Rolando tomó el celular con manos temblorosas, sus ojos recorriendo la pantalla con incredulidad. A medida que leía, su expresión pasaba de la confusión al shock, y finalmente a una furia apenas contenida.—Lucio... —gruñó, su voz baja y peligrosa—. ¿Qué significa esto?Lucio dio un paso atrás, tropezando con una silla. Sus ojos saltaban de Rolando a Lukas, buscando desesperadamente una salida.—Yo... yo... —balbuceó, incapaz de formar una frase coherente.Sofía se acercó a Rolando, y miró la pantalla por encima de su hombro. Sus ojos se abrieron aún más al leer el contenido. Era innegable: los resultados de compatibilidad mostraban claramente que Lucio era un donante perfecto para su padre.—¿Cómo pudiste? —susurró Sofía, con una mezcla de rabia e incredulidad—Intentaste hacerme sentir mal para que le donara mi médula a un padre que nunca había visto en mi vida y ni siquiera me quiso, pero tú que eres su hijo con quien te has criado, mentiste sobre tu compatibilidad para no donarle.
Lukas dejó escapar un gruñido de placer mientras sus dedos se enredaban en el cabello de Sofía. Con un movimiento ágil, la subió más en su regazo, sus cuerpos ahora presionados íntimamente en el limitado espacio del asiento delantero.—Eres increíble —jadeó contra su cuello, trazando un camino de besos ardientes hasta su clavícula—. No sabes cuánto he soñado con esto.Sofía se arqueó contra él, sus uñas arañando suavemente su espalda. El calor entre ellos era abrumador, empañando las ventanas del auto y aislándolos del mundo exterior.—Lukas... —gimió suavemente, consciente de que debían estar teniendo cuidado no ser descubiertos, pero no pudiendo importarse en este momento—. Por favor...Él gruñó en respuesta, deslizando su mano bajo su ropa interior, buscando su punto sensible.—¿Así? —susurró en su oído, sus dedos expertos provocando un torrente de sensaciones en todo su cuerpo—. ¿O así?Pronunció sus palabras mientras chupaba sus senos por encima del brasier, Sofía gimió más alto,
El agente lo miró fijamente, con los ojos entrecerrados, mientras miraba al interior del auto, para posar su mirada en el rostro de Lukas. Por un momento, el silencio se alargó, creando una tensión palpable en el aire. Lukas sabía que cualquier movimiento en falso podría delatarlos, y el riesgo de que Sofía fuera descubierta era enorme. La adrenalina corría por sus venas, mezclada con el deseo que todavía ardía en su cuerpo.—Recibí una llamada importante, agente. Me detuve para tomarla porque, ya sabe, no es seguro conducir y hablar por teléfono al mismo tiempo, no quería se causante de un accidente —explicó Lukas, forzando una sonrisa mientras mantenía la compostura. Su voz sonó convincente, aunque sentía el nudo en su estómago apretarse con cada palabra.El agente mantuvo su mirada fija en Lukas, evaluando cada gesto. —Baje el vidrio trasero —ordenó, se asomó en el asiento trasero, y después volvió a su lado.La tensión pareció relajarse en sus hombros, y asintió brevemente.—Bi
Lukas se quedó viendo a su padre con la ceja levantada sintiéndose un poco sorprendido por sus palabras, pero antes de poder responder lo hizo Sofía.—Papá, no debería molestarte, porque si mal no recuerdo, tú hiciste creer que había fantasma contratando a alguien para que me asustara y así yo corriera al lado de Lukas, así que no vengas a hacerte el inocente porque tú propiciaste todo esto —protestó.—Tienes razón, porque quería que estuvieran juntos, pero no quiero que vivan como concubinos, no puedo esperar para ti menos de lo que querría si fueras mi hija de sangre, porque no te amo menos por no haberte engendrado ¿Lo puedes entender?La pareja dejó de lado su discusión y se miraron a los ojos, comprendiendo que tenían razón el uno y el otro.—Sí, lo entendemos perfectamente —contestaron a coro.—Bien, pues en ese caso, Lukas, quiero que manejes esta situación con responsabilidad, y tú, Sofía, que no te dejes convencer por este muchacho de lo contrario. ¿Entendido? Y la próxima ve
