El frío de la noche golpeó en mi rostro en el mismo instante en que el guardia me abrió las dos enormes puertas del club nocturno para salir de allí. Ni siquiera quise voltear a mirar a Ethan y sus insistentes llamados, pues siento gran rabia con él. Esto es alguno que no me gustó en lo absoluto, pues me conoce lo suficiente como para que haga este tipo de cosas. Él sabe perfectamente que, aunque mi curiosidad a veces me gane y sea grande, eso no quiere decir que tenga que alimentarla. No quiero ni pensar en el propósito con el que me ha traído a este lugar.Pero así mismo como me mata la actitud extraña de Ethan, mi mente no deja de dar vueltas al pensar en el que hacía en un lugar como estos el Sr. Blaze.—¿No es obvio, tonta? — murmuré, mirando la larga fila en la entrada del club—. Entonces, ¿es así como lo quiere?
KILIANDespués de haber llegado de Londres, decidí pasar a la casa de Carol y así poder invitarla a cenar. June estuvo diciéndome todo el tiempo que hacer y que no, como si en realidad yo supiera hacerlo. Es decir, no es la primera vez que invito a salir a una mujer y esta no me corresponde de vuelta, pero con Carol me siento un idiota completo sin razón o motivo. Aun así, ella cree ciegamente en que Carol nunca se negaría a mi invitación. Al llegar a su casa y verla salir tan hermosa y radiante con el arquitecto mi estómago se revolvió con una sensación demasiado desagradable. No quise seguirlos, pero no me di cuenta en el momento que me encontraba tras ellos. Y ahora heme aquí; pasando de la rabia a una emoción indescriptible, capaz de ni siquiera dejarme soltar palabra alguna. Se supone que era yo quien la invitaría a salir
Me separé de su boca en busca de aire, pero a su vez con ganas de seguir probando de la miel de ellos. Bajé mis labios por la barbilla hasta llegar a su cuello, humedeciendo su piel con la punta de mi lengua y haciéndola estremecer. El suave y dulce perfume que usa quedó impregnado en mi paladar. Sus suaves gemidos ahora cobran vida; ya no son más esos sueños. No. Realmente es ella, estremeciéndose bajo mi tacto y soltando finos gemidos con el recorrido de mi lengua y mis manos por su espalda. Culminé mi recorrido en su oreja, la cual rocé ligeramente con mis dientes. Sentirla temblar es indescriptible e incomparable.Me separé lentamente de ella y la miré con detenimiento al rosto, esperando alguna reacción negativa debido al beso tan descarado que acabo de robarle y las caricias que le di, pero no obtuve nada más que una mirada profunda, anonadada y muy cautivante. Sus ojos cast
CarolAcaricié mis labios, recordando lo dulce, lo apasionado y lo tierno de los besos que me dio el Sr. Blaze hace unos minutos atrás. Me pellizqué las mejillas, solo para comprobar que no había sido un sueño más, de esos que me inundan de placer por completo en las noches. Pero el exquisito dolor me gritó que no era un sueño; sus besos y sus caricias fueron muy reales, tan reales que aun los siento. Esa electricidad aún sigue corriendo por mi sistema. No entiendo cómo llegamos a besarnos tan desesperadamente en una fracción de segundo, si estábamos hablando de cosas muy diferentes. Aun no logro asimilar lo que sucedió.Fue tan gentil y respetuoso; tan dulce y apasionado. En ningún momento tocó algún lugar que no debía; sin embrago, sus besos hicieron ese trabajo
¡Oh, miércoles!Me quedé totalmente muda, pues en ningún momento pensé que fuera a decirme tan directamente y sin tapujos esas palabras. No supe que responder, ni siquiera sé sí estoy respirando con normalidad. Kilian dio vuelta al sofá y se sentó a mi lado, tomando mi mano y arropándola con las suyas. Sus gestos son muy tiernos, delicados, como si temiera a hacerme daño. En mis sueños él era un hombre muy diferente, pero este que estoy viendo superó cada expectativa que me he creado en la mente.—Piénsalo, ¿sí? — sonrió.—No sé qué decirte — reí nerviosa—. Eso ha sido un ataque fulminante. ¿Estoy muerta?Rio, tiene una risa muy bonita.—No, estás muy viva — estrujó mi panza, haciéndome reír de pura
Los siguientes días, literal me la he pasado huyendo de Kilian, pues aún no sé si aceptar o no su invitación a ese club tan extraño que me llevó Ethan, además de que sus labios no han dejado mis pensamientos ni un solo segundo del día, por lo que la vergüenza me domina cada que lo tengo enfrente de mí. No voy a negar que me da mucha curiosidad por saber más de ese mundo, pero a su vez, me da algo de miedo.Mi relación con Ethan siguió con normalidad en el trabajo, pero sí ha cambiado algo entre él y yo, pues esa cercanía de hermanos que teníamos antes se ha ido poco a poco. Ya no hablamos como antes lo hacíamos, tampoco hemos vuelto al café donde íbamos cada tarde. Extraño a mi amigo, y aun no comprendo el porqué de su actitud tan indiferente conmigo. Supongo que su enojo se debe a lo que p
KILIANMi gusto por Carol ha crecido mucho en estos últimos días después de haber probado del dulce sabor de sus labios y sentir el calor que brota cada centímetro de su piel; ella me grita que la someta a mí, a mis caricias, a mis besos, a mi experiencia.Esta noche tengo muchas sorpresas para ella, por lo que todo tiene que salir perfecto. Llevo días planeándolo todo con cabeza fría, convenciéndome cada vez mas que es ella la sumisa perfecta que necesito para ser feliz; a la que tanto he venido buscando y no encontraba.Sé que ella tiene un concepto errado de mi parte, pensando en que tal vez, por mi cama hayan pasado cientos de mujeres, pero lo que no sabe es que, será la primera en debutar entre mis sabanas. Me había convenido de dejar de lado esas fanta
—No te detengas — gimió suplicante—. Pero… también quiero ir al club contigo esta noche, después de todo, me has invitado.Por primera vez en mi jodida vida estoy en una difícil posición. Por un lado, estoy deseando que Carol conozca un poco del mundo en el cual he pertenecido por unos años, pero por el otro, solo el diablo es testigo de lo que es tener la tentación frente a sus ojos, dispuesta a pecar en todo el sentido de la palabra.—¿Y tú que deseas? — bajé mis labios por su barbilla hasta llegar a su cuello y deleitarme con el dulce y suave olor de su perfume—. Dime…Mordí ligeramente su cuello, provocándole un fuerte temblor por todo su cuerpo. Esa vibración me estremeció por completo, poniéndome a&