Tahiel sintió la mirada de Kiriko, y como acto reflejo dejo de ver el bosque para observar a la cazadora, su tristeza y molestia lo sorprendió, jamás había visto esa mirada en ella, al menos desde que habían llegado al bosque de la quimera, mejor aún, Kiriko se había mostrado desdeñosa y altanera hasta ese momento, por lo que el lobo se puso en alerta y no era el único.— Kiriko. — la voz de Asher, les dejó en claro quien o quienes eran los intrusos, ya que tras él dos cazadores más aparecieron.— Padre. — la voz de Kiriko, su postura, y la forma en la que hizo una reverencia, todo ella gritaba que no había afecto familiar en su ser o acciones, si no más bien un mero respeto.— Kiriko. — la llamo una vez más Asher, con un poco de pena en la voz e Ikigaí intercambio miradas con Nuriel.— Lo soy padre, en este momento soy Kiriko. — aseguro viendo a su padre, pero manteniendo la distancia y Ukara vio lo que sucedía, no había cariño, no como el que Kalila le había demostrado días antes a
Ikigaí vio a Nuriel, como si se comunicaran telepáticamente, aunque solo era el entendimiento, pues ambos se habían vinculado a Kalila, además de poseer su cuerpo, ella ahora los unía, como si de un puente se tratará, entonces, no necesitaban palabras, fue por ello, que el fénix movió sus manos y la gran cabaña, quedo cubierta por lo que parecía ser una cúpula, rojiza.— ¿Qué? — la inquietud de Declan hacia el bienestar de Kalila, era cada vez más difícil de ocultar, eso estaba más que claro.— Es necesario. — explico Ikigaí.— Aun no es tiempo que nuestro destino sepa todo lo que puede ser, porque aún puede que el futuro se tuerza. —la grandeza del fénix ya no era tal, aunque mantenía su gran tamaño, todos podían ver el miedo y la incertidumbre en sus ojos.— ¿A qué te refieres? Y se claro por favor. — no estaba en su vocabulario el pedir las cosas, mucho menos el rogar por ellas, pero Declan ya no se sentía igual, ya nadie lo era en ese bosque.— Me refiero a que Kiriko aun pude com
Kalila casi no hablo ese día, y al ingresar sola en su cuarto, sus destinados comprendieron que esa noche, ni la quimera bebería de su lago de vida, ni el fénix ardería en las llamas de la pasión y solo lo aceptaron.Y la situación no cambio al día siguiente, era ridículo como el ambiente parecía perder brillo, por solo verla perdida en su mente, Tahiel no oía a Kiriko, por más que tratara de comunicarse con ella, y Kalila parecía no ver a nadie, solo se movía como espectro por el lugar.— Tal parece que el encuentro con tu papito te dejo más silenciosa de lo que eres. — Declan y su comentario burlesco, causaron el gruñido de Tahiel, y la mirada molesta de Kalila, algo que Nuriel e Ikigaí agradecieron, pues la joven no había hecho ni un gesto desde el día anterior.— Es lo que suelo hacer cuando algo me molesta Declan, ¿recuerdas? — el vampiro arrugo su entrecejo y Kalila prosiguió., pues por más contradictorio que fuera todo, solo esos seres la habían llevado a un límite donde ya no s
Los días transcurrieron con lentitud, para todos, Kalila no sonreía y casi no hablaba, demasiado perdida en sus pensamientos para ver así sea lo que sucedía a su alrededor, la joven solo existía y aunque en más de una ocasión sus destinados dijeron que eso era más que suficiente, la verdad era otra.— ¡Ni se te ocurra Fénix! — la voz de Ikigaí se asemejaba a la del trueno, mientras la joven daba un paseo por el bosque, el fénix e Ikigaí se enfrentaban en el ahora pequeño prado que había formado la quimera a un lado de la gran cabaña.— ¡Tu no mandas sobre mí, ni sobre ella! — rebatió igual de ofuscado Nuriel cubierto de fuego, y para este entonces, los descendientes de la luna estaban a sus lados, listos para interferir, pues no olvidaban cuál era su deber.— pero ahora ¿Que les ocurre? — llamo su atención Ukara colocándose en medio de ambos que avanzaban más que dispuestos a enfrentarse en una batalla, y por muy raro que pareciera, ambos hijos del sol dejaron su postura amenazante, y
