LOS CELOS, DOMINIO DE CUALQUIER DEMONIO
Julieta
El lugar es inundado por la melodía de un merengue, si no estoy mal es «mesa» Simón me invita a bailar y con timidez la acepto.
Me lo propuse y lo estoy logrando; a la distancia Samuel me observa, su mirada es intensa y es lo que pretendo. Me gusta, no lo puedo negar, que me observe mientras bailo con Simón confirma mis sospechas, hay atracción por parte de ambos.
Está mal lo que hago con Simón, pero no lo pensé muy bien, cuando de Samuel se trata pienso como tarada.
— Estás hermosa —Dice Simón cerca de mi rostro.
—Gracias —No puedo negar que es atractivo, su tez es blanca y su rostro posee algunas pecas, y tiene unos ojos color miel, es alto y delgado; y por último su cabello es rojizo.
Suelo molestar a María José, con que es su hermano desaparecido; sonrío ante el recuerdo.
La canción finaliza y me separó de Simón.
—Iré al baño, ya regreso —le informo ya que es mi «cita» el día de hoy.
Andrés está con un grupo de amigos y estan rodeados de chicas hermosas. Anabelle no está por ningún lado al igual que María José y Michael no suele asistir a estos eventos. Con respecto a Samuel está en una esquina besuqueándose con una mujer que desconozco.
Ingreso al baño de mujeres, y no encuentro un alma en el sitio. La fiesta de Antonio se celebra en un salón amplio, que cuenta con tarima, una barra de licores y comida chatarra, ademas el baño para ambos géneros que no puede faltar.
Salgo del baño y voy directamente a lavarme las manos, me miro en el espejo, pero lo observo a él. Está allí, parado en medio de la puerta que se encuentra cerrada.
— ¿Tan borracho estás que ya no sabes leer? —le pregunto girándome hacia él.
—¿Eres hombre o mujer? — dice con sarcasmo, y puedo notar que está en perfecto estado.
— Soy un hombre con vagina — respondo mientras ruedo los ojos.
—Ya párale a tu juego — se acerca a mi logrando intimidarme. Samuel a cambiado mucho con los años; sus rasgos han madurado, es alto y acuerpado.
—No se de qué me h...
—¡Si lo sabes! — Alza la voz y se acerca mucho más a mi. Retroceso y quedó contra el mesón del lava manos —No quiero que estés cerca de Simón.
—No eres mi padre —tomo una posición mucho más segura y soy yo quien se acerca a él —Y no, no me alejaré de Simón, por qué no se me da la gana.
Rodeó su cuerpo y me dirijo a la puerta, pero la acción queda a medias ya que Samuel me toma del brazo y me jala hacia él.
Con su mano libre toca mi rostro.
—Mírame —ordena y no obedezco, ¿Quien se cree? —Por favor...Mírame.
Lo observo y es mi gran error, sus ojos conectan con los míos y la atracción es palpable en el aire.
—No lo quieres y ambos lo sabemos, ni siquiera te interesa — Me gustaría decirle que es mentira, que si me interesa pero no puedo, no es cierto, así que me juego la siguiente carta.
—Es atractivo — Lo reto con la mirada, quiero que lo vuelva hacer. Quiero sentir sus labios contra los míos, sus movimientos expertos que logran estragos en mi ser. Pero luego viene el recuerdo de él besándose con otra, y las ganas se me pasan.
Me suelto con brusquedad de él y trato de emprender huida pero me toma de la cintura.
—No lo hagas.
—¿Hacer que? —pregunto confusa.
—Ir con Simón y fingir que no sientes nada por mi.
—¿Pero tu si puedes? —le reprochó.
—¿Si puedo que?
— Besar a otras aún sabiendo que a quien deseas es a mi.
—Hay una diferencia muy grande entre tu y yo.
—¿Cuál es? —pregunto.
—Que yo no siento nada por ti.
Oush, siento que sus palabras hieren pero no lo suficiente, estoy segura que él siente algo por mi, o tal vez no, tal vez soy yo quien se aferra a ese sentimiento deseando que sea mutuo.
—Suéltame — le ordenó.
Él me libera de su agarre y al fin logró salir de aquel baño. «estúpido» Son mis únicos pensamientos.
Vuelvo a la fiesta, pronto seran las doce de la noche y comenzara el descontrol, busco con la mirada a las chicas y pronto las encuentro.Anabelle esta bailando con Nicolás de una manera provocativa, y bueno María José esta con pablo y le baila con descaro.
Alguien me toma por detrás y me besa el cuello produciendo escalofríos en mi. Me giro y encuentro de nuevo a Simón que me sonríe con fingida inocencia, el lugar es inundado con la melodía "Calor" y Simón me toma del brazo llevándome a la pista de baila, donde me uno a las demás parejas.
