Sofía se acomodó en el asiento del copiloto, lanzando miradas de reojo a Lukas mientras conducía. Había algo diferente en él hoy, una calma que no le había visto antes. "¿Será que realmente está intentando cambiar?", se preguntó internamente, sin poder evitar sentirse un poco esperanzada. —¿Cuál es la música que te gusta más? —preguntó girando la vista hacia ella por un momento. —Bueno… en realidad me gusta mucho Jon Bon Jovi. —No pensé que una chica tan tranquila como tú le gustara el rock —dijo con sorpresa. —No soy tan tranquila, pero ese gusto es heredado, mi madre siempre la escuchaba… —respondió ella mordiendo sus labios, y temiendo cualquier broma pesada de él, sobre todo al ver sus cejas levantadas. Sin embargo, no hubo nada de eso, en segundos el interior del vehículo se llenó con la música, mientras conducía. —¿La quieres mucho? —La amo con toda mi alma, la admiro y si hay alguien a quien quiero parecerme es a ella. Mi mamá ha tenido que luchar mucho en la vida, no
Ya a media noche, cuando Lukas calculó que Sofía ya estaba durmiendo, se fue a su habitación y se acostó a un lado y tal como pasó la noche anterior. Cuando se acostó, ella, profundamente dormida, se movió y le pasó la pierna por encima y colocó su brazo en su pecho. No pudo evitar sonreírse, le gustaba esa sensación que ella le provocaba, y eso hacía que fueran surgiendo en él, sentimientos por Sofía. Le dio un beso en la frente y suspiró complacido, lo único que tenía que hacer, apenas amaneciera, es salir de allí para que no se diera cuenta. Por eso, cuando el sol, apenas se asomó, Lukas abrió los ojos, se incorporó sigilosamente, mirando de reojo a Sofía, que dormía plácidamente. Tomó su celular, salió de la habitación y marcó a la casa de su padre. —Hola, nana, buen día. “Hola, mi niño, qué sorpresa recibir tu llamada tan temprano”. —¿Nana? Necesito un favor. “¿Qué será, mi niño?” La voz cálida de Lola lo tranquilizó. —Es sobre Sofía. Le rompí su peluche Bandido en una b
Sofía lo miró con incredulidad, su rostro enrojeciendo por la ira. Se puso de pie, enfrentando a Lukas con los brazos cruzados y una mirada furiosa.—¿Perdón? No recuerdo haber hecho ningún compromiso contigo para mañana. Y aunque así fuera, ¿quién te crees que eres para decidir con quién puedo o no salir?Lukas se pasó una mano por el pelo, visiblemente frustrado. —Mira, Sofía, sé que no tenemos nada formal, pero creí que estábamos... no sé, conociéndonos mejor. Tratando de construir algo.—¿Construir algo? ¿Después de todo lo que has hecho? —Sofía soltó una risa sarcástica—. No me interesa ninguna relación contigo, porque a ti no te creo ni el padre nuestro, y te aclaro nada te da derecho a decidir por mí. Además, no puedes venir de forma repentina a mandar en mí, cuando pasaste la mañana, ¡quién sabe dónde y con quién!Lukas se sonrió complacido y acortó la distancia entre ellos, mientras Sofía retrocedía.—¿Acaso estoy escuchando un tono de celos en tu voz? —dijo alzando la ceja
El silencio de Lukas pesaba en el aire, cargado de significado. Sofía sintió que el corazón se encogía ante la implicación de esa falta de respuesta.—Entiendo —dijo finalmente, su voz apenas un susurro—. Supongo que algunas cosas nunca cambian.Se levantó de la mesa, dispuesta a irse, pero Lukas la detuvo, tomándola suavemente del brazo.—Espera, Sofía. Por favor, déjame explicarte.Ella se giró para mirarlo, sus ojos brillantes por las lágrimas contenidas.—¿Qué hay que explicar? Tu silencio lo dice todo.Lukas respiró hondo, tratando de ordenar sus pensamientos antes de hablar.—Estoy tratando de aceptarla, Sofía. De verdad lo estoy. Pero es difícil para mí. Porque esas experiencias dejaron heridas en mí. Me cuesta confiar plenamente en las mujeres. Sofía lo miró fijamente, su expresión una mezcla de comprensión y frustración.—Lukas, has tenido diez años para ver que mi madre es una mujer leal, que ama a tu padre de verdad. No puedes seguir juzgándola por los errores de otras per
