Un frío y un calor me corrió por toda la espina dorsal y se concentró en el centro de mi cuerpo. Mi corazón no dejaba de latir y hasta el estómago se me cerró de un solo golpe.
—¡Discúlpeme, Sr. Blaze! — sacudí la cabeza repetidas veces, respirando acelerado—. No fue mi intención preguntarle algo como eso. Lo siento tanto. Eso no era lo que quería decir, perdóneme, ¿sí? ¿Qué color le gusta más; el blanco o el beige?Me obligué a callar, o seguro terminaré diciendo más tonterías.—Lo siento, Sr. Blaze — bajé la cabeza, sintiendo la cara explotar de vergüenza.—No se disculpe tanto que, no ha hecho nada malo, ¿o sí? — dio un paso atrás—. La curiosidad hay que saciarla de alguna manera, Carol. ¿No lo cree?Levanté la cabeza y cruzamos mirada. La sonrisa maliciosa que me dedicó me pareció jodidamente atractiva y sensual.—Por supuesto, pero yo no siento ningún tipo de curiosidad por su vida íntima — mordí mis labios—. ¿Le parece si continuamos? Olvidemos este tema tan vergonzoso. Hagamos de cuenta que no fui imprudente y ya.—Está bien, pero si en algún momento le entra esa curiosidad o esa gana de saber, pregúnteme sin rodeos que siempre estaré abierto a contarle mis más secretas intimidades. Le aseguro que para su investigación caerían de lujo — ensanchó la sonrisa, a la vez que todo mi cuerpo estalló—. Trabajemos.—Sí, señor...Quedé perdida en la sonrisa tan bonita que tiene y en el profundo brillo de sus ojos. Nos dedicamos a trabajar el resto de día, olvidando por completo ese momento tan bochornoso. Las ideas que tiene el Sr. Blaze se entrelazan con las mías y se combinan a la perfección. Es como si tuviéramos los mismos pensamientos. Ethan y los chicos quitaron toda la baldosa del sótano, por lo que el día me pareció muy productivo. Es el primer día y ya hemos avanzado bastante. No voy a negar que, recordar las palabras y mi estupidez me pone a arder de vergüenza. ¿Cómo fui de tonta de preguntarle algo tan personal como eso? Pero en mi defensa, la curiosidad vino solita y me salió de la boca sin pensar, pues en esos vídeos las personas, ya sea hombre o mujer, parecían disfrutar cada uno de sus roles.—Hasta mañana, Sr. Blaze — me despedí, saliendo con Ethan del club.Tan pronto llegó la tarde, fuimos al café más cercano, ordenando café y varios cruasanes. Muero de hambre y estoy sumamente cansada.—¿No se te hace extraño el Sr. Blaze? — Ethan preguntó de un momento para otro—. Es que, hacer un club sexual es algo que no se ve muy a menudo.Me encogí de hombros, restándole importancia.—Me parece interesante la temática. Además, cada quien con sus locuras y manías. Si es lo que le gusta al Sr. Blaze, ¿quiénes somos nosotros para juzgarlo?—¿Por qué no me sorprende que salgas con un comentario de los tuyos? —rio, apretando mi cachete derecho—. Tu inocencia es muy curiosa, Carol. Esos lugares no son para una chica que no conoce de mundo; como tú, por ejemplo.—¿Y tu si conoces de mundo? Puede que no sepa muchas de las cosas que existan en el planeta, pero en la internet dice que...—La internet puede decir muchas cosas, en su mayoría, algunas falsas y otras verdaderas, pero la realidad es otra, Carol — zanjó—. Hago este trabajo porque es el primero que nos salió y tú lo aceptaste sin pensarlo, después de abrir la oficina e independizarnos; sin embargo, debo admitir que no es de mi total agrado. Ese hombre se trae cosas.—¿Cómo cuáles? No seas exagerado. Recuerda que hace un par de meses atrás trabajamos para un obsesivo por las ratas. Remodelar esa casa sí que fue horrible, asqueroso y sumamente traumático.Nos sacudimos el cuerpo, recordando la vez que le cayó encima el nido de mini ratas que había en la alacena.—Eso es algo muy diferente, Carol — resopló—. No me gusta ese tipo, es todo.—Pero debe haber una razón. O sea, no puede caerte mal alguien que apenas si conoces, Ethan. No le des tanta vuelta; logramos lo que tanto queríamos, ¿acaso no estás feliz? Porque yo sí lo estoy, y no pienso renunciar a este trabajo. Me gusta mucho, a pesar de ser un poco extraño.La camarera trajo nuestras órdenes y comimos en completo silencio. ¿Por qué se está comportando de esa manera? Debería estar feliz por el gran paso que hemos dado profesionalmente.