El fénix arremetía contra Kiriko, quien se desarmaba en gemidos, era la primera vez en todas sus vidas que la niebla era mujer, y estaba más que feliz con ese hecho, sus rodillas abiertas y su trasero empinado, mientras sus manos trataban de mantenerla firme sobre el mullido colchón, claro que la mano de Nuriel que enrollada en su cabello y, tiraba de este cual riendas sujetarían a una potra salvaje ayudaba a su equilibrio, y la otra mano del fénix apretaba con fuerza su cadera, tratando de mantener a su destino firme para embestirla con fuerza.— Dioses, ¡Nuriel! — gimió la joven sin poder contener el cuarto orgasmo que la pasión de su amado había provocado, y solo entonces el fénix se vacío en su interior.— Mi fuego eterno. — dijo a modo de rezo, y ese fue el límite de Declan, quien no se molestó en abrir la puerta de la recamara, simplemente la arrancó, para escapar de aquel lugar. — Creo que tu castigo fue demasiado para el niño. — dijo con diversión el fénix, mientras llevaba la
El joven Zhao vio en silencio a Asher, meditando cada palabra que le diría, pues tenía dos opciones, decir la verdad y enfrentarse a una muerte segura, o mentir y ganar tiempo, apostando hasta su último aliento a un mejor porvenir, ¿y cuál era este? Fácil, Zhao queria ser dueño del oriente o al menos de la mitad de este, sentía que era la única manera que tenia de formar una familia, pues la vida de Asher como mafioso, en el tiempo en el que vivió en el occidente era una leyenda en sus tierras, el gran cazador, líder de todos, no solo podía manejar al arma llamada la niebla o el regalo de la niebla, también tenía el suficiente dinero como para controlar al humano común y corriente, sabia por más joven que fuera, que le esperaría un camino largo y muchas veces amargo, en el camino mafioso, pero para Zhao era mucho mejor que ser cazador, porque si formaba una familia en esas condiciones, sus hijos y los hijos de estos, estaban condenados a ser cazadores, vivir en medio del bosque, ser s
Ming observaba a la distancia como Asher hablaba, con el que hasta solo un día atrás fue su mejor amigo, pero ya no vería sobre su hombro, ya no más, estaba harto de Zhao, el hombre perfecto, siempre pensando que era mejor que él.Ming era tan estúpido, que jamás aprecio la amistad autentica que Zhao le ofreció, algo desinteresado, pero este hombre estaba sediento de poder y en el fondo la envidia de la vida que su amigo llevaba lo enveneno. Cuando vio que Zhao había podido conseguir el favor de los demonios, no lo soporto, siempre un paso delante siempre obtenía lo mejor, y lo peor de todo, siempre queriendo darle consejos, como si los necesitara, fue por eso por lo que le exigió a Zhao que le ordenara a los demonios que también lo favorecieran a él, pero el idiota le dijo que no podía hacer eso, ¡mentiroso! Grito en su mente incluso al recordarlo, porque una vez que haces el sacrificio, bien puedes pedir favorecer a otro, pero para Ming, Zhao era egoísta, entonces, tuvo que ensuciar
Kalila caminaba de la mano de su madre, Chloe, conocida como la luna única, ya que era la primer luna que tenía tres compañeros destinados, Vito un vampiro, Dante un brujo y Kek el Alpha, los tres eran primos y descendientes de la luna cambiante Aysel, por lo que eran los lideres del pueblo, uno de los tantos que existía oculto aun a los ojos de los humanos, aunque en sus tierras si había humanos, como Chloe y otros que tenían a sus compañeros destinados allí.— Mami, ¿Por qué no tengo colmillos? — pregunto la niña al tiempo que ingresaban en su hogar, la gran casa del Alpha.— Porque no eres un vampiro.— Mi cabello es negro, eso quiere decir que no soy bruja. — dedujo la pequeña que sabía que todo aquel que tuviera su cabello blanco era un brujo.— Así es. — respondió su madre comprendiendo a lo que venía las preguntas de la niña que estaba a punto de comenzar el kínder. — Ven tomemos un poco de té. — le pidió, pero solo para ganar tiempo, debía ser honesta con la pequeña, no quería
