Tardé unos cuantos minutos en reaccionar ante el encierro. Nunca me ha gustado estar en un lugar sola y que no tenga salida alguna. Una vez me pasó, de niña quedé encerrada por horas en el baño de la finca de mamá. Supe que me habían sacado de ese lugar una vez me desperté y me encontraba en mi habitación. Había entrado en pánico, y eso me llevó a perder la conciencia y no acordarme de nada. Desde entonces, tenía la manía de no cerrar la puerta del baño cuando hacía uso del mismo, hasta que un día simplemente desapareció ese miedo de quedar encerrada de nuevo.
Ahora me está pasando exactamente lo mismo; el aire que entra a mis pulmones se ha reducido considerablemente, e incluso el corazón lo siento explotar en mis oídos. El sudor frío corre por mi frente de manera incontrolable y mis manos y todo mi cuerpo es un manojTodo a mi alrededor era inexistente, ni siquiera podía pensar en otra cosa que no fuera en lo mal que se encontraba mi conejita cuando la sacaron de ese lugar. Su dolor es tan mío, que, aunque no haya sido yo el que sufrió quemaduras, las siento mías, quemando mi piel y aún peor, matando mi alma muy lentamente.No sé cómo demonios sucedió ese incendio, pero al momento de llegar, aunque fue cuestión de minutos, había sido muy tarde. El club ahora mismo me importa poco a comparación de lo que me preocupa Carol. Ella realmente estaba muy mal; inconsciente, con su rostro cubierto de negro, y sus piernas y brazos lastimados. Los mismos bomberos no me dejaron acercarme a ella, puesto que debía ser atendida de inmediato por un médico.No pude llegar a su lado cuando ella más me necesitaba. El miedo en su voz aún sigue latente en mi cabeza, martirizando y volvi&
Al caer la noche, Carol despertó a causa del dolor de sus quemaduras, por lo que avisé a una enfermera que se encargó de darle el medicamento para el dolor, la inflamación y la infección. Una vez la enfermera nos dejó solos me hice a su lado y acaricié con la yema de mis dedos sus cabellos. Esos hermosos ojos se encuentran muy rojos e hinchados de tanto llorar.—Fue horrible… — sollozó, cerrando los ojos y sacudiendo la cabeza levemente.—Lo importante es que estás sana y salva, y a mi lado, desde luego — deposité un beso en su frente—. ¿Qué fue lo que sucedió? ¿Cómo es que t quedaste encerrada en la caverna?—No lo sé, me encontraba trabajando en los últimos detalles de tu oficina y la luz comenzó a fallar de nuevo. Llamé a Ethan, y él me dijo que cortara la electricidad desde la c
—¿Por qué estoy en este lugar? — dijo tan pronto me tuvo cara a cara—. Esto es secuestro, por si no lo sabías, imbécil.—¿Acaso mis hombres te trajeron a la fuerza? — preguntó mi padre socarrón.—¿Quién demonios eres? Suéltenme inmediatamente o llamaré a la policía— ordenó.—Eso no se va a poder, mi querido Ethan — le propiné un sólido puño en el estómago que lo dobló de dolor al instante—. Primero, no estás en condiciones de llamar, por si no te has dado cuenta; segundo, porque hasta no hacerte vivir lo mismo que vivió mi mujer por tu culpa, no quedaré satisfecho.—¡Jamás haría algo para lastimar a Carol! Ella ha sido una gran amiga por años; lo menos que haría es dañar a quien tanto quiero con el coraz&o
—En algo si tienes cien por ciento de razón — presioné la cuchilla en su piel y un fino hilo de sangre brota de sí—. Ella nunca será tuya. De eso no lo dudes —dejé ir su cuello y regresé al maletín, sacando de su interior un tipo hacha, pero más pequeña y de fácil manejo.El recuerdo de su llanto y la forma desesperada en la que pedía ayuda se reprodujo en mi mente una y otra vez. Estaba listo para avanzar de tortura y darle el merecido que corresponde por poco hombre. Ahora solo quería que sufriera en carne viva una a una de las lágrimas que ella derramó.Habiendo cortado toda su ropa con la misma hacha, propiné cortes pocos superficiales a propósito mientras estaba en el proceso. No estamos hechos de nada; en realidad, nuestro cuero no es suficiente para protegernos de ningún tipo de dolor. Con tan solo un simple roce la piel