Lukas retrocedió un paso más, incapaz de procesar lo que veía. El rostro de su padre estaba iluminado por la tenue luz de la lámpara, revelando una mezcla de seriedad y diversión contenida. Danilo observó a su hijo con una ceja levantada, disfrutando visiblemente de la confusión de Lukas.—¿Qué pasa, hijo? ¿Esperabas a alguien más? —preguntó Danilo con una sonrisa maliciosa, su tono cargado de ironía.Lukas intentó recomponerse, aclarando su garganta mientras buscaba las palabras adecuadas.—Yo... escuché un grito, pensé que era Sofía. No tenía idea de que estarías aquí, papá —respondió, sintiendo cómo el calor subía a su rostro, avergonzado.Danilo se echó a reír, disfrutando del evidente desconcierto de su hijo.—Pues, parece que esta noche se ha vuelto un poco... incómoda para ti, ¿no es así? Y qué raro yo no escuché ningún grito —dijo Danilo, aguantando la risa. Luego, su expresión se volvió más seria—. Hijo quiero asegurarme de que entiendas algo. No es que no confíe en ti, pero
Al día siguiente, se encontraron en el comedor, Sofía se sentía muy avergonzada con su padre, pero este solo sonreía con diversión, porque sus hijos creían que él era tonto, no se habían dado cuenta de que mientras ellos iban, ya él venía de vuelta.—Hola chiquillos, ¡¿Durmieron bien?! —no esperó respuesta y siguió hablando—, amor, ¿Sabías que nuestra hija tiene un celular transparente?Sofía y Lukas se miraron con nerviosismo al escuchar el comentario de Danilo, sus mejillas tornándose rojas de vergüenza. Marleni, ajena a lo sucedido la noche anterior, miró a su esposo con confusión.—¿Un celular transparente? ¿De qué hablas, cariño? —preguntó Marleni.Danilo soltó una carcajada antes de responder. —Oh, nada importante. Solo sorprendido por el teléfono de última generación de Sofía, por completo transparente… y bueno bromeaba con los chicos sobre sus aventuras nocturnas, en la habitación. Sofía se atragantó con su jugo de naranja, mientras Lukas fingía estar muy interesado en untar
Había pasado casi un mes desde que fijaron la fecha para la boda, y con tan solo dos días antes del gran día, Sofía se encontraba en medio de un torbellino de preparativos. Su vida se había convertido en una agenda interminable de reuniones con proveedores, pruebas de vestidos, y discusiones sobre la decoración y los invitados.La boda se iba a celebrar en la mansión que habían heredado de su abuelo, y todo estaba saliendo a la perfección. El cansancio se acumulaba, pero la emoción de lo que estaba por venir la mantenía en pie. Lukas había trabajado codo a codo con ella, y eso era lo que más le gustaba, su participación activa en ese enlace que los uniría para siempre.Esa tarde, Sofía decidió hacer una pausa en su ajetreado horario y se dirigió a la casa de sus padres, porque ese día su madre había ido la consulta médica y quería saber qué le habían dicho sobre su hermanito.Necesitaba un momento de tranquilidad, un respiro en medio de la locura de los preparativos. Llegó y se est
Sofía sintió que le faltaba el aire. Las palabras de Fabiola seguían resonando en su mente mientras miraba fijamente el papel en sus manos. Quería creer que todo era una pesadilla, que en cualquier momento despertaría y se daría cuenta de que nada de eso era real.Pero el documento frente a ella era innegable. Las fechas, los resultados, todo parecía confirmar lo que Fabiola decía. Sofía cerró los ojos por un momento, tratando de contener las lágrimas que amenazaban con derramarse.—¿Por qué vienes a decirme esto a mí? —logró preguntar finalmente, su voz apenas un susurro.Fabiola sonrió con falsa simpatía antes de responder.—Porque no quiero que cometas un error de casarte con Lukas. Porque no vas a poder ser feliz con él… fíjate que conmigo ni siquiera uso protección y me hizo el amor con pasión, tanto que ahora… ya puedes ver el resultado —señaló la mujer, con su vientre aún plano.Sofía sintió que la ira y el dolor se mezclaban en su interior. Quería gritar, pero en su lugar, la