Me giro y quedo de espaldas a él, me agacho y muevo mi trasero al ritmo de la música mientras me restriego en su entrepierna, bajo y subo, mientras sudo con el bochorno que hace entre tanto tumulto de personas, siento la mano de Simón en mi espalda subiendo rodeándome hasta llegar a mi abdomen y impulsarme para subir, bailo en esta posición y permito que él bese mi cuello mientras ubica su mano derecha en mi abdomen y la izquierda en mi cuello.
Deja besos por todo mi cuello y sube hasta mi mandíbula comenzando a besarme mientras me gira y sus labios llegan a los míos. Observo a la distancia la mirada de advertencia de Samuel, y no le presto atención simplemente subo mis hombros con desinterés. Me giro completamente y lo beso, permitiéndome saborear su sabor mientras el mueve sus labios lentamente y vuelve el beso en algo intimo y tierno que me resulta acogedor.
El baile finaliza y pienso en una excusa para alejarme sin parecer grosera. María José entiende mi señal cuando busco ayuda en ella y viene a mi.
—Simón, me prestas un momento a Julieta, luego te la regreso —Le sonrió al chico y me alejo a la barra mientras sigo a María.
—Me encanta que seas una perra desgraciada, pero no entiendo por que quieres alejarte ¿besa mal? —pregunta y rio mientras niego.
—Lo hace muy bien, solo que no me siento cómoda —Le confieso mientras bebo de mi cerveza.
—¿Estas dispuesta a soportar, solo por dar celos?
—No, solo en esta ocasión, no volverá a suceder.
—Lo prohibido se vuelve adictivo, querida Julieta.
—Que sabia estas, José —Respondo burlona y ella rueda los ojos, pero luego cambia su expresión a una de total seriedad.
—¿Adivina quien viene? —Pregunta y creo saber quien es por su cara.
—Samuel —respondo en un susurro y ella asiente "disimuladamente"
—Acabas de provocarlo ¿Qué esperabas?
—Cuestiona y voy a responder pero la voz autoritaria de Samuel me detiene.—María José, ¿Nos puedes dejar solos? —ella no responde simplemente asiente con una sonrisa divertida.
—Iré a comprar palomitas —Es lo ultimo que dice antes de desaparecer en la multitud. Y comprendo su comentario burlesco.
—Sígueme —Comienza alejarse mientras tomo mi cerveza y lo acompaño.
Tengo mucha curiosidad por lo que sucederá.
Salimos por la puerta trasera y el lugar se encuentra habitado por algunos fumadores, así que Samuel me lleva un poco mas lejos buscando algo de privacidad.
—No quiero que vuelvas a besar a ese imbécil —Su tono de voz es medio, pero el enojo destila por cada poro de su ser.
Mmm...Con que no te importo.
—Tranquilo, un imbécil mas, un imbécil menos...Que importa —subo mis hombros con desinterés mientras lo provoco con mis palabras.
—No juegues Julieta.No lo hagas conmigo que soy un experto.
—Es que yo no estoy jugando, yo estoy viviendo mi vida y tal parece que tu me quieres privar de disfrutar.
—Le llamas disfrutar a lo que estabas haciendo, dime ¿Acaso disfrutaste el beso?
—Si —respondo de inmediato y parece no ser la respuesta correcta, ya que sus ojos me observan con odio mientras empuña sus manos.
Creo que ya he tomado suficiente y por ello hablo demás.
—No hagas que enloquezca Julieta.
—Es que ese es mi don, mi control sobre ti —Me acerco demasiado a él e inclino mi cabeza un poco para observarlo y estar a su "altura" —Yo puedo enloquecerte con estupideces básicas Samuel, y después tienes el descaro de fingir no sentir nada por mi.
Definitivamente los tragos me hacen hablar mas de lo que debería, no me estoy reservando nada para mi, digo lo que pienso y estoy corriendo el riesgo de quedar en ridículo con mis palabras.
Coloco mi mano en su pecho y se tensa con el contacto, voy a retirarla pero él envuelve su muñeca en la mía evitando que lo haga.
—Por que tiene que ser tan complicado —Susurro muy cerca de sus labios, la luz de la luna es lo único que nos ilumina, y aquella luz es la que me permite detallar su rostro tan perfecto para mi.
Su cabello castaño en contraste con el anochecer, sus ojos claros en la Luz del día y oscuros en la noche, sus centímetros extras y su voz en un tono neutro que lo hace encantador. Yo no puedo fingir no sentir nada por alguien como él, he compartido, vivido demasiados momentos juntos y aun así los sentimientos no se van, persisten. Mi corazón se acelera cuando se que esta cerca, cuando me habla él pasa a ser lo mas importante en mi diminuto mundo, y lo peor de todo es que no puedo evitar sentirme de este modo con él, es imposible y sobretodo no quiero dejar de sentir lo que siento por Samuel.