Las manos hechas garras de Neuhen arrasaron con la ropa de la joven, mientras Kiriko se deleitaba con sus labios, sentir, esa magnifica sensación de sentir, el ser tocada, el respirar, dejar de estar en el “espacio”Casi con desespero la joven tomo el falo del aun hombre, aunque sus manos no eran las de un humano, el resto de él, si lo era.— Kiriko, mi bella Kiriko. — podía matarlo, con solo una mirada vería su debilidad y donde golpear, pero no le importaba, no si su último recuerdo o sensación sería la de la joven sobre él.— Neuhen, sabes que terminaré matándote, y, aun así, te permites ser débil. — su voz era suave, pero cargada de necesidad, a tal punto que subió sobre él a horcadas, guiando su pene grueso a su entrada húmeda.— ¿Cómo no hacerlo? Si tu permitiste que la humana sea atacada por nosotros, con tal de no lastimarnos. — cada musculo de la joven se tensó, quedando congelada sobre el lobo, quien, sin perder la calma o compostura, empujo con sus manos la cadera de la jov
Kalila despertó gracias al sofocante calor que el cuerpo de Nuriel libera, aun en la inconciencia el fénix era fuego, era pasión y, Lila, como Iki le decía, se preguntó si algún día se podria cansar del sexo, no lo creía, pero ahora no deseaba el calor de Nuriel, sino la calma y frescura de Ikigaí, por lo que de forma casi descarada salió del cuarto, media desnuda, apenas con una bata de gasa trasparente que Iki le había hecho, su intención era acudir al cuarto de la quimera, se le antojaba meterse bajo esa pequeña cascada que la quimera había creado en la pared de su cuarto, pero grande fue su sorpresa, cuando al cerrar la puerta de la habitación de Nuriel, choco con Declan, el vampiro, más que parecer tal, se asemejaba a una estatua, estaba de piedra y sus ojos clavados en los pezones rosado de la pelinegra le dejaban en claro el motivo de su aturdimiento.— Buen día, para ti también Declan. — ¿se estaba burlando? Si, lo estaba haciendo y por un segundo el vampiro creyó que la cazad
El primero en moverse fue Nuriel, pero Declan lo detuvo rápidamente, recordando como el cuerpo de Kalila había sufrido la vez que el fénix ataco a Ukara, bajo ningún concepto, dejaría que ese ser sufriera algún tipo de daño que pudiera repercutir en la humana.— ¿Qué haces? — gruño el pelirrojo, zafándose del agarre del vampiro.— Tu cuida de Kalila, yo me ocupare. — rebatió el rubio dando un paso en dirección a la puerta.— Espera, iremos contigo, creo que son más de uno. — aviso Tahiel, sintiendo a su lobo incomodo, pues algo estaba nublando sus sentidos, ya no estaba seguro de lo que olfateaba.— No, ustedes… — Declan vio por medio segundo a Kalila y Nuriel lo comprendió, por lo que la distrajo besándola. — Estan vinculados a ella, si algo les sucede, Kalila sufrirá. — Y dicho eso, Declan al fin salió.El vampiro a pocas cosas le temía o a ninguna, más que a su corazón, pero solo le bastó con poner un pie fuera de la gran cabaña, para descubrir que incluso el humano, tenía trucos.
Declan corrió por el bosque que lo había visto crecer, ese mismo que tantas veces había recorrido junto a sus amigos, sin embargo, algo era distinto, no solo la vegetación, estaba tan aturdido cuando al fin la niebla espesa desapareció, que poco había reparado en la humana con la que hablo, pero ahora, que estaba en lo que debería ser su pueblo, con espanto, descubrió que no lo era, aunque era el mismo bosque, no habían cabañas, y el olor a brujos era el que más predominaba, aun así, trato de conservar la calma, mientras sus pasos fueron tomando un ritmo más calmo, aunque no era lo que sentía.— Humano, dime que es lo que deseas y te diré el precio a pagar. — la voz era suave, pero profunda, y por instinto, Declan salto a la copa de un árbol, donde con sorpresa vio a Travos, el gran brujo.— Mi nombre es Bairon Bach, soy el mayor comerciante de este pueblo y pronto lo seré de todo el estado, aunque no pienso detenerme solo allí, deseo que mi apellido perduré a través del tiempo, que m