Dayana puso su mano en la cabeza de Leonel mientras el lloraba destruido, no existían palabras que pudieran calmar su dolor, ella lo sabía bien así que se limitó a ofrecerle su compañía y esperaba que atraves de esas caricias en su cabeza pudiera transmitirle algo de fuerza para afrontar el duro momento que estaba pasando.

De repente Leonel se apartó de Dayana, se puso de pie y se limpió las lágrimas del rostro molesto, levantó la cara y miró al techo para después cerrar sus ojos con fuerza, el dolor se estaba empezando a mezclar con más emociones.

— Dayana yo... lamento a verte tratando tan mal, no haberte escuchado, tu me lo dijiste y yo no te creí fui un idiota.– Ella se acercó a él y puso su mano sobre su hombro

— Tranquilo, yo sabía que las fotos de aquella vez no eran suficiente, más sin embargo me aferre a enfrentarla cuando tenía todas las de perder en ese momento, lamento yo ponerte en esa situación que te orilló a decirme todo aquello.

— ¿Desde cuándo lo sabes? ¿Como te e