Leonel y Alexander se observaban fijamente en la espera que Dayana se calmara, la situación se ponía cada vez más intensa y preocupante, cuando el llanto de ella cesó Alexander tomó el rostro de ella entre sus manos. — Esmeralda fue novia mía hace más de 10 años, cuando se enteró que la madre de Edgar mi hijastro había muerto regresó con intenciones de casarse conmigo por interés por órdenes de sus padres, al ver que no tubo suerte por que... me enamore de ti en un arranque de locura fue a buscarte con la intención de matarte y después se suicidó, ella intentó matarte a ti, y todo esta grabado por las cámaras de seguridad de tu departamento. — Dayana empezó a sentirse más tranquila, por lo menos tenía la manera de desmentir ese chisme.— Ahora dinos porfavor quién te hablo de ella y te dijo esa barbaridad.— Fue Roberto...— ¿Y ese tipo que recién llega del extranjero que podría saber? .– Alexander se miraba aún más molesto, Leonel como no sabía de quién era del que estaban hablando s
— ¿¡Que?! ¡NO! ¡Me niego!... ¡sobre mi cadáver te casas con él!.– Alexander empezó a gritar nuevamente sumamente alterado. — ¿Estas loca acaso Dayana?! – Ahora Leonel la reprendió. — Entiendan que esta vez no aplica la de "si se muere el perro se acabó la rabia", Roberto solamente es un títere, una herramienta como al parecer Edgar lo fue... Eugenio es la cabeza de eso, quiere el dinero e influencias de nuestra familia para arruinarte a ti.– Dayana señaló a Alexander.— El seguirá intentando hasta conseguir los que quiere, puede después ir por ti Leonel o quizás tratar de hacerle algo a nuestros padres, mira lo que me hicieron son capaces de todo. — ¿Y bien que sugieres? .– Alexander preguntó cruzando sus brazos, ella se preparó para otra rabieta de él.— Roberto vendrá por mi a la salida, quiere que vivamos juntos para mantenerme vigilada que no haga nada, trataré de convencerlo de posponer nuestro matrimonio hasta el sábado, en ese tiempo busquen abogados y sobre todo esos contact
Dayana sentía las piernas algo débiles, Alexander era maravilloso tan hábil, no había duda que conocía a la perfección su cuerpo, la recorrio como un completo experto, teniendo conocimiento de sus puntos débiles que la hicieron sentir que tocaba el cielo, por desgracia ese maravilloso momento termino y había llegado el momento de bajar del cielo para entrar el infierno, Roberto estaba en la salida de su edificio esperándola como se lo dijo, ella instantáneamente puso mala cara, él empezó a reír divertido, ella entro en el auto rojo descapotable de lujo. — Bien futura señora Dixon vamos a casa, la residencia Bethancour.— Yo no quiero ir ahí...— Te recuerdo que no estas en posición de exigir nada .– Roberto la miro mal, ella tenía tantas ganas de picarle los ojos. — Quiero que pospongamos el matrimonio hasta el sábado....– Roberto ya iba a protestar.— ¡Y! Vámonos a vivir a mi departamento... Roberto se dejó caer en el respaldo de su asiento, era una propuesta tentadora estar a sola
Al día siguiente Dayana se levantó porque no aguantaba el hambre de ser posible no salía de su habitación para nada, se puso un pants azul claro y salió de su habitación, la comida estaba a punto de llegar necesitaba ir al mercado, como ese lugar había estado deshabitado por meses no había nada para comer. Se puso a limpiar el refrigerador cuando escucho la puerta de la habitación de invitados abrirse, después aparecieron los gritos de Roberto. — ¡Oye mujer te despiertas muy tarde, muero de hambre! ¿Que vas a hacer de comer? – Ella puso los ojos en blanco el tipo era desesperante, ni siquiera se molestó a voltear a verlo cuando escucho que llego a la cocina siguió limpiando. — Perdona pero no soy tu maldita sirvienta, tengo meses que no estaba aquí así que no tengo nada... ya pedí el desayuno y más tarde iré a comprar despensa. — Excelente iré contigo no déjate que te termines escapando a otro lugar... — ¿Y así va a ser la vida contigo? Tenerte pegado a mi como una garrapata— No