—Mis sentimientos no serán eternos y algún día recordaré esto como cualquier momento, por que pasaras de ser especial para mi, para convertirte en alguien mas, y ¿Sabes que? Cuento los días por que algún día llegue mi momento.
Me alejo de él con brusquedad y camino de regreso a la fiesta.
—Espera —dice a mis espaldas.
—No, no volveré a esperar por cobardes —Acelero mi paso para llegar pronto, pero entonces Samuel me toma del brazo impidiendo mi huida.
—Estoy dispuesto a intentarlo —dice muy bajo con temor a ser escuchado.
—¿Cuánto? —Pregunto.
—Lo que sea necesario, pero quiero disfrutarte —Me gira y en un movimiento rápido posa sus labios en los míos, pidiendo acceso a ellos con temor de ser negado. Pero le continuo el beso, dejándome abarcar por las mariposas en mi vientre, por los sentimientos que siento hacia él. Porque desde aquel preciso momento le di vía libre a mi ser para que se ilusionara y permitiera florecer todas esas emociones que por tanto tiempo yo quise esconder.
Era momento de intentarlo y no quiero arruinarlo, soy consiente de que nuestra amistad quedaría desecha después de una relación, pero necesito experimentado y vivirlo, para no cometer el error dos veces.
Yo estoy dispuesta, Samuel lo esta, y es lo único que importa en este momento.
Separa sus labios lentamente de los míos, dejándome distraida con sus movimiento, apoya su frente en la mía y susurra.
—Solo te pido que vamos lento, con calma...quiero disfrutarlo.
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Me presento, mi nombre es Zharith y soy de Colombia.
Me gusta mucho escribir y compartir las historias que llegan a mi. Por ello me gustaría saber tu opinion.¿Que tal te parece hasta el momento el libro?
LE DICEN "EL CASTIGO DIVINO"ANABELLE—¡Otro! ¡Otro! — La audiencia apoya mi descontrol mientras yo tomo sin control.Mi primera borrachera, no combinó licores ya que he recibido consejos, tomo agua seguido y comí hamburguesa con papitas para no caer inconsciente.—Anabelle, no bebas más — me aconseja María José. Su voz suena en la lejanía.—No seas aguafiestas, José —me río, no hay chiste pero me siento feliz.Son las cuatro de la mañana, la gente es escasa y solo quedamos unos pocos. Julieta y Samuel ya no se encuentran, Andrés desapareció con una chica, la única que me acompaña es José.Me alejo del bar y busco a Nicolás con la mirada, está en una esquina con una botella de cerveza. Me le lanzó encima y permito que me tomé de la cintura; nos besamos, sus suaves labios impactan con los míos, un beso lleno de morbo por parte de ambos. Baja a mi trasero y lo apri
UNA OPORTUNIDADMaría JoséLa clase de matemáticas se me hace eterna mientras observo el reloj de pared marcando las 9:45 am, siento que el tiempo no avanza y me estresa por que tengo hambre y mi estómago me pide a gritos una golosina.Mi compañero de asiento es un nerd que hará el trabajo por los dos si le sonrió y soy gentil con él. Y es que no es por juzgar pero es un pendejo que se deja dominar por cualquiera, pues a mi han llegado rumores de intercambio.Bostezo y me recuesto en el asiento. Me levanto sin soportar la tortura y pido permiso para ir al baño.Los pasillos están desolados debido a que la mayoría de los estudiantes se encuentran en clase, y unos cuantos vagos que sólo vienen a divertirse permanecen en las canchas de fútbol o haciendo cualquier otro deporte.Camino lento con temor a lastimarme el tobillo, y pronto llegó a la cafetería. Compró una empanada y peric
El PADRE.Anabelle.Espero en la entrada de la Iglesia al nuevo sacerdote, ya tengo puesta el alba y mi cabello esta pulcramente recogido en una moña. Mis manos juntas y mi acompañante es quien me indica todo lo que debo hacer.No soy lo suficientemente creyente como para estar donde estoy, pero mi madre fue insistente, al momento de convencer a la comunidad católica de la Iglesia, para que me dieran esta oportunidad.No me agrada, pero tampoco me rendiré tan pronto, le mostraré a mamá que yo puedo con lo que ella me ha impuesto.Hace solo unos días hubo un intercambio, y por ello el sacerdote que tendremos hoy es diferente al anterior.Cuando al fin llega el padre, comprendo dos cosas; la primera es que no estoy segura de hacer mi tarea bien y la segunda, que nunca en mi vida había visto un padre guapo y joven.¿Quién coño quiere predicar la palabra de Dios teni
