KILIANCarol tiene algo que me atrae de sobremanera. Ese algo no es solo su perfecto y divino cuerpo, es algo más que aún no he podido encontrar en su mirada. La forma en la que se avergüenza y suelta cada palabra cuando está nerviosa la hace ver muy tierna e irresistible para mí. Puedo notar con suma facilidad lo que por su mente cruza, por lo que esa conexión que entablamos ella y yo desde un principio se ha vuelto más fuerte. De alguna manera me siento demasiado atraído por su timidez cada que estoy enfrente de ella.Sé perfectamente que soy su cliente y que por nada del mundo se debe mezclar lo laboral con lo pasional, pero, ¿cómo no resistirme a esa mirada de deseo y vergüenza que tiene en este preciso momento? Imaginarla y soñarla no es lo mismo que tenerla a mi entera disposición. E
CAROLMe hice expectativas y suposiciones muy altas y demasiado estúpidas con solo un par de semanas que llevo de conocido al Sr. Blaze. ¿En qué cabeza cabe que un hombre como él; guapo y atractivo, se fijaría en una mujer como yo; regordeta y para nada sensual? ¡Sí, solo cabe en una mente pequeña y tonta como la mía!Resoplé, escogiendo la pintura para encargar entre la paleta en mis manos, el color indicado para las paredes del club. Hace días que no sé nada del Sr. Blaze, por lo que los ánimos y los maravillosos sueños que había tenido con él se han esfumado de la noche a la mañana. No me gusta pensar tanto en un hombre que ya tiene una relación formada. Dejando de lado esos pensamientos, realicé la llamada a la tienda, encargando todo lo necesario
—Deja de jugar, Ethan — manotee su pecho, separándome un poco de él—. Vamos antes de que me arrepienta de ir contigo a ese lugar.—¿Y que los demás se pierdan de que tal belleza está conmigo? Eso sí que no — dejó un beso en la comisura de mis labios, haciéndome tragar cada una de mis palabras.Mentiría si no digo que ese beso no me dejó con las piernas hechas gelatina, pues es la primera vez que se atreve a hacer algo como esto. Ethan es muy atractivo, eso tampoco lo puedo negar. Recuerdo que un tiempo, exactamente cuando empecé a trabajar con él, me gustaba muchísimo, pero con el pasar de los años entablamos una amistad sincera y muy bonita. Ahora solo lo puedo ver con ojos de amigo.—Bueno, vámonos — giré
El frío de la noche golpeó en mi rostro en el mismo instante en que el guardia me abrió las dos enormes puertas del club nocturno para salir de allí. Ni siquiera quise voltear a mirar a Ethan y sus insistentes llamados, pues siento gran rabia con él. Esto es alguno que no me gustó en lo absoluto, pues me conoce lo suficiente como para que haga este tipo de cosas. Él sabe perfectamente que, aunque mi curiosidad a veces me gane y sea grande, eso no quiere decir que tenga que alimentarla. No quiero ni pensar en el propósito con el que me ha traído a este lugar.Pero así mismo como me mata la actitud extraña de Ethan, mi mente no deja de dar vueltas al pensar en el que hacía en un lugar como estos el Sr. Blaze.—¿No es obvio, tonta? — murmuré, mirando la larga fila en la entrada del club—. Entonces, ¿es así como lo quiere?
KILIANDespués de haber llegado de Londres, decidí pasar a la casa de Carol y así poder invitarla a cenar. June estuvo diciéndome todo el tiempo que hacer y que no, como si en realidad yo supiera hacerlo. Es decir, no es la primera vez que invito a salir a una mujer y esta no me corresponde de vuelta, pero con Carol me siento un idiota completo sin razón o motivo. Aun así, ella cree ciegamente en que Carol nunca se negaría a mi invitación. Al llegar a su casa y verla salir tan hermosa y radiante con el arquitecto mi estómago se revolvió con una sensación demasiado desagradable. No quise seguirlos, pero no me di cuenta en el momento que me encontraba tras ellos. Y ahora heme aquí; pasando de la rabia a una emoción indescriptible, capaz de ni siquiera dejarme soltar palabra alguna. Se supone que era yo quien la invitaría a salir
Me separé de su boca en busca de aire, pero a su vez con ganas de seguir probando de la miel de ellos. Bajé mis labios por la barbilla hasta llegar a su cuello, humedeciendo su piel con la punta de mi lengua y haciéndola estremecer. El suave y dulce perfume que usa quedó impregnado en mi paladar. Sus suaves gemidos ahora cobran vida; ya no son más esos sueños. No. Realmente es ella, estremeciéndose bajo mi tacto y soltando finos gemidos con el recorrido de mi lengua y mis manos por su espalda. Culminé mi recorrido en su oreja, la cual rocé ligeramente con mis dientes. Sentirla temblar es indescriptible e incomparable.Me separé lentamente de ella y la miré con detenimiento al rosto, esperando alguna reacción negativa debido al beso tan descarado que acabo de robarle y las caricias que le di, pero no obtuve nada más que una mirada profunda, anonadada y muy cautivante. Sus ojos cast
CarolAcaricié mis labios, recordando lo dulce, lo apasionado y lo tierno de los besos que me dio el Sr. Blaze hace unos minutos atrás. Me pellizqué las mejillas, solo para comprobar que no había sido un sueño más, de esos que me inundan de placer por completo en las noches. Pero el exquisito dolor me gritó que no era un sueño; sus besos y sus caricias fueron muy reales, tan reales que aun los siento. Esa electricidad aún sigue corriendo por mi sistema. No entiendo cómo llegamos a besarnos tan desesperadamente en una fracción de segundo, si estábamos hablando de cosas muy diferentes. Aun no logro asimilar lo que sucedió.Fue tan gentil y respetuoso; tan dulce y apasionado. En ningún momento tocó algún lugar que no debía; sin embrago, sus besos hicieron ese trabajo
¡Oh, miércoles!Me quedé totalmente muda, pues en ningún momento pensé que fuera a decirme tan directamente y sin tapujos esas palabras. No supe que responder, ni siquiera sé sí estoy respirando con normalidad. Kilian dio vuelta al sofá y se sentó a mi lado, tomando mi mano y arropándola con las suyas. Sus gestos son muy tiernos, delicados, como si temiera a hacerme daño. En mis sueños él era un hombre muy diferente, pero este que estoy viendo superó cada expectativa que me he creado en la mente.—Piénsalo, ¿sí? — sonrió.—No sé qué decirte — reí nerviosa—. Eso ha sido un ataque fulminante. ¿Estoy muerta?Rio, tiene una risa muy bonita.—No, estás muy viva — estrujó mi panza, haciéndome reír de pura