—La comida te quita el mal humor, ¿no? —bromee y sonrió.—Algo, para que negarlo. Pero no me recuerdes, que suficiente tengo con pensar en lo que se viene por varios meses.—¡Ethan, bájale dos a tu irritación! Deberías estar feliz, hemos conseguido un trabajo que nos traerá buena distinción. El Sr. Blaze es de familia adinerada. Bien podríamos sacar provecho de ello, pidiéndole que nos recomiende, pero para lograr reputación y más clientes debemos hacer un impecable trabajo — bufé—. Ya me cansé de este tema, me voy a mi casa. Te dejo esos datos para que lo pienses bien. Hasta mañana.—Solo ten cuidado...Me levanté de la silla, dejé un beso en su mejilla y salí del café rápidamente. No comprendo su actitud, si cuando le comenté del trabajo estaba realmente feliz y no dejaba de alardear, ¿quién lo entiende? Luego dicen que las complicadas somos nosotras las mujeres.Fue inevitable no pensar en lo que sucedió hoy con el Sr. Blaze, y en su respuesta automática casi mortal para mis nervios. ¿Será que estaba hablando en serio, con eso de querer mostrarme cuál de los dos roles asume en el sexo? Y si fuera cierto, ¿cómo me demostraría el papel que juega en la cama? Sacudí la cabeza, tratando de borrar de mi ella esos temas que tanta curiosidad por saber más me crearon pensamientos indebidos.Removí los brazos, tratando de soltarme de los agarres que tengo en las muñecas. No puedo ver nada, por lo que el sentido del oído se agudizó considerablemente. El silencio a mi alrededor me estaba volviendo loca, pues no sé qué es lo que está tramando el Sr. Blaze conmigo. Necesito saber su próximo paso a dar.—Tu curiosidad es muy grande, tanto como lo eres tú, ¿me equivoco? — susurró en mi oído, deslizando la yema de sus dedos suavemente por mi cuello—. ¿Estás lista para sentir lo que tanto deseas saber?—Sí.—Eso es lo que quieres, ¿no? — bajó sus labios por mi cuello junto con sus dedos—. Te llenaré esa curiosidad tan grande que tienes, gatita...El roce de sus labios por mi piel me estaba quemando viva. Descendió la punta de la lengua por mi cuello, por
Desde esa noche los sueños y los pensamientos con el Sr. Blaze han sido constantes y mucho más excitantes e intensos. No sé por qué tengo tales pensamientos tan pervertidos con ese hombre, si es que en ningún momento hemos tenido acercamiento de ese tipo. Es decir, solo nos tratamos profesionalmente, pero sus palabras y sus indirectas son los que me dejan en una nube de confusión muy grande. Cada que lo tengo cerca, la primera imagen que viene a mi cabeza es su desnudez y su expresión lujuriosa. Por más que trate de pensar en otras cosas, no puedo. Una parte de mí, la más perversa, no quiere sacar esas imágenes de mi cabeza. Estoy muy mal, eso lo sé de sobra.Sacudí la cabeza repetidas veces, apartando la mirada del papito rico del Sr. Blaze y concentrándome en el diseño que estoy mostrándole de la primera planta del club. No pue
KILIANCarol tiene algo que me atrae de sobremanera. Ese algo no es solo su perfecto y divino cuerpo, es algo más que aún no he podido encontrar en su mirada. La forma en la que se avergüenza y suelta cada palabra cuando está nerviosa la hace ver muy tierna e irresistible para mí. Puedo notar con suma facilidad lo que por su mente cruza, por lo que esa conexión que entablamos ella y yo desde un principio se ha vuelto más fuerte. De alguna manera me siento demasiado atraído por su timidez cada que estoy enfrente de ella.Sé perfectamente que soy su cliente y que por nada del mundo se debe mezclar lo laboral con lo pasional, pero, ¿cómo no resistirme a esa mirada de deseo y vergüenza que tiene en este preciso momento? Imaginarla y soñarla no es lo mismo que tenerla a mi entera disposición. E