CAROLDesperté con la suave caricia en mi mejilla; Kilian esbozó esa sonrisa tan dulce y atractiva que hace siempre a mi corazón latir desmesurado. Se ve muy cansado, pensativo y hasta preocupado, sus ojos lo delatan con gran facilidad. El dolor en mi pierna es manifiesto, pero no voy a negar que el medicamento hace su buen efecto en mi cuerpo. Me quejé al tratar de sentarme un poco en la cama y notar que una de mis piernas aún estaba colgada.—No te muevas, conejita — me tomó por los hombros y volvió a acostarme con suavidad—. ¿Cómo estás?—Me siento mucho mejor — traté de sonreír, pero su expresión me decía que no me creía absolutamente nada.No sé cuántas veces soñé que el fuego me consumía en segundos y por completo. Parecía tan real que, ni siquiera pude descansar como se debía, pero entonces ahí estaba su suave y segura voz dándome calma y cuidándome hasta de mi propio subconsciente. Est
Esa confesión detonó en mi ser un sentimiento que jamás en la vida había experimentado. El dolor, la traición, la tristeza, la desilusión, el puñal afilado y puntiagudo desgarrando mi piel hasta atravesar mi corazón lentamente fue mucho más doloroso que las mismas quemaduras que sufrí en la piel. El hecho de que se haya atrevido a matarme; porque de algo sí estoy segura y, es que, Ethan lo hizo con esa intención de dejarme sin vida, acabó con el poco cariño que aún guardaba en mi corazón hacia él. Todo lo habría imaginado, menos que fuera él el culpable de lo que ese día, aún y con todo lo que le supliqué ayuda, sucedió.Él, que por años se dedicó a ser la única persona en el mundo en quien yo confiara. Años de una falsa amistad se ha ido al mismísimo infierno. Años en los que fuimos inseparables y me permití llorar entre sus brazos cada noche por la soledad y mis inseguridades. Años en los que juró quererme más que a nada en este mundo. Años en los que prometió est
Hubo un prolongado silencio en el que ni siquiera me miró a los ojos. Mi mayor miedo se estaba haciendo presente, aún sabiendo que no soy un hombre temeroso, su silencio se sentía como un fuerte odio y rechazo. El hecho que rechazara mis intentos de tomarla entre mis brazos me estaba enloqueciendo, incluso más de lo que ya me encontraba. Traté de calmar mi acelerado corazón y organizar mis pensamientos para hablar de nuevo. Sabía a lo que me enfrentaría una vez le dijera la verdad, pero no quiere decir que me encontrara listo.—Conejita... — sujeté su mano, y de un rápido movimiento se liberó de mi agarre como si le diera asco que la tocara.—No puedo creer lo que estoy escuchando. ¿Te das cuenta lo grave de matar a una persona, Kilian? Pierdes esa única humanidad que nos hace buena persona — limpió sus lágrimas, aún evitando mirarme a los ojos—. ¿Quieres ser como Ethan? Él no logró lo que quería, ¿tu sí? ¿Tu sí lo harás? ¡Existe la justicia! ¡Qué p
CAROLTodo cayó a mis pies después de escuchar sus descaradas palabras. No tiene remordimiento alguno. No le pesa haberme hecho lo que me hizo. No le importa ni en lo más mínimo los años de nuestra supuesta "amistad". Le vale mierda el daño causado. La decepción es enorme, todo lo me imaginé en la vida, menos que me enterraran el puñal una y otra vez a mi espalda. Y duele, porque había decidido perdonar para cerrar ese recuerdo que solo me causa terror. Mi terapeuta tenía razón, liberar el dolor y el miedo te dará paz; sin embargo, saber que el causante es una persona a la quien le tenía mucho aprecio, es mucho más difícil de olvidar. Porque el perdón ya se lo he dado. Ahora no queda nada de cariño en mi corazón hacia él; es como si