Camila había dormido todo el día y cuando despertó la habitación estaba a oscuras, cuando se levantó creyó que Silvia la había dejado dormir más de la cuenta, quizás porque ambas estaban enojadas y también porque su cuerpo necesitaba descanso, ya que estaba esperando un bebe, pero además de eso, también necesitaba comer. Su estómago gruño suplicando un poco de comida, Camila pensó que tal vez había exagerado al molestarse con Silvia, a pesar de todo ella era la única persona que la había apoyado. Suspiro y se levantó de la cama, pero al revisar toda la habitación descubrió que la oscuridad reinaba y que no había señales de Silvia. Se preocupó un poco, no creyó posible que Silvia fuese a irse sin decirle nada, pero de cualquier forma no tenía como comunicarse con ella, ni siquiera tenía un teléfono con el cual comunicarse, así que solo llamo a la recepción. —Habla a recepción. ¿En qué podemos ayudarle?—expreso la mujer que se desempeñaba como recepcionista. —Amm, me gustaría ordenar
Mientras Camila observaba la televisión y escuchaba con atención lo que decían sobre Julián en las noticias, la puerta de la habitación se abrió, era Silvia, quien tenía una expresión sombría y una manchas diminutas en tonos rojizos cerca del pecho.Camila se levantó de su sitio olvidándose por completo de la televisión y de Julián, sabia que esas manchas debían ser lo que ella estaba sospechando, pero Silvia no parecía estar herida. Camino hasta el baño y Camila la siguió con la mirada, fue entonces que Silvia saco un arma, reviso que tuviera puesto el seguro y la coloco sobre el lavabo mientras ella se lavaba la cara.—¿Te encuentras bien?—pregunto Camila preocupada por ella, no sabia adonde había ido y mucho menos lo que había hecho, pero de igual forma podía sospechar.—Si, lo estoy—respondió Silvia con un humor negro y es que al no recibir respuesta ni de Roberto ni de Julián, tuvo que encargarse de los hombres que las estaban vigilando,—¿Adónde fuiste?—pregunto Camila algo tími
Francisco entró a su auto sin decir nada, pero dentro de sí se estaba formando una guerra entre su odio y por supuesto su venganza. Su chofer arrancó el auto, pero se desvió un poco para evitar a los reporteros, no sabia muy bien que era lo que había pasado, pero gracias a lo que había visto en las noticias en su teléfono se podía dar una idea. Todo el mundo lo culpaba por lo que le había pasado a Julián Cazares.—¿Cómo coños sucedió esto?—grito Francisco enloquecido—¿Por qué no me avisaste que ese mal nacido había dado una entrevista?—Discúlpeme señor, pero la noticia recientemente empezó a circular, dio la entrevista hace una hora—intento explicar su pobre asistente un poco asustado mientras su jefe lo tomaba por el cuello de su camisa—ni siquiera los reporteros sabían al respecto, porque de lo contrario se lo habrían preguntado al entrar.Francisco se tranquilizó con esa explicación, era verdad, nadie le había preguntado nada sobre eso, por lo que aún podía salvar su pellejo, por
Francisco comenzó abrir los ojos, se sentía cansado y apaleado, la cabeza no dejaba de punzarle y es que el golpe que le habían proporcionado había sido demasiado duro, tanto que le había abierto una pequeña herida en la cabeza que le ardía, pero la cual no podía alcanzar con sus manos, ya que estas se encontraban atadas.—¿D-donde...?—logro decir, pero su voz apenas era un hilo inaudible. Se quedó en silencio por unos segundos mientras trataba de recordar que había sucedió, luego de unos segundos, una serie de imágenes le recordó como lo habían secuestrado.Eso lo alarmo, pero trato de mantener la calma porque tenía muchas cosas en contra, la primera es que aún tenía la bolsa oscura en la cabeza, no podía ver nada a su alrededor, por lo que ni siquiera sabia en donde estaba, cuanto tiempo realmente había transcurrido desde que habían quitado la libertad y claro, si era de día o aún seguía siendo de noche.Su mente trabajó rápido, aunque no era tan audaz como Julián, él no era un idio