Al día siguiente el primero en despertarse fue Roberto, empezó a explorar el lugar hasta dar con una puerta que tenía escaleras, subió y al llegar a la puerta del final se sorprendió al descubrir que la azotea era el patio de Dayana, se sentó en uno de los sillones dejando que el aire fresco golpeara en su rostro, a decir verdad se sentía muy cómodo estaba considerando seriamente que vivieran en ese departamento ya que se casaran.La puerta del lugar se abrió y apareció Dayana al verlo puso su característica mala cara. — Oh sigues aqui... pensé que ya me había librado de ti. — No te vas a deshacer de mi tan fácilmente. — Si me estoy dando cuenta. Ella cerró la puerta y regresó adentro, una idea extraña cruzó por la cabeza de Roberto así que no tardó en alcanzarla. — Dayana vamos al centro comercial a buscarte un bonito vestido de novia.– Ella se quedo observándolo por varios segundos sin dar crédito a lo que escuchaba. — ¿Estas bromeando no es así? — No...necesito comprar más r
El hombre abrió mucho los ojos y levantó las manos, el corazón de su pecho estaba a nada de salirse para abandonarlo e irse corriendo, Dayana no podía creer lo que veía, Roberto miraba al hombre con una furia que parecía no conocer límites, cegado por una adrenalina que parecía hacerlo perder el control, Dayana empujó al hombre e hizo a Roberto bajar el arma. — ¿¡Que te sucede?! ¡Guarda esa cosa! .– Dayana le gritó sumante molesta, el la obedeció guardando el arma en la funda que mantenía escondida dentro de su abrigo intentando calmarse viéndola a los ojos, después miró al hombre que estaba asustado. — No te quiero ver cerca de mi mujer nunca, ¡Lárgate de aquí! El hombre corrió como si un perro rabioso a punto de morderlo le siguiera los pasos de cercas, Dayana estaba sumamente alterada al ver que él tenia un arma.— ¿¡De dónde sacaste eso?!— ¡Mejor dime porque demonios estabas coqueteando con ese hombre! .– Roberto tomó con fuerza a Dayana del brazo ella intentó librarse de su a
De último momento Roberto la llevó a un lugar en donde tuvieron que subir a otro vehículo y la obligaron a taparse los ojos con el pretexto de era una sorpresa. Cuándo el auto se detuvo a Dayana se le revolvió el estómago, estaba sumamente nerviosa, con miedo de que algo saliera mal, Roberto tomó su mano ayudándola a bajar de el auto, en cuanto sus pies estaban fijos en el suelo el le quito la venda de los ojos, la luz de el exterior la molesto un poco pero cuando logró enfocar la mirada estaban al frente de un bonito salón. — Wow... es bello .– Dijo ella paseando la mirada por el lugar, había fuentes y árboles con florecillas. — Espera a que lleguemos dentro.Se tomaron de la mano nuevamente y él la ayudó a subir los escalones, las puertas de la entrada eran de cristal tornasol, al abrir las puertas había un camino libre y a los lados muchísimas flores de todos tipos y al final del camino una solitaria mesa con un mantel blanco. Una música de boda empezó a sonar llenado el silenc
Alexander quizo correr hacía ella pero ahora Roberto le apuntó a él. — ¡Te dije que te quedaras donde estas!Él nuevamente se detuvo levantando ambas manos, se volvió a escuchar un impacto de bala, pero esta dio en el brazo de Roberto haciéndolo soltar el arma, en la entrada estaba Octavio quién había llegado con más policías al lugar. Alexander corrió hacía Dayana quién ya estaba un poco más tranquila pero con la mirada desorientada, el la ayudó a ponerse de pie tomándola de ambas manos.— ¡¡¡Cuidado!!! Octavio les gritó ya que con su otra mano Roberto agarró el arma del suelo y les apuntó, Alexander se puso de frente y extendió los brazos para cubrir el cuerpo de Dayana recibiendo dos impactos en el pecho que lo hicieron caer al suelo. — ¡Noo! ¡Alexander!.– Dayana sintió que su corazón dejó de latir en ese momento, las lágrimas se formaron rápidamente en sus ojos, Alexander tenía una cara de dolor.— Descuida estoy bien.– el abrió su camisa haciendo que los botones salieron vol