El chirrido de la puerta resonó en la habitación en penumbra cuando Sofía y Lukas se quedaron con la boca abierta en el umbral. Allí, en una maraña de miembros y estaban Marleni y Danilo, sus padres, atrapados en un abrazo íntimo. La escena que tenían ante ellos parecía el fotograma congelado de una película atrevida: Danilo, vestido como un severo agente de policía, con el sombrero torcido; Marleni, vestida a rayas como una presidiaria, con las mejillas sonrojadas por algo más que el esfuerzo.—¿Por qué están vestidos así, de policía y reo? —A Sofía le tembló la voz, entre confusa y mortificada. Sus ojos se movieron entre la comprometida posición de sus padres y sus escandalosos atuendos.El rostro de Danilo adquirió un tono carmesí intenso mientras intentaba cubrir a Marleni con una manta cercana. La vergüenza de Marleni era palpable, su respiración se entrecortaba mientras intentaba serenarse bajo el brazo protector de su marido.Lukas, sintiendo un malestar que parecía constreñi
Lukas se quedó paralizado en el pasillo, viendo cómo Sofía desaparecía tras la puerta de su habitación. El eco de sus pasos resonaba en su mente, mezclándose con el torbellino de emociones que lo invadía. Vergüenza, arrepentimiento y una profunda sensación de pérdida que se arremolinaba en su interior. Caminó lentamente hacia su propia habitación, cada paso pesado como si llevara el mundo sobre sus hombros. Al cerrar la puerta tras de sí, se desplomó sobre la cama, hundiendo el rostro entre las manos. —¿Cómo pude ser tan estúpido? —, se reprochó en un murmullo. Las imágenes de los últimos días pasaban por su mente como una película repetida, causándole una mayor angustia. Lukas se revolvió en la cama, prisionero de sus recuerdos, en ese momento tan turbulentos. Cada vez que respiraba entrecortadamente, se le oprimía el pecho al recordar los acontecimientos, las duras palabras que le había dirigido a Marleni y, lo peor de todo, el daño que le había causado a Sofía llevando a otra m
Marleni comenzó a llamar a Lukas.—¡Espera, no te vayas! Debes escucharme.Pero él ya no le prestó atención; su única idea era seguir a Sofía. No podía dejarla a solas con Armando.“Maldito Armando, te voy a enseñar a que no te acerques a mi mujer”, gruñó en su interior. Estaba corriendo cuando chocó con su papá.—Hijo, ¿para dónde vas? —preguntó el hombre con el ceño fruncido del desconcierto.—Debo hacer algo importante, papá —dijo sin detenerse.Danilo se quedó mirándolo con el ceño fruncido y luego vio a su esposa salir.—¿Qué le pasa? ¿Por qué sale de esa manera? ¿Te pidió disculpas o volvió a discutir contigo? —interrogó.—Ya, quédate quieto, todo está arreglado y muy bien entre nosotros… y bueno nos tocará comer solos, porque los chicos se fueron —respondió, dejando las cazuelas en la mesa.El tintineo de los cubiertos contra la porcelana resonó en el acogedor comedor donde Marleni y Danilo estaban sentados, disfrutando una tranquila comida.Charlaban ociosamente entre risas; s
Sofía se quedó mirando fijamente a Lukas, esperando una respuesta. Él por su parte, mantenía una expresión de inocencia impecablemente ensayada.—Sofía, no te sigo —dijo Lukas, levantando las manos en señal de rendición—. Es una coincidencia. Vine aquí a relajarme un poco, y te encontré. Pero si te incomoda, puedo irme.Sofía suspiró, claramente frustrada.—No, no te vayas. Ya que estás aquí, siéntate y esperas a que coma y mientras tanto respóndeme ¿Por no me dejas en paz? —preguntó con seriedad.Lukas tomó asiento, adoptando una postura relajada.—Porque estoy decidido a que me perdones y me des una nueva oportunidad —comenzó a decir y por primera vez ella vio esa expresión de nerviosismo en él—, sé que la cagué de la peor manera, y no tienes idea de lo arrepentido que estoy, por eso quiero que empecemos de cero, por favor.Sofía se quedó en silencio por un momento, procesando las palabras de Lukas. Su mirada se suavizó ligeramente, pero aún mantenía una expresión cautelosa.—Lukas,
