LILIBETHHa pasado un tiempo desde que no piso este país, donde nací, no es que haya sido demasiado, pero se siente como una eternidad. Me duele la muerte de mi padre, no tenía planeado venir, sin embargo, mi madre estaba devastada y dejarla sola en un momento como este, no es una opción. No iba a ser tan perra.Elsa me advirtió muchas veces lo que veo frente a mi, al bajar del auto, no pensé que su cinismo fuera tanto, la sangre se me pudre al ver a Aiden, al lado de mi madre, firme, comiéndome con la mirada llena de lascivia, le odio, le odio tanto, que no me doy cuenta de que tengo los puños cerrados a no ser porque mi mejor amiga, me toma de las manos.—Tranquila, ya has superado esto —me dice mirando al monstruo igual que yo—. No dejes que ese imbécil eche a perder todo lo que has logrado hasta ahora.Ella tiene razón, no puedo dejar que se meta en mi cabeza, en mi sistema, es difícil verle la cara a tu violador, al chico que una vez consideraste tu mejor amigo, del que estuviste
LILIBETHVer de nuevo ese par de ojos avellana, casi amarillos, hace que las piernas me tiemblen y que los sentidos se me nublen, el maldito se ve tan sexy, tan arrogante, tan… maldito. Me quedo quieta mientras camina hacia mí, mermando el espacio que nos separa, no puedo hablar, es como si…—¿Te comieron la lengua los ratones? —inquiere con voz ronca.Permanezco firme aunque por dentro sea una cobarde y lo único que quiera es correr de aquí. Cuento los segundos deseando que Elsa llegue, no lo hace. Estando a solo unos centímetros de mi cuerpo, ajusto la toalla a mi cuerpo.—Lilibeth —se folla mi nombra.—Oliver —levanto el mentón mostrando que no le tengo miedo.Me acorrala contra la pared haciendo que mi espalda choque contra la superficie plana.—Aléjate —susurro.Su cercanía es tanta, que su aliento mentolado choca contra mi nariz.—¿Por qué?Sello mis labios.—Me dejaste, respondiste a mi nombre…—Y ahora eres el campeón, no andas luchando bajo la oscuridad, eres famoso —apunto—.
OLIVERNo me gusta escuchar ese maldito nombre de mierda en sus labios, unos que siguen rojos e hinchados por el beso que nos dimos, la observo mientras se cambia, Elsa me mira mal por estar viendo a su amiga, no me interesa, se pone una maldita falda plisada, una blusa crop top, bucaneras negras, se viste tan rápido que se le olvida ponerse puto sostén, su amiga tiene las maletas en las manos y salimos de la habitación.Le quito una mochila que carga, me lanza una mirada amenazante, pero suelta la correa, caminamos hacia donde están las escaleras de emergencia, Elsa va al frente y yo atrás de Lilibeth, tenerla cerca me trae recuerdos de cuando le hacía el amor.Mi polla se pone dura cuando llegamos al final y rodeo su cintura deteniendo su paso.—Primero Elsa, tenemos que salir, mi auto está aparcado en el estacionamiento.—¿Y cómo sabré cuál es? —inquiere la amiga.Sonrío.—Busca el auto más deportivo, color rojo —responde Lilibeth tensando el cuerpo.Le doy las llaves y asiente. Sa
AIDENMiro la estancia de la habitación, todo parece ordenado, excepto la cama, huele a ella, a su perfume, a lavanda, inspiro profundo, también noto otro olor, uno masculino, Xander, tal vez, mi primo tiene algo con Elsa y no dudo en que las ayudara a escapar. Está huyendo de mí, lo entiendo, luego de haberla lastimado como lo hice.En el funeral, tuve que contenerme, tuve que recurrir a todas mis fuerzas para no arrastrarla a un rincón y follarla mientras enterraban a su padre. No lo hice, tenerla entre mis brazos de nuevo, me recordó lo mucho que la extraño y la amo.¿Pero cómo hacer que entienda que he estoy intentando cambiar por ella? Ya no he follado con nadie, solo con Teal, porque me cabrea, me excita su dolor y su llanto. Estoy enfermo, lo sé, no importa, ella es mi medicina, mi cura, la necesito tanto a mi lado como el aire que respiro.Me muevo por toda la habitación y llega un punto en el que miro el suelo y encuentro en una de las esquinas de la cama, un par de bragas qu