Quien había entrado, era uno de los hombres de Angélica, cargaba una mesa plegable y una bolsa deportiva. Francisco se quedó inmóvil para no llamar la atención, cerro los ojos como si eso le fuese a servirle de algo, pero aquel hombre que había entrado, acomodo lo que llevaba en las manos ignorando el cuerpo atado de Francisco. Al poner la mesa sobre el suelo y armarla, Francisco supo que se trataba de un material metálico no muy resistente, pero no entendía que estaba pasando.El hombre que recientemente había comenzado trabajar para Angélica, comenzó a vaciar poco a poco la bolsa deportiva sobre la mesa, descargo herramientas comunes, llaves de presión, martillo y clavos, destornilladores de diferentes puntas, una batería para auto, unos cables pasa corriente, agua e incluso algunos utensilios de cocina, ni el mismo entendía por qué estaba colocando todo eso ahí, pero eso le habían ordenado hacer, era una tarea simple, pero ya que era nuevo en el negocio, tenía muchas preguntas y d
Francisco logró soltar sus manos gracias a una navaja filosa que había logrado tomar de la mesa, se cortó varias veces, pero en su desesperación eso no le importo, continuo hasta poder liberarse. El pobre chico aún seguía tratando de reponerse ante el dolor, pero vio con horro lo que ese hombre había hecho, si escapaba era obvio que lo culparían y no quería ni siquiera imaginar lo que le harían por semejante estupidez, por lo que, aun con su dolor de cabeza intento levantarse.Desgraciadamente, aquel movimiento tan brusco lo obligo a caer sobre sus rodillas, se había mareado y después de semejante golpe no era para menos, pero su ineptitud le dio tiempo suficiente a Francisco para soltarse Cuando logro liberar su piernas, se levantó y tomo un arma punzocortante de la mesa, parecía ser un bisturí, pero no se detuvo averiguarlo. Lo sujeto con fuerza y ataco a Daniel, el arma entro por una de sus cuencas, pero no se detuvo porque sabia que su vida dependía de ello. Para evitar que escuc
Silvia sacó a Camila del hotel, por una puerta de servicio, por supuesto utilizando un buen método para mantenerla callada y tranquila, una arma y mientras ambas caminaban por la acera de la calle, Camila se preguntaba como es que Silvia no había sospechado por su cuenta la verdad sobre Julián. Él era un mentiroso de mierda y ella lo sabia y aun con eso confió en él.No había sido su culpa, sino de ella por confiar y creer en las artimañas de Julián, pero no pudo decir lo que pensaba, estaba demasiado asustada y creyó que no sería bueno provocar la ira de Silvia en ese momento, estaba demasiado alterada con la noticia.Silvia alzó la mano para pedir un taxi, por supuesto los primeros dos que pasaron la ignoraron porque llevaban pasajeros, pero el último que la vio se acercó a ellas.—¿Adónde?—cuestiono el taxista cuando Silvia obligo a Camila a entrar.—A una agencia cercana de renta de autos—expreso tratando de contener su ira, estaba tan alterada que pensó que no era buena idea usar
La temperatura había bajado considerablemente, Francisco podía ver el calor que emanaba por la abertura de sus labios. Se encontraba sentado sobre el suelo esperando que alguien fuera por él.Había caminado por toda esa habitación y descubrió que se trataba de una bodega, en la que tal vez guardaron costales de harina alguna vez, había encontrado algunos de ellos, vacíos y maltratados por el agua que se filtraba por las tuberías, así como de los muros. Al no poder salir por la puerta, opto por buscar alguna ventana u otra salida que pudiera usar, pero por más que camino, se dio cuenta de que no había ninguna otra salida más que esa maldita puerta que custodiaban unos guardias bien armados.Tenía un arma con un limitado número de municiones y un par de cuchillos que no le servirían de mucho a menos que se enfrentara a sus atacantes cuerpo a cuerpo, pero eso era un escenario poco probable a suceder, por lo que, después de tener un ataque de ansiedad que tuvo que ahogar para que no lo es