Lukas trató de calmarse, porque estaba temblando de furia y temía sufrir algún accidente. La casa parecía burlarse de él, y su opulencia le recordaba las razones por las cuales esas dos mujeres se habían interesado en su padre y él.—Maldita sea —, murmuró golpeando el volante— ¿Cómo ella ha podido hacerle eso a mi padre? La sola idea de pensar en él, le provocaba una angustia profunda.—¿Cómo le voy a decir a mi papá que la mujer que ama le es infiel? —se pasó la mano por el cabello desesperado.Encendió el auto y comenzó a conducir de regreso, pensando en la manera de hacerles pagar por su engaño, porque estaba seguro que dada la confianza que tenían las dos mujeres, Sofía estaba al tanto de la traición de su madre en contra de su padre.Y eso lo enfurecía, porque ella lo llamaba padre y permitía que su mamá le hiciera eso.Sin embargo, eso no se quedaría así, la iba a seguir tratando como siempre debió hacerlo. Había cometido un error, se dejó envolver por el carisma de Sofía y te
Lukas levantó la mirada al escuchar la voz de Sofía, su expresión con una mezcla de aparente sorpresa y algo más que ella no pudo descifrar. Por un momento, pareció que iba a levantarse, pero solo acomodó a la mujer en sus piernas besándola con aparente pasión, haciendo que Sofía sintiera un profundo dolor en su pecho. Luego la miró de arriba abajo con desprecio y una sonrisa cruel curvando sus labios.—Vaya, vaya, miren quién decidió honrarnos con su presencia —dijo con sarcasmo —Bienvenida a casa, hermanastra —, agregó en tono burlón que hizo que Sofía se estremeciera. —¿Te gusta la fiesta? Pensé en darte una cálida bienvenida.Sofía sintió que el corazón se le encogía en el pecho. Todo lo que habían construido en las últimas semanas parecía haberse desvanecido como arte de magia, no sabía lo que estaba pasando, lo que había vivido con él parecía tan real, que le costaba creer que este Lukas y él que dejó al irse fueran los mismos.—¿Qué pasa, Sofía? ¿No te alegras de ver a tus viej
Sofía subió las escaleras corriendo, con lágrimas de rabia y frustración rodando por sus mejillas. Entró a su habitación y cerró la puerta de un portazo, apoyándose contra ella mientras trataba de calmar su respiración agitada.—¿Cómo pude ser tan estúpida? —, se reprendió mentalmente. —Debí haber sabido que Lukas nunca cambiaría, que solo se estaba burlando de mí.Se dejó caer en la cama, sintiéndose completamente derrotada. Todos los momentos dulces que había compartido con Lukas en las últimas semanas parecían ahora una cruel mentira. ¿Cómo pudo fingir tan bien? ¿Realmente todo había sido un engaño?Las lágrimas fluían libremente ahora, empapando la almohada. El dolor en su pecho era casi físico, como si le hubieran arrancado una parte de sí misma. Se sentía traicionada, humillada y, sobre todo, profundamente herida.—Nunca más —, se prometió a sí misma entre sollozos. —Nunca más volveré a confiar en él. Nunca más dejaré que me lastime así, jamás confiaré de nuevo en Lukas —expresó
Los días siguientes fueron una tortura para ambos, sobre todo para Lukas, porque ella lo evitaba a toda costa, cuando lo veía llegar donde estaba, se iba, se encerraba en su habitación y solo salía cuando él se había ido.Lukas, por su parte, se debatía entre la culpa y la frustración, queriendo hablar con ella, verla, saber cómo pensaba, quizás era un tonto, pero haberse acostado con Fabi, no había cambiado para nada lo que sentía por Sofía.A decir verdad, haber estado con Fabi, solo le había dejado una sensación de vacío, ni siquiera había sentido placer, y en algún momento, debió imaginarse que se trataba de Sofía.Lo que había provocado era una distancia más grande entre ellos, y ese abismo parecía insalvable y no tenía la mínima idea de cómo acercarse.“Eres un idiota, tanto que te costó convencerla y hacerle bajar la guardia ¿Qué culpa tiene ella que su madre le sea infiel a tu padre?”, recriminó su conciencia.—¿Y qué querías que siguiera con ella? Seguro sabe lo que hizo su m