El CIELO EN LA TIERRAJulieta.El día está lluvioso y creo que no hay mejor momento para leer, tomo una taza de café, una cobija y me posicionó en mi ventana. Mi habitación es de segundo piso así que la vista es maravillosa.Soy de todo tipo de lecturas, a veces leo para adquirir conocimiento, en otras ocasiones por entretenimiento o simplemente para desaparecer un momento de la realidad.Tomo mis gafas de lectura y comienzo a leer el libro de Satanás de Mario Mendoza, un escritor colombiano.Pasó algunas horas hasta que por mi ventana logró visualizar una figura, enfoco un poco más y sonrió cuando noto de quien se trata. Esta bajo la lluvia con una bicicleta en mano, no con cualquier bicicleta sino con la que hace unos días usamos.Me hace señas para que baje y así lo hago, pero antes me quito las gafas.—¿Que haces aquí? —Cuestiono un poco divertida por su esta
SIN MIEDO AL ÉXITO.Maria José—No.—¿Por qué?–No sé.—¿Enserio?—Si.—Miedo al éxito —Me provoca Andrés.—Al castigo de mi madre —respondo.—No sé dará cuenta —reitera.—Convénceme —muerdo mi labio mientras comienzo a buscar que ponerme.El silencio en la línea telefónica reina por un momento.—Si te escapas conmigo no te arrepentirás.—¿Debería creerte? —Cuestiono mientras me abrigo con un buzo largo y negro.—Te enseñaré que en el mundo si hay magia.Trago grueso mientras me deleitó con su gruesa y sexy voz.—Pasa en 15 minutos.—Sabía que vendrías.Cuelgo la llamada, y terminó de organizarme, me introduzco en los jordán negros y cubro mi cabello con un gorro de lana.Ha
MICHAEL.Le doy la última calada a mi cigarrillo, mientras observo el paisaje turbio e inestable que tengo ante mi.Los quejidos de dolor y los susurros de consuelo me obligan salir al exterior, subo al árbol del patio trasero que posee una mini casa en la cual aún quepo.Tomo las colchonetas que aún conservo en el lugar más una manta calurosa que poseo desde niño y preparo una cama improvisada.Conecto los audífonos a mi móvil y tomo una libreta, y comienzo a escribir lo que a mi llega, todos los relatos son nostálgicos, tristes y sobra mencionar que aburridos. Solo una persona los leía cuando aún era muy cercana a mi.La lluvia se incrementa queriendo purificar el alma de un mundo ya perdido en el mal, mientras yo me pierdo y me encuentro pensando en ella.Ese rayo de luz que nunca abandona sus ojos, su manera de comportarse, de relacionarse, parece tan ingenua, tan delicada p
MICHAEL.Le doy la última calada a mi cigarrillo, mientras observo el paisaje turbio e inestable que tengo ante mi.Los quejidos de dolor y los susurros de consuelo me obligan salir al exterior, subo al árbol del patio trasero que posee una mini casa en la cual aún quepo.Tomo las colchonetas que aún conservo en el lugar más una manta calurosa que poseo desde niño y preparo una cama improvisada.Conecto los audífonos a mi móvil y tomo una libreta, y comienzo a escribir lo que a mi llega, todos los relatos son nostálgicos, tristes y sobra mencionar que aburridos. Solo una persona los leía cuando aún era muy cercana a mi.La lluvia se incrementa queriendo purificar el alma de un mundo ya perdido en el mal, mientras yo me pierdo y me encuentro pensando en ella.Ese rayo de luz que nunca abandona sus ojos, su manera de comportarse, de relacionarse, parece tan ingenua, tan delicada p
SAMUEL.—No sé qué regalarle —admito en voz alta mientras Michael me escucha, como siempre luce despreocupado mientras fuma un cigarrillo, sus ojos parecen perdidos pero se con seguridad que me escucha.—¿Que le gusta? —pregunta y medito un momento.—Los chocolates, las gomitas, los libros, el café y la naturaleza.—Hay lo tienes —responde y bebe de su bebida.Siendo sincero el parque de nuestro municipio me agrada demasiado, siempre lleno de color y parece tratar de adentrarte en su mundo alegre.—¿Que? Le regalo todo lo mencionado.—Tal vez —me reprocha con la mirada —Julieta es original, pasiva y suele ser algo tímida, tienes que pensar en algo que a ella le sorprenda aunque para otra persona sea algo trivial ¿Comprendes? —Enarca una ceja.—No —admito con una mueca.—Tarado —dice entre dientes —le regalaras chocolates, un libro,