LILIBETHDespierto sobresaltada, mi pecho se agita debido a mi respiración acelerada, toco mi frente, me siento caliente, relamo mis labios y enciendo la lámpara, por un momento pensé que todo se trataba de un sueño, me pongo de pie, surge la necesidad de reconocer el sitio en el que me encuentro, el patio de la casa de Oliver me avienta a la cara la respuesta y el estómago se me encoge con ello.—Maldición.Me muerdo el labio inferior, de nuevo he vuelto al sitio al que prometí nunca más regresar, es como si el destino no se cansara de jugar conmigo. Respiro hondo, no quiero saber nada de estas personas y sin embargo, las circunstancias me han empujado a esto.Mi padre murió de un derrame cerebral, mi madre está devastada y quiere estar con la hija a la que abandonaron la mayor parte del tiempo, al igual que Aiden, es imposible que las cosas vuelvan a ser como antes.Siento remordimiento al recordar como era él quién cuidaba de mí cuando mis padres se iban por largos meses de viaje,
OLIVERLa sangre me hierve y el corazón me late frenético. Verla desnuda, abierta de piernas solo para mí, con el coño tan rojo por mis embestidas, hace que no detenga mi frenética carrera. El sonido encharcado hace que mi pulso se acelere, sus tetas suben y bajan al ritmo de mis empellones y jadea como puta diciendo mi nombre.—Oliver.Me corro dentro de ella sin dejar de mirar su vientre plano, lleno de rabia, la volteo colocándola en un posición de cuatro, empujo sus caderas para levantar su culo y paseo mi verga todavía erecta por su canal hasta posicionarla en su segundo orificio.—¿Qué haces? —inquiere agitada.No respondo, embarro el semen que gotea de mi pene en su segunda puerta.—No —intenta incorporarse pero no la dejo—. No quiero.—Te has portado mal, dime el secreto más grande que ocultes —le susurro—. O te parto el culo.—No hay secreto —vuelve a mentir.—¿Segura?Con una rodilla la obligo a abrir más las piernas, intento empujar la cabeza se mi polla, se nota demasiado
AIDENEntro y salgo del cuerpo de Teal, es con la única con la que me puedo desquitar, necesito aire, necesito encontrar a Lilibeth, es de mañana, tengo cosas que hacer, y, sin embargo, me quedo a follar enfurecido a una chica por la que no siento nada, por la que solo de verla siento náuseas.La follo porque es un recordatorio constante de que ella no es nada, solo un coño para perforar. Gime mi nombre, se esfuerza, pero no me corro, salgo de ella apretando mis bolas, haciendo que frunza el ceño y que replique.—¿Por qué lo haces? —se incorpora—. Sabes que uso anticonceptivos.Río por lo bajo.—¿Crees que soy idiota? —me acomodo los pantalones—. No pienso correr el mismo error de hace un año. No quiero hijos.—¿Tan malo es?—Contigo, sí.Me aparto de ella para darme una ducha.—¿Saldrás? —inquiere inquieta y paso de largo.No doy explicaciones, lo sabe bien, así como el que ella misma me hubiera dado la idea de ir a buscar a Lilibeth a casa de Oliver Strong, pensar en que ellos están
TEALHay veces en las que la vida te empuja sin razón, a lugares tocados por el diablo, este es mi caso, cometí el error de enamorarme tal vez de la persona equivocada y ahora estoy aquí, intentando recuperar las piezas perdidas de mi rompecabezas. Aiden está jugando su propio juego, uno en el que solo se basa en recuperar a Lilibeth.No se da cuenta de que ya la perdió, desde el día en que decidió violarla. Cubro mis moretones con la blusa de manga larga que traigo, he intentado de todo para que se dé cuenta de que lo amo en verdad y que le puedo dar lo que en otras nunca va a encontrar, pero es tiempo perdido.Bien, esta es mi última jugada. La gente que entra y sale de la oficina me mira raro, como si fuera una especie rara, puede que tengan razón. La puerta se abre y enseguida aparece una chica menudita.—Ya puedes pasar —me dice.—Gracias.Asiento y entro, un par de ojos llenos de rabia me miran, la desconfianza huele y está en el aire, siento que el alma se me cae a los pies cua