposible describir la angustia que sentía por eso, porque había sido el brazo ejecutor de una persona a la que amaba ciegamente, solo para que al final resultara que esa persona tuviera un corazón aún peor que el mismo Jerry Huxley.—Pero eso se acabó hoy —dijo Grayson, levantando la cabeza para mirarla a los ojos—. Esto se termina aquí, y no importa las razones por las que lo hayas hecho, y no importa si yo te ayudé, y no importa si tengo que pagar contigo, pero no voy a dejar que vuelvas a lastimar a Serena.Anabelle dejó escapar un sonido que no se sabía si era un grito, un alarido, o algo más; simplemente empujó
CAPÍTULO 110. Un hombre sufriendo—¡Hey! —Grayson sintió aquella bofetada que intentaba ser suave, pero no se atrevió a responderla y mucho menos a cuestionarla, porque sabía que si Renzo Viscontti acababa de pegarle era solo para que volviera a respirar—. La que está mal es ella. O te controlas tú, o vamos a tener a dos internados en el hospital, y ese no es un buen negocio.Grayson parpadeó varias veces y se restregó la boca con una mano para enfocarse, pero la verdad era que no resultaba fácil, porque el camino hacia el hospital había sido una completa agonía, y en el mismo momento en que habían subido a Serena a una camilla y se la llevaban a la sala de urgencias, él sintió como si estuviera a punto de perderla otra vez, como si algo fuera a pasarle y no pudiera evitarlo.Aquella opresión en su pecho crecía a cada instante, y él estaba seguro de que en algún momento, cualquiera, su corazón acabaría colapsando de verdad, físicamente.—Lo siento... lo siento... —murmuró, pensando qu
CAPÍTULO 111. Un poquito asíNo hubo una sola persona en aquella sala que no se quedara muda, porque si bien nadie había esperado que la pequeña Meli no reconociera a Grayson, tampoco habían imaginado que, después de más de un año, la niña se emocionara tanto por estar de nuevo con él.—¿Angelito? —preguntó mientras sus pequeñas cejas se juntaban y su boca hacía un puchero lleno de nostalgia e incredulidad.—Sí, Meli, soy yo —murmuró Grayson con voz suave, y un segundo después tenía los brazos de la niña alrededor de su cuello, mientras ella le llenaba media cara de besos y gritaba emocionada.—¡Mami! ¡Es el angelito, mami! —exclamó, palmeando las mejillas de Grayson con entusiasmo—. ¡Te dije que iba a venir! ¡Yo te dije que iba a venir otro día, aunque se demorara! ¿Verdad, angelito? ¿Verdad que sí? —le preguntó con aquellos ojitos brillantes, y Grayson sintió que el corazón se le derretía y le dolía profundamente al mismo tiempo.Una niña tan bella como Melli realmente no se merecía
CAPÍTULO 112. ¿No lo sabías?—¿Eso te hace sentir mejor?Aquella pregunta de Serena hizo que los dedos de Grayson se detuvieran sobre el vestido, y un amargo pensamiento aflorara a sus labios.—Tendría que bañarme en una piscina de agua bendita para sentirme siquiera una persona —murmuró él con el corazón encogido—. Y creo que ni siquiera así.El alma le dolía; era imposible ocultar algo así; y sabía que solo podía empeorar porque, ahora que tenía los ojos abiertos, ya no había forma de cerrarlos.Dio un par de pasos atrás mientras Serena se sostenía el vestido contra el pecho, porque por más que quisiera meterse con ella en aquel baño, cuidarla, calmarla y hacerla sentir segura y protegida, Grayson sabía muy bien que ya no era el hombre capaz de significar eso para ella.Así que cerró la puerta lentamente y contuvo el aliento mientras se escuchaba la ducha abrirse y trataba de no imaginarse el cuerpo de Serena debajo del agua.Aquella noche había sido terrible para los dos: para ella
CAPÍTULO 113. ¿Quieres una respuesta?Y contra eso, por desgracia, no se podía discutir, porque la verdad era que Grayson había hecho todo lo que ella decía: la había acorralado, había conseguido que solo le dieran malos papeles e incluso había alentado cada rastro de envidia y odio hacia ella, comenzando por las actrices a su alrededor.Pero saberlo era una cosa, y sentir en carne propia aquella desesperación que solo Serena había sentido todos aquellos meses, era muy diferente.—¡Mírame! —exigió ella—. Mírame y dime que no quieres a mi hija.Grayson negó lentamente porque realmente no podía decir aquello.—Sabes que no sería cierto. Sabes que siempre he querido a Meli —replicó.—Entonces imagínate estar solo con ella. Imagínate lo que fue para mí estar absolutamente sola en el mundo con mi hija, sin tener a nadie que me ayudara, y sobre todo sin que nadie tuviera compasión de mí.—Serena... —Grayson se levantó, y aunque sabía que estaba ganándose el infierno a pulso, se acercó a ell
CAPÍTULO 114. Dolorosas revelacionesY tan doloroso como era, Grayson también sabía que cada palabra suya era cierta, y que nada iba a detenerla simplemente porque él habría hecho lo mismo... ¡Él había hecho lo mismo cuando pensaba que su hermana era la persona más lastimada en toda la historia!Así que, aun sintiendo que su corazón se destrozaba por completo, se acercó a ella y la envolvió en un abrazo apretado.—Lo lamento —murmuró sintiendo aquel oscuro abismo a sus pies—. Pero también lo entiendo. Solo tienes que llamar, es lo único que tienes que hacer. Llamar y ordenar. Y aunque quizá sea demasiado tarde... voy a estar ahí cuando me necesites.Le dejó un beso en la frente, el único que sabía que ella no iba a rechazarle, y luego se dio la vuelta para salir de allí como si el diablo le pisara los talones.¿Que llevaba el corazón roto? Un poco más. Hecho trizas.¿Que podía hacer algo para repararlo? Tristemente sabía que no, lo había sabido desde el mismo momento en que se había d