Dayana sentía las piernas algo débiles, Alexander era maravilloso tan hábil, no había duda que conocía a la perfección su cuerpo, la recorrio como un completo experto, teniendo conocimiento de sus puntos débiles que la hicieron sentir que tocaba el cielo, por desgracia ese maravilloso momento termino y había llegado el momento de bajar del cielo para entrar el infierno, Roberto estaba en la salida de su edificio esperándola como se lo dijo, ella instantáneamente puso mala cara, él empezó a reír divertido, ella entro en el auto rojo descapotable de lujo. — Bien futura señora Dixon vamos a casa, la residencia Bethancour.— Yo no quiero ir ahí...— Te recuerdo que no estas en posición de exigir nada .– Roberto la miro mal, ella tenía tantas ganas de picarle los ojos. — Quiero que pospongamos el matrimonio hasta el sábado....– Roberto ya iba a protestar.— ¡Y! Vámonos a vivir a mi departamento... Roberto se dejó caer en el respaldo de su asiento, era una propuesta tentadora estar a sola
Al día siguiente Dayana se levantó porque no aguantaba el hambre de ser posible no salía de su habitación para nada, se puso un pants azul claro y salió de su habitación, la comida estaba a punto de llegar necesitaba ir al mercado, como ese lugar había estado deshabitado por meses no había nada para comer. Se puso a limpiar el refrigerador cuando escucho la puerta de la habitación de invitados abrirse, después aparecieron los gritos de Roberto. — ¡Oye mujer te despiertas muy tarde, muero de hambre! ¿Que vas a hacer de comer? – Ella puso los ojos en blanco el tipo era desesperante, ni siquiera se molestó a voltear a verlo cuando escucho que llego a la cocina siguió limpiando. — Perdona pero no soy tu maldita sirvienta, tengo meses que no estaba aquí así que no tengo nada... ya pedí el desayuno y más tarde iré a comprar despensa. — Excelente iré contigo no déjate que te termines escapando a otro lugar... — ¿Y así va a ser la vida contigo? Tenerte pegado a mi como una garrapata— No
Al día siguiente el primero en despertarse fue Roberto, empezó a explorar el lugar hasta dar con una puerta que tenía escaleras, subió y al llegar a la puerta del final se sorprendió al descubrir que la azotea era el patio de Dayana, se sentó en uno de los sillones dejando que el aire fresco golpeara en su rostro, a decir verdad se sentía muy cómodo estaba considerando seriamente que vivieran en ese departamento ya que se casaran.La puerta del lugar se abrió y apareció Dayana al verlo puso su característica mala cara. — Oh sigues aqui... pensé que ya me había librado de ti. — No te vas a deshacer de mi tan fácilmente. — Si me estoy dando cuenta. Ella cerró la puerta y regresó adentro, una idea extraña cruzó por la cabeza de Roberto así que no tardó en alcanzarla. — Dayana vamos al centro comercial a buscarte un bonito vestido de novia.– Ella se quedo observándolo por varios segundos sin dar crédito a lo que escuchaba. — ¿Estas bromeando no es así? — No...necesito comprar más r
El hombre abrió mucho los ojos y levantó las manos, el corazón de su pecho estaba a nada de salirse para abandonarlo e irse corriendo, Dayana no podía creer lo que veía, Roberto miraba al hombre con una furia que parecía no conocer límites, cegado por una adrenalina que parecía hacerlo perder el control, Dayana empujó al hombre e hizo a Roberto bajar el arma. — ¿¡Que te sucede?! ¡Guarda esa cosa! .– Dayana le gritó sumante molesta, el la obedeció guardando el arma en la funda que mantenía escondida dentro de su abrigo intentando calmarse viéndola a los ojos, después miró al hombre que estaba asustado. — No te quiero ver cerca de mi mujer nunca, ¡Lárgate de aquí! El hombre corrió como si un perro rabioso a punto de morderlo le siguiera los pasos de cercas, Dayana estaba sumamente alterada al ver que él tenia un arma.— ¿¡De dónde sacaste eso?!— ¡Mejor dime porque demonios estabas coqueteando con ese hombre! .– Roberto tomó con fuerza a Dayana del brazo ella intentó librarse de su a
