El silencio que siguió a la pregunta de Danilo era tan denso que casi podía cortarse con un cuchillo. Lukas y Sofía intercambiaron miradas nerviosas, mientras Marleni intentaba encontrar las palabras adecuadas para explicar la situación sin empeorarla.Finalmente, fue Lukas quien rompió el silencio.—Papá, la verdad es que... —comenzó, pero Sofía lo interrumpió rápidamente.—Estábamos discutiendo sobre un proyecto de trabajo —dijo ella, su voz sonando más aguda de lo normal—. Lukas quería ayudarme, pero yo le dije que podía hacerlo sola.Danilo los miró con escepticismo, sus ojos entrecerrados mientras evaluaba la situación.—Un proyecto de trabajo, ¿eh? —dijo, su voz cargada de duda. —¿Y por eso Lukas está empapado?Lukas se pasó una mano por el pelo mojado, maldiciendo internamente el hecho de que aún estaba goteando.—Yo... derramé agua accidentalmente, —murmuró, evitando la mirada de su padre.Danilo cruzó los brazos sobre su pecho, su postura indicando claramente que no estaba co
Sofía se encerró en su habitación, intentando desesperadamente calmar el torbellino de pensamientos que la atormentaban. Las imágenes del encuentro con Lukas en la cocina se repetían una y otra vez en su mente. Sentía el peso de sus labios, la calidez de sus caricias, y la intensidad de sus palabras. ¿Cómo podía algo tan hermoso y apasionado ser tan complicado?Se negó a bajar, prefirió quedarse en su habitación para evitar ver a Lukas. No podía enfrentar sus sentimientos ahora. Cada vez que cerraba los ojos, veía su rostro, sentía su cercanía, y su corazón latía con fuerza descontrolada. Tenía que encontrar una manera de lidiar con todo eso, debía buscar la manera de sacarlo de su sistema.Mientras tanto, Lukas se quedó con Marleni en la cocina.—Marleni, ¿podrías decirme qué le gusta más a Sofía? Quiero sorprenderla —preguntó, con una sonrisa esperanzada.Marleni lo miró con simpatía y tristeza a la vez.—Lukas, cariño, Sofía es muy terca. Le encantan las rosas blancas y los chocol
Danilo miró el reloj por enésima vez, con la pierna rebotando entre la expectación y los nervios. La habitación estaba bañada por el suave resplandor de la luz de las velas, que proyectaba sombras parpadeantes contra las paredes que parecían bailar con su creciente impaciencia. Había planeado la velada hasta el último detalle, mientras su esposa estaba en la habitación con Sofía, se había despedido de su hijo para organizar ese momento.Desde la lista de canciones sensuales hasta la botella de su vino tinto favorito que respiraba sobre la mesa. Todo era perfecto, excepto que ella aún no llegaba a la habitación y eso lo estaba desesperando.El sonido del pomo de la puerta hizo que el corazón se le subiera a la garganta. Cuando la puerta se abrió y ella entró, sus ojos se abrieron producto de la sorpresa al ver a Danilo vestido de bombero sexy. No pudo evitar admirar sus músculos cincelados a pesar de tener cuarenta y ocho años. La forma en que los tirantes abrazaban su pecho definido
Danilo no necesitó más invitación. Con un movimiento fluido, se hundió profundamente en ella. Ambos gimieron al unísono ante la sensación de plenitud.—Dios, eres tan estrecha y deliciosa —gruñó él, agarrando sus caderas con fuerza.Comenzó a moverse, primero lentamente, saboreando cada centímetro. Luego, aumentó el ritmo, impulsado por los gemidos de placer de Marleni.—¡Más fuerte! —suplicó ella, arqueando la espalda.Danilo obedeció, embistiendo con más fuerza y rapidez. El sonido de sus cuerpos chocando llenó la habitación, mezclándose con sus jadeos y gemidos.Marleni sintió que cada embestida la llevaba más cerca del éxtasis. Sus dedos se aferraron a las sábanas, buscando algo a lo que agarrarse mientras el placer la consumía.—¡Oh, Danilo! ¡Sí, así! —gritó ella, sin importarle si alguien más podía oírla.Los gritos y gemidos atravesaron las cuatro paredes, él respondió con un gruñido animal, aumentando aún más la intensidad de sus movimientos. Sus manos recorrieron el cuerpo d