El motor del auto se silenció cuando llegaron y, en un instante, Sofía se desabrochó el cinturón y salió disparada hacia la casa. Sus movimientos eran tan bruscos y rápidos que ni siquiera cerró la puerta tras ella. Lukas observó su silueta desvanecerse antes de apagar el vehículo y salir con una lentitud deliberada. Entretanto Sofía llegó a la sala. —Hola mamá —le dijo a su madre que estaba sentada sola. Le dio un beso, se dio cuenta que estaba inquieta, pero no podía hablar con ella en ese momento, porque estaba decidida a escapar de Lukas. —Mamá tenemos una conversación pendiente, pero no quiero que ese tonto me alcance. —Ay Dios hija, ¿Cuándo será el día que ya dejen de pelear? —inquirió con preocupación. —Nunca, él solo sabe hacerme la vida infeliz y sabotearme. Con esas palabras comenzó a subir corriendo las escaleras. Cando Lukas entró a la sala, miró a los lados buscando a Sofía, pero solo vio a Marleni sentada en la sala, en solitario. Su rostro parecía esculpido por
Fabiola miró a Lukas con una mezcla de confusión y molestia en sus ojos.—¿De qué hablas? Tú me invitaste a venir, ¿lo olvidaste? —dijo ella, cruzando los brazos sobre su pecho.Lukas la miró como si se hubiese vuelto loca.—¿Yo? Nunca te llamé ¿De dónde sacas eso? —expresó sin entender a que se refería la mujer frente a él.—No estoy mintiendo, me enviaste un mensaje —dijo Faby extendiendo el teléfono para que él lo viera.Tomó el móvil y vio el mensaje.“Podemos vernos hoy en la casa de mi padre, estoy ansioso por volverte a ver, no he podido dejar de pensarte”.—Lo siento, pero eso no lo envié yo, ni siquiera es mi número, creo que alguien te ha jugado una broma.Fabiola frunció el ceño, confundida y molesta.—Pero... ¿quién haría algo así? —preguntó, su voz temblando ligeramente.Lukas suspiró, pasándose una mano por el cabello.—No lo sé, pero te aseguro que yo no fui. Mira, lo siento mucho, pero creo que es mejor que te vayas. No puedes quedarte aquí, te lo dejé en claro en mi c
Sofía abrió la computadora y se sentó a trabajar, sin embargo, la tormenta de pensamientos que la asolaban, no la dejaban concentrarse en el trabajo.No podía negar que al ver a Lukas con otra mujer había sido más doloroso de lo que quería admitir. Pero no estaba dispuesta a demostrarle que nada le interesaba, solo esperaba que pronto se fastidiara de andar detrás de ella y decirle que estaba enamorado de ella.Por más que intentó avanzar, no estaba pensando con claridad, así que finalmente cerró la laptop y se recostó en la cama mientras pensaba en mil y una forma de huir de Lukas. “Tal vez si sigo con las bromas, me agarre rabia y deje decir estupideces”, pensó, pero luego negó. —No, quizás con eso piensa que me interesa y arrecia su plan de conquista —. Suspiró con impaciencia.Entretanto, la sala estaba impregnada de tensión, como una burbuja a punto de estallar. Lukas, con las manos entrelazadas y los ojos clavados en un punto neutro de la casa, parecía un reo frente al implac
Lukas parpadeó, tratando de procesar lo que acababa de suceder. Luego, una sonrisa se abrió paso en su rostro.—Eso fue... refrescante —dijo finalmente, soltando una carcajada.Sofía también rió, aunque intentó mantener su expresión seria.—Lukas, entiende que no podemos estar juntos. Por más que lo intentes, esto no va a funcionar —dijo, su tono más serio ahora.—Si me dejarás demostrártelo, no te dejaría en paz hasta que no cedas, buscaría la manera de conquistarte día a día, porque simplemente no puedo apagar lo que siento —declaró con sinceridad.—Y yo… no puedo encender… lo que no siento —mintió, pero él se dio cuenta.Lukas suspiró, se pasó una mano por el cabello retirándose el agua que aún seguía goteando.—Te estás engañando a ti misma, porque sé que si sientes algo por mí, pero estás empeñada e ignorar lo que ha pasado entre nosotros, y quiero recordártelo por si no lo recuerdas —se acercó a ella, la tomó por la nuca y la besó. Lukas se inclinó hacia adelante, su aliento m