De último momento Roberto la llevó a un lugar en donde tuvieron que subir a otro vehículo y la obligaron a taparse los ojos con el pretexto de era una sorpresa. Cuándo el auto se detuvo a Dayana se le revolvió el estómago, estaba sumamente nerviosa, con miedo de que algo saliera mal, Roberto tomó su mano ayudándola a bajar de el auto, en cuanto sus pies estaban fijos en el suelo el le quito la venda de los ojos, la luz de el exterior la molesto un poco pero cuando logró enfocar la mirada estaban al frente de un bonito salón. — Wow... es bello .– Dijo ella paseando la mirada por el lugar, había fuentes y árboles con florecillas. — Espera a que lleguemos dentro.Se tomaron de la mano nuevamente y él la ayudó a subir los escalones, las puertas de la entrada eran de cristal tornasol, al abrir las puertas había un camino libre y a los lados muchísimas flores de todos tipos y al final del camino una solitaria mesa con un mantel blanco. Una música de boda empezó a sonar llenado el silenc
Alexander quizo correr hacía ella pero ahora Roberto le apuntó a él. — ¡Te dije que te quedaras donde estas!Él nuevamente se detuvo levantando ambas manos, se volvió a escuchar un impacto de bala, pero esta dio en el brazo de Roberto haciéndolo soltar el arma, en la entrada estaba Octavio quién había llegado con más policías al lugar. Alexander corrió hacía Dayana quién ya estaba un poco más tranquila pero con la mirada desorientada, el la ayudó a ponerse de pie tomándola de ambas manos.— ¡¡¡Cuidado!!! Octavio les gritó ya que con su otra mano Roberto agarró el arma del suelo y les apuntó, Alexander se puso de frente y extendió los brazos para cubrir el cuerpo de Dayana recibiendo dos impactos en el pecho que lo hicieron caer al suelo. — ¡Noo! ¡Alexander!.– Dayana sintió que su corazón dejó de latir en ese momento, las lágrimas se formaron rápidamente en sus ojos, Alexander tenía una cara de dolor.— Descuida estoy bien.– el abrió su camisa haciendo que los botones salieron vol
Dayana iba saliendo del hostal había empezado a retomar sus citas de chequeo mensual, ya había pasado un mes de el incidente con Roberto y que la bomba de los negocios ilícitos de los Bethancour saliera en los medios, todos terminaron largándose de la cuidad excepto Edgar quien se había desentendió completamente de ellos desde hace tiempo. Ella iba rumbo a su auto cuando su celular comenzó a sonar, era Alexander, una gran sonrisa se formó en su rostro. — Hola cariño ¿todo bien? — Si amor, voy saliendo de consulta, todo esta perfecto. — Me alegro, estoy a punto de salir de la oficina, nos vemos en casa, recuerda que mi madre dará una cena y tus padres también asistirán.— Si lo se, me iré a casa de una vez para arreglarme y no se nos haga tarde... — Muy bien ahorita nos vemos entonces....Te amo— Yo también te amo. Ambos sonreían como tontos mientras hablan, cuando terminaron la llamada Dayana, sonrió con emoción y entró dentro de su auto para ir a casa.Dayana y Alexander vivían
Ya habían pasado dos meses desde la propuesta de matrimonio de Alexander, las madres de ambos eran las más entusiasmadas, la boda se celebraría en 3 meses había mucho que planear y a lo primero que le dieron prioridad era buscar el vestido de novia de Dayana para así basar la decoración en este.Dayana ya había pasado a una tienda en donde miró un vestido que le encantó, se lo midió y lo reservó para después ir con su madre y futura suegra a verlo, las tres se encontraban en la tienda, Samantha estaba subiendo la cremallera del vestido. — Daya... ¿No te parece que esta muy ajustado este vestido? .– Le dijo su madre mientras usaba un poco más de fuerza de la que ella creía necesaria para subirla. — Pero vine hace una semana y me quedaba perfecto. — ¿Estas cuidando tu alimentación? ¿Siguiendo la dieta de la nutrióloga al pie de la letra?Georgina le preguntó a Dayana quién tenía sus manos sobre su vientre que era en donde sentía que el vestido le ajustaba más que la vez anterior. —