Los días pasaron, al igual que los meses, Kalila creció aprendiendo a no enojarse, mucho menos a pelear sin importar que le dijeran los pequeños del pueblo, y es que aun con 5 años había ocasiones que su olor a pimienta, aroma típico de los cazadores, despertaba el lado salvaje de los habitantes, pero Kalila era solo una niña, ansiosa de tener amigos, en especial un vampiro de 8 años, llamado Declan, la niña lo había visto un par de veces en el pueblo, le gustaba su cabello rubio y sus ojos azules brillantes, se podría decir que la pequeña humana sentía un pequeño enamoramiento por el niño vampiro.Fue una tarde que Chloe la llevo al parque, donde vio a Declan con sus dos amigos, Tahiel un niño lobo un año menor que Declan y Ukara, un brujo de su misma edad, los tres a pesar de ser niños eran hábiles, Tahiel ya se podía transformar en lobo, y era muy grande cuando eso sucedía, no parecía un cachorro, mientras Ukara manejaba el aire, creaba remolinos que Declan esquivaba con gran facil
El cazador tenía todo organizado, había encontrado un hechizo con el cual bloquear las premoniciones de Kek, y lo uso sin pensarlo, dejo al lobo bajo un conjuro que no le permitiría ver el futuro de su hija, ni a corto o largo plazo, podían atacar el pueblo cuando ellos quisieran, sin embargo, esas cuatro palabras de su hija, lo desarmaron por completo, Kalila había dado en el punto débil del cazador, ella misma y su amor, Asher hizo retroceder a su gente y la niña vio con asombro cuantas personas había a su alrededor escondidos entre los árboles, si ella no hubiera encontrado a su padre ese día… muchos hubieran muerto.— ¡Kalila! — Vito fue el primero en llegar a su lado y tomarla en sus brazos, seguido del lobo de Kek, quien había derribado dos árboles en su camino, mientras Dante, se materializaba a su lado gracias a un rayo, su elemento, aun preguntándose, ¿Por qué no había podido retroceder el tiempo? si nadie había sido reclamado, ese era otro poder del brujo a quien lo conocían
Kalila la nombro su madre, la más querida, ese fue el nombre que la luna única Chloe escogió para su primogénita, un nombre que para toda la familia era ideal para la niña, pero que con el tiempo perdería sentido para su portadora.Kalila salió de su casa, como cada día, con una sonrisa, aunque sus padres estaban preocupados, hacia dos días que la joven había cumplido 18 años y no quiso festejarlo, siempre viajaban a las tierras de la luna cambiante Aysel, donde Kalila se divertía con la familia de sus tres padres, pero ese año no tenía ganas de hacerlo, pero la felicidad que no sintió para su cumpleaños, la sentía ahora, lo que casi no la dejo dormir en toda la noche, era el hecho de que era su último día de instituto, el último día de su infierno personal, al fin se iría de vacaciones a las tierras de la luna cambiante, Aysel, y luego a la universidad, en otro pueblo, uno donde no sabían de la existencia de los seres sobre naturales, Kalila al fin estaría solo con humanos, le dolerí
Declan la recorrió de pies a cabeza, había algo en ella que siempre lo inquieto, odiaba sentirse así, su rostro de niña buena era lo que más odiaba este vampiro, pensando que Kalila sería la perdición de todos, que los hijos de la luna aceptaran a una cazadora entre ellos, era inaceptable, más si esta se podía camuflar como una blanca ovejita, sin pensarlo más, arremetió contra ella, sorprendiéndose al distinguir la débil barrera de Kalila, y es que él era un vampiro, no necesito tomar más empuje, solo la penetro, sin compasión, porque eso se le había enseñado, eso llevaba gravado en su genética de guerrero, a los cazadores no se les tiene piedad, y él no la tendría con Kalila, no había placer en su rostro, solo odio, mientras Kalila solo podía llorar, su boca estaba cerrada, era lo que Declan quería, estaba bajo su poder, y aunque podía sentir como algo en su cabeza le ordenaba dejar de llorar no podía, sus lágrimas cayeron, sin descanso, incluso cuando el vampiro salió de ella, para