Lukas se quedó inmóvil en el pasillo, mirando el espacio vacío donde Sofía había estado segundos antes. Soltó un suspiro frustrado y se pasó una mano por el pelo, regresó a su habitación y se dejó caer en la cama, pensando en una manera de convencerla, pero por ahora no se le ocurría nada.—Maldit4 sea —murmuró para sí mismo.Lukas se dejó caer en la cama, pensando una estrategia.—Quizás lo que le gusta son mis bromas, siento que éramos más cercanos cuando se las hacía —dijo en un susurro —, tengo que hacer algo para por lo menos ganarme su atención, pero ¿Qué puede ser? —se preguntó sin dejar de pensar en una solución.No entendía por qué Sofía lo rechazaba constantemente. Estaba seguro de que ella seguía sintiendo algo por él, lo había visto en sus ojos justo antes de besarla. Aunque siempre terminaba oponiéndose.Mientras tanto, Sofía se había refugiado en el baño. Se miró al espejo, con el corazón aún acelerado por el beso. Sus mejillas estaban sonrojadas y sus labios ligerament
El consultorio quedó en silencio por unos instantes mientras todos procesaban la noticia. Marleni miraba fijamente la pantalla de la ecografía, donde se podía ver la pequeña figura de su bebé. Sus ojos se llenaron de lágrimas.—No puedo creerlo —susurró, su voz temblando de emoción—. Después de tantos años... Danilo apretó suavemente la mano de su esposa, sus propios ojos brillando con lágrimas contenidas. —Pero eso es maravilloso, mi amor ¡Es un milagro! —dijo con voz ronca—. Nuestro pequeño milagro.Sofía sollozó abiertamente, una enorme sonrisa iluminando su rostro.—¿Sabes la cantidad de años que deseé tener un hermanito o hermanita? Y aunque ya soy una mujer, eso me haría muy feliz. Este es el mejor regalo —dijo ella visiblemente emocionada. Lukas se mantuvo en silencio, observando las reacciones de su familia. Una mezcla de emociones lo invadía, sorpresa, alegría por su padre y Marleni, pero también una punzada de inquietud que no lograba identificar del todo.El doctor sonri
Sofía sintió que se derretía en los brazos de Lukas. Su beso era apasionado, urgente, y por un momento se dejó llevar por la sensación. Sus manos se aferraron a los hombros de él, mientras sus labios se movían al unísono. Pero entonces, como un relámpago, los recuerdos de todas las veces que Lukas la había lastimado en el pasado inundaron su mente. Con un jadeo, se apartó bruscamente.—No, Lukas. No puedo hacer esto —dijo, su voz temblorosa.Lukas la miró con frustración y dolor en sus ojos. —¿Por qué no, Sofía? —preguntó con una expresión de tristeza.—Porque sé que soy solo un capricho para ti, de ese algo que nos empeñamos cuando nos lo niegan, pero cuando ceda, solo vas a estar conmigo por la novedad y ni siquiera vas a girar de nuevo a verme —pronunció sin dejar de verlo.—No será así, te lo prometo… ríndete de una vez y verás que jamás voy a renunciar a ti —expresó con sinceridad, acercándola de nuevo a su cuerpo, aunque esta vez no la besó, sino que posó su frente en la suya—
Sofía miró a Lukas, sintiendo el peso de su pregunta. Si él supiera que estaba a punto de ceder, gritarle que sí, que estaba dispuesta a intentarlo. Pero el miedo la congelaba.—Lukas, yo... —comenzó, eligiendo cuidadosamente sus palabras— Te daré la respuesta mañana cuando lleguemos a la mansión —respondió tratando de ganar tiempo.—Entonces vámonos ya, para que pronto me des la respuesta —respondió con determinación, y antes de que Sofía pudiera decir algo más, tomó su mano y la guio, abrió la habitación de sus padres—, nos vamos a la mansión.—¿No habían decidido irse mañana? ¿Por qué cambiaron de opinión? —preguntó Marleni sin entender la repentina decisión.—Porque Sofía y yo necesitamos hablar a solas y lo mejor es que vayamos allá —respondió Lukas con firmeza.Sofía miró a Lukas con una mezcla de sorpresa y nerviosismo. No esperaba que él decidiera partir tan abruptamente.—Espera, Lukas —, dijo ella, tratando de recuperar el control de la situación. —No podemos irnos así nada