CAROLMe hice expectativas y suposiciones muy altas y demasiado estúpidas con solo un par de semanas que llevo de conocido al Sr. Blaze. ¿En qué cabeza cabe que un hombre como él; guapo y atractivo, se fijaría en una mujer como yo; regordeta y para nada sensual? ¡Sí, solo cabe en una mente pequeña y tonta como la mía!Resoplé, escogiendo la pintura para encargar entre la paleta en mis manos, el color indicado para las paredes del club. Hace días que no sé nada del Sr. Blaze, por lo que los ánimos y los maravillosos sueños que había tenido con él se han esfumado de la noche a la mañana. No me gusta pensar tanto en un hombre que ya tiene una relación formada. Dejando de lado esos pensamientos, realicé la llamada a la tienda, encargando todo lo necesario
—Deja de jugar, Ethan — manotee su pecho, separándome un poco de él—. Vamos antes de que me arrepienta de ir contigo a ese lugar.—¿Y que los demás se pierdan de que tal belleza está conmigo? Eso sí que no — dejó un beso en la comisura de mis labios, haciéndome tragar cada una de mis palabras.Mentiría si no digo que ese beso no me dejó con las piernas hechas gelatina, pues es la primera vez que se atreve a hacer algo como esto. Ethan es muy atractivo, eso tampoco lo puedo negar. Recuerdo que un tiempo, exactamente cuando empecé a trabajar con él, me gustaba muchísimo, pero con el pasar de los años entablamos una amistad sincera y muy bonita. Ahora solo lo puedo ver con ojos de amigo.—Bueno, vámonos — giré
El frío de la noche golpeó en mi rostro en el mismo instante en que el guardia me abrió las dos enormes puertas del club nocturno para salir de allí. Ni siquiera quise voltear a mirar a Ethan y sus insistentes llamados, pues siento gran rabia con él. Esto es alguno que no me gustó en lo absoluto, pues me conoce lo suficiente como para que haga este tipo de cosas. Él sabe perfectamente que, aunque mi curiosidad a veces me gane y sea grande, eso no quiere decir que tenga que alimentarla. No quiero ni pensar en el propósito con el que me ha traído a este lugar.Pero así mismo como me mata la actitud extraña de Ethan, mi mente no deja de dar vueltas al pensar en el que hacía en un lugar como estos el Sr. Blaze.—¿No es obvio, tonta? — murmuré, mirando la larga fila en la entrada del club—. Entonces, ¿es así como lo quiere?
KILIANDespués de haber llegado de Londres, decidí pasar a la casa de Carol y así poder invitarla a cenar. June estuvo diciéndome todo el tiempo que hacer y que no, como si en realidad yo supiera hacerlo. Es decir, no es la primera vez que invito a salir a una mujer y esta no me corresponde de vuelta, pero con Carol me siento un idiota completo sin razón o motivo. Aun así, ella cree ciegamente en que Carol nunca se negaría a mi invitación. Al llegar a su casa y verla salir tan hermosa y radiante con el arquitecto mi estómago se revolvió con una sensación demasiado desagradable. No quise seguirlos, pero no me di cuenta en el momento que me encontraba tras ellos. Y ahora heme aquí; pasando de la rabia a una emoción indescriptible, capaz de ni siquiera dejarme soltar palabra alguna. Se supone que era yo quien la invitaría a salir
Me separé de su boca en busca de aire, pero a su vez con ganas de seguir probando de la miel de ellos. Bajé mis labios por la barbilla hasta llegar a su cuello, humedeciendo su piel con la punta de mi lengua y haciéndola estremecer. El suave y dulce perfume que usa quedó impregnado en mi paladar. Sus suaves gemidos ahora cobran vida; ya no son más esos sueños. No. Realmente es ella, estremeciéndose bajo mi tacto y soltando finos gemidos con el recorrido de mi lengua y mis manos por su espalda. Culminé mi recorrido en su oreja, la cual rocé ligeramente con mis dientes. Sentirla temblar es indescriptible e incomparable.Me separé lentamente de ella y la miré con detenimiento al rosto, esperando alguna reacción negativa debido al beso tan descarado que acabo de robarle y las caricias que le di, pero no obtuve nada más que una mirada profunda, anonadada y muy cautivante. Sus ojos cast